Svenja Flaßpöhler se propone esclarecer uno de los conflictos actuales más candentes: la progresiva sensibilización individual y social y cuál es el límite de lo tolerable. La sensibilidad no es un fenómeno nuevo; ocupa en la historia de nuestra sociedad un papel importante como motor del progreso civilizador. La urbanización y la tecnificación hacen al ser humano más sensible, porque al ampliarse el acceso a los derechos se agudiza también la percepción de las injusticias y de las vulneraciones que estas causan. Sin embargo, las posiciones al respecto se vuelven cada vez más rígidas: liberales e igualitarios, gente de derechas y de izquierdas, viejos y jóvenes, se enfrentan y propician una erosión creciente de la cultura democrática del discurso. Cuestiones como Me Too o Black Lives Matter, el lenguaje inclusivo, la libertad de expresión, el reconocimiento de colectivos marginados o la afectación de quienes temen perder sus privilegios, entre otros, ponen en evidencia uno de los grandes interrogantes que atenazan la discusión pública actual: ¿cuál es el límite de lo tolerable? En este irreverente ensayo, Svenja Flasspöhler invita a pensar en profundidad la paulatina sensibilización para advertir así las tendencias progresivas y regresivas que suscita, y se plantea si es el individuo quien debe hacerse más resistente o, por el contrario, si es el mundo que lo rodea el que tiene que cambiar.
Svenja Flasspöhler sets out to clarify one of the hottest current conflicts: the progressive individual and social awareness and what the limit is of what is tolerable. Sensitivity is not a new phenomenon; It occupies an important role in the history of our society as the engine of civilizing progress. Urbanization and modernization make human beings more sensitive, because by expanding access to rights, the perception of injustices and the violations that these cause is also sharpened. However, the positions in this regard are becoming more and more rigid: liberals and egalitarians, people of the right and of the left, old and young, confront each other and foster a growing erosion of the democratic culture of discourse. Issues such as Me Too or Black Lives Matter, inclusive language, freedom of expression, recognition of marginalized groups or the affectation of those who fear losing their privileges, among others, highlight one of the great questions that grip the current public discussion. What is the limit of what is tolerable? In this irreverent essay, Svenja Flasspöhler invites us to think deeply about the gradual sensitization in order to notice the progressive and regressive tendencies that it gives rise to, and asks herself if it is the individual who must become more resistant or, on the contrary, if it is the world that surrounds the one that has to change.
