El Centro Espacial Kennedy es una visita grata para aquellos amantes de la aviación y vuelos espaciales. Para allá nos lanzamos en nuestro automóvil del año 1998; es decir, más 'joven' que el Explorer-1 (o Satélite Alfa 1958), que fue el primer satélite artificial puesto en órbita por la entonces pujante nación norteamericana.
El GPS portátil (sistema de navegación) nos trajo hasta la puerta del Centro Espacial, y como casi siempre es instruido en que nos lleve por los caminos más cortos, ello implica entrar en carreteras y puebluchos alejados de las vías rápidas o expressways. Para el conductor de este viaje recreativo fue una especie de deleite en la ida porque uno interna entre pequeñas ciudades y pueblos, mientras observamos viendo los hogares, colores, tipos de barrios, y diferentes comunidades a través del viaje. En el regreso se sumó el cansancio y es así más factible usar las vías rápidas para evitar tantos semáforos, teniendo en cuenta que tal rocinante japonés (Toyota Camry) tiene transmisión manual.
Allí en el C.E.Kennedy nos sentamos en el simulador espacial y comenzaron las vibraciones, reviviendo momentos especiales y de tensión a que están sometidos los astronautas durante el arranque, despegue del cohete, lanzamiento de los propulsores y finalmente del tanque de combustible...en fin...¡casi que volamos al mismísimo cielo!
P/D: Esta historia es parte del libro titulado :"Visitas y Cuentos" con otras similares. No es una guia de turismo para el lugar; sino cortas experiencias del autor en sus visitas y hechos que le sucedieron.
