Problemas en la casa de al lado: Trouble Next Door (Spanish Edition)

Problemas en la casa de al lado: Trouble Next Door (Spanish Edition)

Problemas en la casa de al lado: Trouble Next Door (Spanish Edition)

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eBook

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Overview

Calvin está triste porque sus amigos de la casa de al lado se mudan, en especial cuando se da cuenta de que Harper, el peor bravucón de la Primaria Carver, ¡vivirá en esa casa! Mientras tanto, se está animando el clima de la competencia para la feria de ciencias de la escuela. Calvin debe decidir qué hacer cuando sus datos no confirman su teoría. ¿Podrá Calvin evitar los problemas con Harper y, además, ganar la feria de ciencias de la escuela?

Calvin is sad that his friends next door are moving away, especially when he realizes that Harper, the biggest bully at Carver Elementary, is moving in! Meanwhile, competition at the school science fair is heating up, and Calvin must decide what to do when his data doesn’t prove his theory. Can Calvin avoid trouble with Harper and still win the science fair?


Product Details

ISBN-13: 9780358394686
Publisher: HarperCollins
Publication date: 09/22/2020
Series: Carver Chronicles Series , #4
Sold by: HARPERCOLLINS
Format: eBook
Pages: 160
File size: 22 MB
Note: This product may take a few minutes to download.
Age Range: 6 - 10 Years
Language: Spanish

About the Author

Karen English is a Coretta Scott King Honor Award-winner and the author of It All Comes Down to This, a Kirkus Prize Finalist, as well as the Nikki and Deja and The Carver Chronicles series. Her novels have been praised for their accessible writing, authentic characters, and satisfying storylines. She is a former elementary school teacher and lives in Los Angeles, California.


Laura Freeman received her BFA from the School of Visual Arts in New York City and began her career illustrating for various editorial clients. Laura has illustrated many fine children’s books over the years, including Fancy Party Gowns: The Story of Fashion Designer Ann Cole Lowe, written by Deborah Blumenthal, and the Coretta Scott King Honor Book Hidden Figures: The True Story of Four Black Women and the Space Race, by Margot Lee Shetterly. Laura now lives in Atlanta, Georgia, with her husband and their two children. Find out more about Laura at www.lfreemanart.com.

Read an Excerpt

UnoAdiós a los Henderson

Calvin camina de un lado al otro en su cuarto. Tiene un problema. Se le debe ocurrir una idea para la feria de ciencias. Tiene tiempo hasta el miércoles para presentar el tema y la hipótesis, pero no se le ocurre nada. Cometió el error de postergarlo, si bien la señora Shelby-Ortiz les había dado una semana extra a los rezagados. Resulta ser que Calvin y todos sus amigos —Carlos, Richard y Gavin (sí, incluso Gavin)— está;n en el grupo de los rezagados.
      Mientras va y viene por el cuarto, se le cruzan ideas tontas por la cabeza: cómo hacer una nube de lluvia en una botella (Rosario lo había hecho en segundo grado), cómo evitar que reviente un globo (Gavin lo hizo el año pasado y parecía un proyecto para bebés), cómo evitar que un huevo se rompa... Ese había sido el proyecto de Richard y, por desgracia, él de alguna manera consiguió romperlos durante su demostración. Así que ese proyecto queda descartado. ¿Podría Calvin hacer el viejo proyecto de Richard que no había funcionado?
      Quizá; si juega un videojuego —tan solo uno para relajarse y liberar la mente —se le ocurrirá; una idea como por arte de magia. Toma el controlador que está; debajo de la cama, enciende la tele, lo conecta y comienza un juego rá;pido de Wuju Legend.
      Mientras está; jugando, está; a la escucha de los pasos de su padre en la escalera. Si pilla a Calvin, pensará; que la mamá; de Calvin tenía razón en no querer que Calvin tuviera una tele en su cuarto.
      Casi fue un milagro que aceptara. Su mamá; le había dicho: “No. De ninguna manera”, pero su padre había dicho que podrían probar. Si veían que Calvin no podía tenerla, retirarían la tele del cuarto. Desde entonces, Calvin se ha preocupado porque lo consideren el tipo de niño que puede tener una televisión en su cuarto. Trata de tenerla casi siempre apagada, excepto cuando necesita jugar un videojuego para relajarse.

