Una extraña energía divide el planeta en dos mitades infranqueables separadas por el meridiano de Greenwich. Nadie sabe cómo se creó. Simplemente apareció. En el hemisferio oriental gobierna un tirano al que apodan el líder. Robin vive aquí, en la ciudad de Barcelona. Las leyes son estrictas en este lado, tan inquebrantables como la extraña energía. Por eso no es conveniente saltárselas. Porque quien lo haga deberá pensar en atravesar la frontera, y las personas que lo intentaron aparecieron en azoteas de rascacielos, en cubos de basura en llamas o en mitad de alguna autopista. Y murieron o desearon hacerlo. Robin no quería meterse en problemas pero incumplió una de las leyes. Y ahora no le queda otra opción que intentar lo que nadie consiguió ¿o sí?: dicen que una persona la traspasó y que ayuda a otros a conseguirlo. Y aunque podría ser falso no hay escapatoria.
Nadie sabe qué hay al otro lado, si lo supieran quizá preferirían no saltarse las leyes.
