Tardes americanas

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by José Joaquín Granados y Gálvez
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El autor de este libro, nacido en Málaga en 1734, llegó a México con diecisiete años de edad. En la Nueva España desarrolló su carrera religiosa hasta convertirse en obispo de Sonora. La obra consiste en un extenso diálogo entre un indio y un español, que ubica al libro en su época y repasa, no sin ardor y vehemencia, las cuestiones que agitaron la vida colonial.

Product Details

ISBN-13: 9788498978612
Publisher: Linkgua
Publication date: 08/31/2010
Series: Pensamiento , #47
Sold by: Bookwire
Format: eBook
Pages: 324
File size: 1 MB
Language: Spanish

About the Author

José Joaquín Granados y Gálvez nació en Málaga en 1734, y llegó a México con diecisiete años de edad. Inició en la Nueva España su carrera religiosa y llegó a ser obispo de Sonora. Tardes americanas es un extenso diálogo entre un indio y un español, que ubica al libro en su época y relata, con cierta vehemencia, la vida colonial durante el siglo XVIII.

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Tardes Americanas: Gobierno Gentil y Católico: Breve y Particular Noticia de Toda la Historia Indiana: Sucesos, Casos de la Gran Nación Tolteca a Esta Tierra de Anáhuac, Hasta los Presentes Tiempos


By José Joaquín Granados y Gálvez

Red Ediciones

Copyright © 2015 Red Ediciones S.L.
All rights reserved.
ISBN: 978-84-9897-861-2



CHAPTER 1

TARDE I. ACREDÍTASE EL CARÁCTER DE LA HISTORIA INDIANA CON LA LUZ DE VARIOS MONUMENTOS


Español. Raras fueron las naciones que con estudiosa solicitud no procuraron dejar algunos monumentos para acordar a la Posteridad la memoria de sus Progenitores, hechos de sus héroes, inclinaciones y costumbres de sus antiguos. Muy distinguidas fueron aquellas, que aun revestidas del espíritu de ociosidad y torpeza, no trabajaron con alg ún desvelo en noticiar a los siglos la influencia de sus astros, propiedades de sus climas, disposición de sus terrenos, política de sus rep úblicas, economía y subordinación de sus miembros; valiéndose de la dureza de los pórfidos, de la grosería de las pieles, y de las toscas cortezas de los árboles, como de desaliñados moldes, para imprimir sus caracteres y figuras: creyendo afianzar por este medio la duración de sus nombres, y que no caducaran entre las deshechas ruinas del tiempo y del olvido, como discretamente lo practicaron los romanos, escribiendo los hechos de sus Capitanes, colgándolos en el Templo Panteón; los Troyanos grabando en las armas sus victorias; y el Sumo Sacerdote trayendo esculpidas en la vestidura las hazañas de los Capitanes de las doce Tribus: Et Parentum magnalia in quatuor ordinibus lapidum erunt sculpta. Unas empuñaron los créditos de sus escrituras en la elegancia del estilo, en la buena asonancia del periodo, y en la brillantez de sus cláusulas; usando de la galantería de estos adornos, como de preciosos licores, para embriagar dulcemente el ánimo, sin apartarlo de la verdad de aquellos testimonios con que pretende ilustrarlo. Otras hacían visibles sus tradiciones con la desazón de un molesto razonamiento, desagradables frases, desabridas pinturas, y desunión de aquellas partes que vuelven agraciado el sonido de la oración, empalagando el gusto de los melindrosos; como si el carácter de la Historia, y de los acontecimientos, fundara el valor de sus asensos en los fugitivos humos de la melosidad, pompa, y hermosura; y muchas constituidas en el fatal extremo del brutalismo, ahogaron enteramente entre los precipitados desórdenes de la ignorancia y del descuido, aquellas noticias que pudieran contribuir a la instrucción, y menos oscuro conocimiento de sus principios.