Sí, se siente mejor y preparado, listo para comenzar. Da unas palmadas y piensa. Nada. Aplaude de nuevo, pero esta vez se concentra de verdad. Siguen sin aparecerle ideas. Ya sé, piensa. Necesito cambiar de ambiente. Voy a ir al porche del frente a respirar aire fresco. Tal vez eso ayudará; a mi mente.
      Calvin baja las escaleras de a dos escalones y se maravilla de su propia destreza atlética. Ya está; en la puerta del frente, sentado en el escalón má;s alto del porche, y nota un llamativo ajetreo en la casa de al lado. Los empleados de una empresa de mudanzas está;n llevando cosas a un camión enorme. ¿Cómo? ¿Los Henderson se mudan?
      Los empleados llevan muebles y lá;mparas, y cajas cuidadosamente selladas y etiquetadas como PLATOS, LIBROS Y ROPA BLANCA. ¿Cómo puede ser que los Henderson se muden? Han vivido ahí desde siempre.
      Son una pareja mayor, incluso mayores que sus padres. Tienen tres nietos, todos de edad similar a la de Calvin. Todos los años, desde que Calvin tiene memoria, los nietos han venido a visitarlos desde la Florida. Se quedan todo el verano. Para él, era como de repente tener hermanos y ya no ser má;s hijo único. ¿Cómo puede ser que los Henderson se muden? ¿Cómo pueden hacerle esto a él?
      Su padre probablemente ya lo sabía. ¿Por qué no le había contado nada? Calvin se levanta y se dirige a la cocina, donde su padre está; sentado a la mesa leyendo el periódico.
      —¡Papá;!
      Su padre se está; llevando una taza de café a los labios cuando Calvin irrumpe en la cocina.
      —¿Hmmm?
      —¿Los Henderson se mudan?
      —Ah, sí. —Ni siquiera levanta la mirada del periódico—. Te lo iba a contar. Se mudan a la Florida para estar má;s cerca de sus nietos.
      —¡No es justo! —se queja Calvin.
      —¿Cómo?
      —¡No es justo! Ahora nunca má;s veré a Robbie, Todd y Evan.
      —Ah —dice su padre—. No lo había pensado.
      Calvin lo mira como si el padre fuera un ser de otro planeta. ¿Cómo puede no haber pensado eso? ¿Cómo se lo había ocultado? ¡Es algo muy importante! ¿A su padre no le importan sus sentimientos? El papá; baja la taza de café y parece intentar decir algo para que Calvin se sienta mejor.
      —Bueno, puedes escribirles una carta.
      —No, no puedo.
      —¿Por qué no?
      —Porque nadie escribe cartas, papá;. Pensarían que estoy loco si les escribiera una carta.
      —¿Entonces cómo hacen los amigos por correspondencia?
      —¿Qué es un amigo por correspondencia?
      —Bueno, puedes llamarlos por teléfono.
      —No es lo mismo que tenerlos aquí, en la casa de al lado.
      —Bueno, entonces no sé qué decir.
      Se miran unos segundos. Entonces, Calvin se deja caer sobre una silla y se queda observando la caja de cereales que está; en medio de la mesa de la cocina. Nuevamente se siente abandonado. Su mamá; se ha ido por un mes para ayudar a la abuela Kate. La abuela se había caído y se había quebrado la cadera, y su madre tuvo que ir hasta Nuevo México a cuidarla. Estará; fuera de casa todo un mes má;s.
      Si su madre estuviera aquí, en este momento estarían comiendo panqueques. Él estaría poniendo jarabe de ará;ndanos sobre una pila de panqueques en lugar de estar mirando la parte de atrá;s de una caja de cereales de salvado.
      —Bueno —dice su padre —, quizá; la nueva familia tenga hijos. Quizá; tengan tres varones. —Se encoge de hombros—. Es posible.
      Calvin no contesta. Luego de un tiempo, su padre dice:
      —Quizá;s tengan cinco hijos.
      Calvin se sirve cereales en silencio. Por supuesto que no tendrá;n cinco hijos. ¿Acaso su padre piensa que él es un bebé que se creerá; cualquier cosa?

