En la España del 1914, una joven primeriza es forzada a tomar la desgarradora decisión de abandonar a su bebé en un orfanato de Algeciras. La recién nacida, Vicenta, es acogida por las monjas y a los tres añitos es adoptada por una pareja de mediana edad.
La pequeña es criada y educada en Rota, una hermosa villa pesquera y hortelana. El pueblo costero, agraciado en buen tiempo y tranquilidad, descansa en la bahía gaditana lejos del tumulto de cualquier ciudad. Sus influyentes padres, no solo la proveen de un hogar lleno de afecto y cuidados hasta la saciedad, pero también de un estilo de vida puro, lleno de casitas blancas con sus paredes y ventanales adornadas con coloridas macetas de geranios y claveles. El sol, el sonido de las gaviotas y el relajante murmullo de las olas transforman sin esfuerzo alguno al más trabajador en un soñoliento remolón. La vida de Vicenta transcurre sin incidentes, hasta que una tragedia golpea a la familia enviando a su madre en una debilitante depresión. Vicenta sobrelleva la desgracia con la ayuda de su niñera y de su joven amigo, ABC, que con el tiempo se convertiría en el ancla de su turbulenta vida. Vicenta encuentra el amor de su vida, un romance lleno de sinsabores y consecuencias. A lo largo de su vida, su camino es sobrellevado gracias a su gran sentido del humor, su fe y buenos amigos que sin dudarlo la ayudan a sobrellevar tragedias y tiempos difíciles; en medio del caos, la sombra de sus raíces acechaban su mente.