Digna de lamento debe ser aquella república que no puso todo su estudio en engrandecer su Estado, y llenar con la memoria de sus escritos de glorias a sus pueblos. El empleo de depositar en los archivos los varios monumentos de las operaciones, y acaecimientos de las cosas, prosperidad o infortunio en los sucesos, aseguró de inmortal la fama de los griegos y de los romanos, ministrándoles copiosa luz a los Homeros, Foroneos, Cicerones, y Titos, para que en la elegancia de sus plumas pudieran verse los vastos vol úmenes que componían las recomendables noticias de sus épocas. Y aunque estas naciones se lisonjearon de imponer leyes a la elocuencia, al magisterio, y a las letras; no por eso dejaron de conciliarse elogios los Asirios, hebreos, egipcios, Lacedemonios, y otras muchas gentes, porque con llaneza de estilo, y sin tan vivos encarecimientos, imprimieron con infatigable estudio los Apolonios, Prometeos, Licurgos, Secundos, y otros, abundantes instrucciones de su heroísmo, y de sus hechos.

Aquellos primeros Conquistadores de este nuevo Mundo, y los que inmediatamente sucedieron a ellos, no omitieron instruirse en los idiomas del país; valiéndose de la naturaleza, del arte, de la industria, y del desvelo, para ver si hallaban norte que los guiase al descubrimiento de algunas noticias, que unidas a método y serie historial, formaran un cuerpo digno del agrado, y de la recomendación. Pero hallándose burlados de su trabajo, no encontraron con otro premio que el engaño en algunas, la contradicción en otras, y en las más la oscuridad, el descuido, y pereza, en que se cree vivieron tan diversas gentes y naciones, apartadas del raciocinio, y entregadas torpemente a la brutalidad: tomando ocasión de esta delincuente falta de documentos los Autores de la Historia indiana para opinar tan variamente, que arrastrados de sus dictámenes, y adhiriendo cada uno a su propio parecer, han decretado en la materia con la libertad y despotismo de independientes Jueces en causa propia; de donde se sigue, que los aficionados a la lectura, sin fijar el pie en la verdad, corren tras del bando o partido de la pasión, y no de la justicia.

Indio. No vivieron mis antiguos tan entregados a la ociosidad, trato, y versación con las fieras, que no fueran dejando en sus descendientes alguna memoria de sus antigedades, ya fuese por relaciones, ya por figuras, símbolos, jeroglíficos, y caracteres, que esculpidos en unas planchas, tarjas, lienzos, palos engomados, y pencas de maguey curadas, que era el papel corriente, y hasta ahora usan algunos, y llaman metl, y nosotros ge-mitl, significaban los sucesos, al modo que otras naciones en duros pergaminos, que enrollaban entre los vástagos del cedro, y p úrpura de bermellón.


Nec titulus minio, nec Cedro charta notetur.

Las puntualísimas noticias que el Tlatoque don Fernando de Alba Yxtlilxochitl dio del Imperio Chichimeco al señor virrey don Luis de Velasco, con relación Jurada, ¿de qué otros monumentos la ajustó sino de los mapas de primor exquisito de nuestros antiguos, donde se veían historiados todos los acontecimientos, principio, y fin de nuestras naciones? La Historia general, Compendio histórico del reino de Tetzcoco, Relaciones históricas de los reyes Chichimecos, y Compendio de la Historia Tolteca, Chichimeca, y Mexicana, que trabajó el mismo Yxtlil, ¿de qué otra guía se valió, ni qué otra luz tuvo para lograr el fruto de su aplicación, que las planchas y pencas en que con cifras escribían sus hechos mis antiguos? La instrucción que el señor de Tetzcoco, Pimentel, Juan de san Antonio, y Bachiller Cano Moctezuma, dieron a los señores virreyes, de las costumbres y modo de gobernarse: la Historia de los Toltecas desde que edificaron a Tula, con la sucesión de ocho soberanos, sus nombres, empleos, y ejercicios, desalojamientos, y destinos: ¿de donde la tuvieron sino es de aquel Libro sagrado que mis antiguos llamaban Teoamoxtli, donde estaban grabadas sus leyes y costumbres, sistemas de sus calendarios, caracteres de los años, símbolos de los meses y días, orden de los signos y planetas, ciclos, senios, neomenias lunares, religión, ritos, ceremonias, y todo cuanto correspondía al sabio establecimiento de una vida civil y política: llegada de los Chichimecas, peregrinaciones desde Amaqueme, fundación de Tenayucán, traslación de la corte a Tetzcoco, y carácter de sus príncipes: las jornadas de los mexicanos desde su tierra Astlan, hasta avecindarse en los carrizales de la Laguna: los debates, infortunios, operaciones, guerras, y otros sucesos, hasta elegir rey, su felicidad, y poderío: relación de los dioses y ritos de todas mis naciones: Cronología histórica de los Potentados de Culhuacán: Escuelas, Universidades, Colegios, Artes, y maestros que las enseñaban: la distribución de los días, semanas, meses, años, siglos, y reglas ara saber las festividades fijas y movibles, con la ciencia de ser éstas dieciséis, ¿de donde lo supieron tantos Escritores indios, entre los que sacaron la cara al teatro del Mundo Alvarado Tetzozomoc, Chimalpain, Ayala Cacique, Ponce, y otros, sino de los mapas, ruedas, y calendarios con que sabiamente se gobernaban mis gentes, y que estaban a cargo de los Pintores, por concurrir en ellos con el arte, la noticia y destreza de unir sus figurillas para la significación de los vocablos?