El domingo, mientras Calvin está; otra vez pensando y pensando en la feria de ciencias —y jugando tan solo un videojuego má;s— escucha el sonido de un camión petardeando en la casa de al lado. No le presta atención. Esa mañana, había estado ocupado mirando el calendario que está; sobre la puerta, elaborando un plan. Un plan un tanto flojo, pero plan al fin. Hasta que se le ocurra una idea para el proyecto, cada día hará; una lluvia de ideas durante treinta minutos. Hará; eso una y otra vez hasta lograr algún resultado. En ese momento, lo distraen nuevos ruidos de la casa de al lado.
      Parece que ya se está; instalando alguien. Tal vez hasta sea una familia con un hijo. Un varón de su edad, al que le guste jugar bá;squetbol como a Calvin y que tenga el último videojuego de Wuju Legend. Ese que Calvin pidió, y a lo que su padre contestó: “No voy a gastar ese dinero en otro videojuego. Deberá;s ahorrar para comprarlo”. Quizá;s este niño, que vivirá; justo en la casa de al lado, podría prestarle a Calvin su videojuego siempre que Calvin se lo pidiera.
      Es una hermosa fantasía hasta que la interrumpe la voz de una mujer, una voz mandona que está; sermoneando a alguien. Calvin corre hasta la ventana y mira hacia abajo. La pendiente del techo de los Henderson le impide ver a la mujer, pero puede escuchar como ella le advierte a alguien: “no raye mi mesa buena”.
      Calvin necesita ver quién es esta persona y qué está; ocurriendo. Baja furtivamente a la sala de estar y mira por la ventana que está; sobre la estantería. Es una mujer que lleva tubos de espuma de color rosa en el cabello y una especie de bata de casa que ni siquiera parece adecuada para estar afuera. Ademá;s, tiene un cigarrillo en la boca. Calvin abre los ojos. Los cigarrillos son malos para la salud. ¿Por qué ella está; haciendo algo que todos saben que es dañino para la salud?
      De repente, ella mira por sobre el hombro y dice:
      —¡Harper! ¡Te necesito aquí afuera ahora!
      Harper. Qué raro. Quien sea ese Harper, tiene el mismo nombre que ese chico grandote de la escuela. El peor bravucón, Harper Hall. Calvin y sus amigos recientemente han pensado un nombre para Harper, el bravucón: “Niño Monstruo” porque actúa como un monstruo y todos saben que deben darle bastante espacio cuando está;n cerca de él.
      Nadie sabe qué es capaz de hacer. Es capaz de robarte papitas de la merienda en el momento en que las está;s sacando, justo cuando se te hace agua la boca pensando en el primer bocado crujiente. Es capaz de eructarte en la oreja al pasar o de quitarte la pelota justo cuando está;s a punto de encestar. De nada te servirá; avisarle a la maestra de turno en el recreo. Ella lo reprenderá;, y el Niño Monstruo se disculpará;, pero tú sabes que él lo recordará;. Recordará; quién lo denunció.
      Qué raro que haya otro Harper en el mundo, piensa Calvin. La señora lo llama otra vez.
      —Muévete, Harper. Le pago a esta empresa por hora. ¡Sal y toma una caja!
      —Ya voy —responde el otro Harper, y suena un poquito parecido al que Calvin conoce. Qué coincidencia. Y entonces Calvin ve al chico al que le está;n gritando. Calvin lo ve caminar pesadamente hasta un viejo camión y tomar una caja de la cama del camión, una caja que contiene un revoltijo de cosas que parecen inservibles: almohadones viejos, platos polvorientos y un almohadón de sofá; suelto. El chico se ha dado vuelta y tiene los hombros un tanto caídos. Aunque Calvin solo puede verle la espalda, sabe que ese es Harper Hall. Harper Hall, el Niño Monstruo.
      Calvin no lo puede creer. ¿Esto es real? Cierra los ojos y sacude la cabeza lentamente. Tal vez se ha equivocado. Pero cuando abre los ojos, allí está; Harper Hall, caminando lentamente hasta la escalera del porche de la casa de al lado, súper cargado con una caja llena de trastos viejos. Debe de ser un sueño... o una pesadilla. ¿Que Harper Hall viva en la casa que está; al lado de la suya? Calvin está; feliz porque desde su sala de estar puede mirar sin correr ningún riesgo.
      Harper hace un viaje tras otro arrastrando los pies, con los labios fruncidos como si se estuviera perdiendo su dibujo favorito o algo así. Y esa mujer mayor —probablemente su abuela —solo se queda parada en el porche y dirige todo con una mano sobre la cadera. Calvin casi... sí, casi siente pena por Harper.
      Mira en dirección al sonido del programa de noticias que viene desde la sala de estar. Su papá; siempre mira esos programas de noticias los domingos por la mañana. Calvin necesita contarle las terribles novedades, pero luego se pregunta si su padre recordará; lo que alguna vez él le había contado sobre Harper. Su papá; tiene esa forma de parecer como si estuviera prestando atención a las quejas de Calvin cuando en realidad no lo hace. De todos modos, decide intentarlo.
      —Papá;, ¿adivina qué? —dice desde la puerta.
      —¿Qué? —dice su padre en tono distraído.
      Pero en ese momento, justo cuando Calvin está; a punto de hablar, algo le llama la atención, algo en la parte posterior de la sección deportiva del periódico del domingo. Hay una de esas ilusiones ópticas que se ven, de tanto en tanto, en las revistas o en los diarios, como esa en la que crees ver un florero, pero que luego resulta que son los perfiles de dos rostros de mujer. Se queda parado un momento haciendo que la ilusión pase de florero a perfiles y de perfiles a florero, una y otra vez. Se le ocurre una idea genial. De la nada, se le ocurre una idea y grita:
      —¡Sí!
      Su padre lo mira por encima del hombro, con el ceño fruncido.
      —Papá;, ¡tengo una idea para la feria de ciencias! ¡Prepararé algo sobre las ilusiones ópticas!
      —¿Qué hará;s? —pregunta el padre y se vuelve hacia la televisión.
      —Todavía no lo sé, pero...
      —¿Tienes una teoría? —pregunta el padre.
      De pronto, a Calvin se le ocurre algo.
      —Sí —dice lentamente—. Mi hipótesis es que los varones descifran las ilusiones ópticas con má;s rapidez que las niñas.
      —¿Eh?
      Su padre parece hacer un esfuerzo por no reír.
      —Sí. Los varones son má;s rá;pidos que las niñas en todo.
      Su padre se ríe por lo bajo.
      —¿Cuá;l es tu hipótesis? ¿Que los varones tienen reflejos má;s rá;pidos?
      —Sí —dice Calvin—. Esa es exactamente mi hipótesis.
      En ese momento, comprende que es una buena oportunidad para tratar de conseguir aquel videojuego.
      —Papá;.
      —¿Hmmm? —Nuevamente está; concentrado en la tele.
      —Si gano el primer premio... ¿me puedes comprar el nuevo videojuego Wuju Legend?
      Su padre suspira, y Calvin sabe que es una sede que se da por vencido.
      —Supongo que sí —dice.
      —¡Genial! Calvin sabe que su padre jamá;s deja de cumplir una promesa.
      Mi proyecto será; el mejor, piensa Calvin. Será; estupendo.
      —Encontraré una cantidad de ilusiones ópticas increíbles, y demostraré quién las descubre con má;s rapidez, si los niños o las niñas. Aunque ya sé la respuesta.
      —Eh... Ajá;. —Su padre toma el control remoto y cambia de canal.
      Calvin se frota las manos, confiado.
      —Voy a necesitar cartón, papá;. Necesito reunir la información durante el recreo esta semana. Quiero hacer un cartel o algo así para que los niños sepan lo que estoy haciendo.
      Su papá; asiente lentamente. De pronto, a través de la ventana abierta, se escucha otra vez la voz fuerte y chillona de esa mujer.
      Calvin se acerca y echa una mirada. La ve en el porche delantero con las manos en las caderas, apurando a Harper mientras él sube por el sendero llevando una caja muy cargada.
      Calvin todavía no puede creerlo. El peor bravucón de la Primaria Carver se muda a la casa de al lado. Ahora Harper sube los escalones del frente transportando una caja grande con ollas y cacerolas, todavía con una mueca de enojo. Calvin conoce esa mueca. Es la mueca típica de Harper Hall. La mueca que indica que podría derribar a alguien de un puñetazo.
      Nadie se mete con Harper. Nadie dice que la pelota se ha ido de la cancha cuando juega bá;squetbol si Harper está; en el otro equipo. Nadie se burla de él cuando está; castigado en el banco. No le dices “no” si te pide una de tus tres Oreos, incluso si querías las tres. Harper es un chico grandote, grande para su edad. Mucho má;s grande que los otros chicos de quinto grado porque hizo tercer grado dos veces.
      Calvin por fin tiene una buena idea para la feria de ciencias, pero ahora tiene un nuevo problema: Harper Hall vive en la casa de al lado. ¿No es siempre así? Una vez que se soluciona un problema, hay otro esperando a la vuelta de la esquina.
      Interrumpe a su padre de nuevo.
      —Papá; —dice—, tengo un problema. Un problema enorme.
      Sin embargo, su papá; no cree que sea tan grave. De hecho, cree que podría ser algo positivo. Ademá;s, ¿no se había estado quejando porque nunca má;s habría en la casa de al lado alguien de su edad con quien jugar? Bueno, ahora hay alguien de su escuela. Debe ver este problema como una oportunidad. ¿Quién sabe qué puede deparar el futuro?
      Calvin mira a su padre como si él estuviera hablando en un idioma que Calvin no comprende. ¿Cómo puede estar tan equivocado su padre? ¿No es un adulto? ¿No debería entender estas cosas?
      —Es un bravucón, papá; —dice Calvin—. Todos en la Primaria Carver le tienen miedo.
      —Un bravucón. —El papá; pone la tele en silencio—. ¿Por qué es un bravucón?
      Calvin detalla todo lo que sabe con ejemplos (que exagera un poco para reforzar su argumento).
      Su padre parece estar reflexionando.
      —¿Tú qué crees que le ocurre?
      —No lo sé. Creo que simplemente es que está; enojado siempre.
      —Me pregunto por qué una persona puede estar enojada siempre.
      —Creo que es porque lo mandan muchas veces como castigo al banco por hacer lío en clase.
      Su padre analiza esta posibilidad. Luego sacude la cabeza lentamente.
      —Debe de haber una razón para todo eso. Parece ser un niño perturbado.
      Calvin se encoge de hombros. No sabe adónde quiere llegar su padre, pero pareciera estar defendiendo a Harper sin entender cómo se siente Calvin. Le resulta obvio que no conseguirá; ayuda. Deberá; ocuparse de este problema él solo.
      En primer lugar, Harper jamá;s descubrirá; que vive en la casa de al lado de Calvin Vickers. Nunca. No si Calvin puede evitarlo. A partir de hoy, deberá; entrar y salir de su casa a escondidas. Mira a su padre, quien está; de nuevo concentrado en el programa de noticias de la tele como si el problema estuviera resuelto.