Al modo que de la colocación de las letras consonantes y vocales, formamos cláusulas y oraciones, dulces, sensibles, y galanas, no debiéndose tener por tan oscuras; que si las dieciséis letras caldeas y hebreas no hallaran Abraham y Moisés, cuatro Palamedes, y dos Epifarno, o los fenicios, como quiere el poeta:

Phænices primi (tamen si credimus) ausi:
Mansuram rudibus vocem signare figuris:


Y Isis y Nicostrata las griegas y latinas, que unieron y pusieron en composición donato, Diomedes, y Prisciano; jamás se hubiera llegado a entender, pongo por ejemplo, la Gramática eólica, ática, com ún, dórica, y jonia, que usan los griegos, y la presta, mística, y romana que hablan los Latinos. En estas pinturas, que eran las letras de que se servían los cartagineses, leyó Eneas la trágica destrucción de Troya; sin que por este modo de entenderse, se le pudiera a esta nación defraudar el derecho a la cultura y raciocinio. Los Garamantas, Masagetas, y r ústicos habitadores de la helada Escitia, no usaban de otros andenes en que depositar sus acontecimientos, que el testimonio y tradición de unos a otros; y tan ajenos estuvieron de ser notados con el denigrante de bárbaros, que antes merecieron los elogios de la soberanía de Alejandro. Siempre he tenido para mí, que a ninguno se le haría difícil adquirir un pleno conocimiento de sus significados, si hubiera quien ilustrara de los preceptos, reglas, y principios con que ligaron los caracteres los primeros Artífices y Compositores de ellos. Explicaré un algo, para que vuestra majestad vea cuán fácil les sería instruirse en estas figuras, y a mis antiguos conservar las cosas pasadas, y perpetuar las presentes.

Para saber que los Tultecas fueron los primeros Artífices, Sembradores, y Pobladores de estas tierras, y que éstos vinieron del Poniente, sucediéndoles los Chichimecas, traspuestos desde el Norte, cuya inclinación era la caza, con la que se alimentaban: preparaban una tabla, o curtidas pencas de maguey, y sobre ellas dibujaban la tierra, imitando con el arte las propiedades de la naturaleza: al principio de la pintura, sin precedencia de otros, unos monillos humanamente figurados, más o menos perfectos seg ún la valentía del pincel, con las insignias de la arquitectura en las manos, y unos granos de más en ademán de tirarlos, con un Sol sepultándose en su Ocaso, bajo de cuyas fallecientes luces colocaban su cuna y natalicio, desde donde caminaban y salían. A éstos seguían los Chichimecas arco en mano, y a sus pies, como en despojo de sus triunfos, muchos animales terrestres y volátiles, cruentas víctimas de los dardos y las flechas, y una faja azul encrespada con algunas salpicaduras de cristal, y mogotillos blancos; significativo todo de que su venida era del Norte, por las nieves y hielos que pintaban. Para distinguir las épocas, y los tiempos, se valían de los aspectos de la Luna, significando en las lunaciones los n úmeros, cuyo cuidado estaba al cargo de los Pintores, que eran los maestros. La puntualidad de multiplicarlas con referencia a aquellas en que acontecían los sucesos, era todo el estudio de estos Sabios, valiéndose de las figuras de cuatro rasguillos piramidales, alusivos a los cuatro cuartos de la Luna: de modo, que si al acontecimiento seguían cien rasguillos, contaban veinticinco Lunas, que venían a ser dos años poco más de nuestro regular cómputo. Para los ejercicios del día tomaban por gobierno la más o menos altura del Sol, como ahora los cultos Campestres la regulación de las horas por las picas que consideran de altura en él. El mismo gobierno observaban de noche, estando pendientes del curso de las Cabrillas: debiéndole advertir a vuestra majestad que la sencillez de este manejo solo corrió en el primero y segundo periodo, porque en el tercero y cuarto, ya verá cómo se rigieron con método tan racional, sensible, y claro, como las más civilizadas naciones del día.

Español. Hace pocos años, que con la ocasión de vivir en una Población chichimeca, me intimé con un viejo Cacique, Cristiano, y de buenas intenciones, y tratando esta misma materia, me manifestó un cuadernillo, que se compondría de cincuenta a sesenta hojas, y en él estampadas unas figuras tan horribles, que creyendo fueran algunos embelesos de sus hechicerías y supersticiones, me conturbé de tal modo, que el reposado Anciano, conociendo mi inquietud y sobresalto, con disimulado gracejo me dijo: Aquí tiene, señor Gachupín, las principales oraciones del Catecismo: hícele instancia porque me explicara el sentido de aquellos monstruosos figurones; y correspondiendo a mis deseos, comenzó por el padre Nuestro, cuyos primeros rasgos eran unos monillos abrazados de un venerable Anciano, en demostración de rogar y pedir, pisando un campo azul éste, y aquellos un lienzo poblado de árboles etc. y replicándole que porqué usaban de aquellas asquerosas figuras en cosas tan sagradas, se volvió a sonreír, diciéndome: señor mío, el que nunca vio ni conoció las letras del A. B. C. no será culpado en juzgarlas por palillos de tinta, o pequeñuelos monstruos que forma la travesura. Fuera de que semejantes figuras, digo retratos, no dejan de decir alguna proporción con sus originales. Éstos fueron unos robos que los primeros católicos hicieron a mis antiguos, con el laudable fin de que los Neófitos y recién convertidos aprendieran con más facilidad los primeros rudimentos de la fe Católica; valiéndose de estas antiguas letras indianas aun los venerables ministros evangélicos, como se lee de los padres Sahag ún, Benavente, y otros.

Lo cierto es, que si aquellos celosos Obreros de la religión hubieran dejado correr éstas o semejantes señales y caracteres en los principios de la Conquista, no padeceríamos los indios los desprecios de la ignorancia, barbarie, y brutalismo que nos imputan; pero sin luz de éstos, y creyendo que aquellas pinturas eran efecto de la idolatría que profesaban, quemaron unas, y condenaron otras al vituperio; con cuyo motivo los que las poseían, intimidados de la pena, procuraron por no sufrir el castigo, esconderlas de la vista de aquellos, que después con el conocimiento de los idiomas, símbolos, y jeroglíficos, pudieran haber formado considerables vol úmenes de una Historia amena, y digna del aprecio. Como se prueba: pues por uno u otro documento que hallaron los Escritores de esta América escondido entre las ruinas del susto y del temor, han ministrado una tal cual luz de las antigüedades indianas.

Indio. Muy corrientes fueron esas letras simbólicas en el principio de la Conquista, no hallando dificultad en entenderlas los que con alg ún estudio se aplicaban a unirlas. Muchos fragmentos conservo en mi poder, que podría enseñarle para que se deleitara algunos ratos, y tomara alguna tintura de los primeros dialectos, y cartilla característica de mis antiguas gentes: juzgando este método por más racional que el de otras naciones, como las Nacteas, que para establecer sus proyectos, resolver sus ideas, emplazar sus maquinaciones, y distinguir los tiempos, usaban de unos manojos de varillas, invención engañosa, y nada segura. Y porque vuestra majestad pueda en poco escribirle a sus Paisanos mucho de lo que somos, y fuimos los indios, encomiende a la memoria el siguiente

Soneto
Los indios de este Mundo americano
Son de la humana especie, como todos:
Distínguense en los usos, y los modos,
Porque visten humilde, no profano.
En el color semejan al Gitano,

Tienen las propiedades de los Rodos,
Propensiones y genio de los godos,
Y el culto y religión a lo Romano.

Por aquestas divisas y señales
Ya podrás conocer, sin que te asombres,
Que los indios son gentes, no animales:

Y así puedes desde hoy mudarles nombres,
Creyendo que los indios tales cuales
Para todo cuanto hoy son muy hombres.


(Continues...)

Excerpted from Tardes Americanas: Gobierno Gentil y Católico: Breve y Particular Noticia de Toda la Historia Indiana: Sucesos, Casos de la Gran Nación Tolteca a Esta Tierra de Anáhuac, Hasta los Presentes Tiempos by José Joaquín Granados y Gálvez. Copyright © 2015 Red Ediciones S.L.. Excerpted by permission of Red Ediciones.
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Table of Contents

Contents

CRÉDITOS, 4,
PRESENTACIÓN, 7,
DE LO QUE CONTIENEN LAS TARDES AMERICANAS, 9,
INTRODUCCIÓN QUE SIRVE DE PRÓLOGO, 34,
TARDE I. ACREDÍTASE EL CARÁCTER DE LA HISTORIA INDIANA CON LA LUZ DE VARIOS MONUMENTOS, 44,
TARDE II. GOBIERNO GENTIL. PRINCIPIO Y FIN DE LOS TOLTECAS: VARIAS OPERACIONES, Y LLEGADA DE LOS CHICHIMECAS, CON LA RESOLUCIÓN DE LOS DECANTADOS PROBLEMAS DE QUIENES, DE DONDE, Y POR DONDE VINIERON LAS PRIMERAS GENTES POBLADORAS DE ESTAS TIERRAS, 51,
TARDE III. CONTINÚASE LA SERIE MONÁRQUICA, Y SE DA UNA BREVE INSTRUCCIÓN DE LA TEOGONÍA, Y CALENDARIOS INDIANOS, 62,
TARDE IV. CIENCIAS, CULTURA Y CIVILIDAD DE LOS ANTIGUOS Y ACTUALES INDIOS. BREVE RELACIÓN DE LOS FEUDOS AL IMPERIO DE TETZCOCO, 83,
TARDE V. ORIGEN, PROGRESOS Y FIN DE LOS AZTECAS O MEXICANOS, Y EXPLICACIÓN DE ALGUNOS FENÓMENOS, 119,
TARDE VI. PODER TLATELULCANO, BREVE NOTICIA DEL REINO DE MICHOACÁN, Y OTRAS COSAS DIGNAS DE LEERSE, 131,
TARDE VII. DESCRIPCIÓN DE LA GRANDEZA DE LAS DOS CORTES, TETZCUCO Y MÉXICO, 138,
TARDE VIII. ENTIERROS, SEPULCROS, CASAMIENTOS, Y CORONACIONES DE LOS ANTIGUOS INDIOS, 146,
TARDE IX. CONQUISTA DEL REINO: HECHOS Y GLORIAS DE CORTÉS: DERECHO QUE FUNDAN A ESTAS TIERRAS LOS REYES CATÓLICOS, 161,
TARDE X. GOBIERNO CATÓLICO PRUDENTE, 181,
TARDE XI. RELACIÓN DE LOS PRIMEROS MINISTROS EVANGÉLICOS, Y APOLOGÍA HECHA A FAVOR DEL V. PADRE FRAY JUAN DE SAN MIGUEL, PRIMER FUNDADOR DE LA HOSPITALIDAD MICHOACANA, 193,
TARDE XII. ERECCIÓN DE IGLESIAS Y PROVINCIAS REGULARES, CON UNA BREVE NOTICIA DE SUS PRIMEROS PRELADOS, 210,
TARDE XIII. VIRTUDES Y FAMA PÓSTUMA DE MUCHOS VARONES INDIANOS, QUE FLORECIERON EN SANTIDAD, 221,
TARDE XIV. GOBIERNO CATÓLICO JUSTO. ESTABLECIMIENTO DE ALCABALAS, Y OTROS SUCESOS RECOMENDABLES, 232,
TARDE XV. ÍNDOLE, GENIO, Y TALENTOS DE LOS ESPAÑOLES AMERICANOS, Y NOTICIA DE VARIOS ACONTECIMIENTOS, 246,
TARDE XVI. GOBIERNO CATÓLICO FIEL. ALTERACIÓN DE ALGUNOS PUEBLOS, SU PACIFICACIÓN, DIGNO ELOGIO, Y CONCLUSIÓN DEL GOBIERNO AMERICANO, 269,
TARDE XVII. CONCILIO CUARTO MEXICANO, Y PRONÓSTICO DE LA DURACIÓN Y FELICIDAD FUTURA AMERICANA, 292,
LIBROS A LA CARTA, 323,

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