Por lo general, el papá; de Calvin lo lleva a la escuela por la mañana y luego se dirige a su trabajo en el Gran Almacén de Alimentos. Es el gerente de la tienda. Calvin ya ha decidido subirse al auto supertemprano y luego permanecer agachado hasta comprobar que el Niño Monstruo se haya ido. Es un plan perfecto.
      Luego de la escuela, irá; a la casa de Gavin, de Richard o de Carlos para... Se detiene a pensarlo. Sí. Para trabajar en su proyecto de ciencia con ellos.
      A su padre le gustará; eso. Pensará; que Calvin y sus amigos son responsables y que, por fin, han aprendido a usar el tiempo con inteligencia. Esto podría extenderse durante un tiempo, un tiempo largo. Quizá;s hasta que termine la preparatoria. Y luego irá; a la universidad y jamá;s tendrá; que volver a ver a Harper Hall.

Pero esa noche, Calvin sí ve a Harper Hall. Está; a punto de encender la luz del cuarto para ponerse el pijama cuando mira por la ventana, má;s allá; de la entrada del auto, hacia el cuarto que está; justo frente al suyo. La lá;mpara está; encendida y las persianas está;n abiertas. En la oscuridad, Calvin se acerca para ver mejor a Harper dando golpes a su almohada por todo el cuarto y, al parecer, divirtiéndose mucho. Lanza y golpea, lanza y golpea, lanza y golpea. No lo puede escuchar, pero, por alguna razón, Calvin sabe que Harper está; poniendo toda su fuerza en cada puñetazo. Probablemente se está; preparando para la próxima pelea, manteniendo los músculos de sus brazos en perfecta forma.
      Calvin arrastra la silla de su escritorio hasta la ventana y toma asiento. Está; a salvo sentado en la oscuridad donde Harper no puede verlo.
      El Niño Monstruo parece estar divirtiéndose mucho practicando boxeo con la almohada. Cuando se cansa de hacerlo, practica esgrima contra un enemigo imaginario usando una regla. ¿Por qué está; tan enojado? Ademá;s, ¿no debería estar durmiendo?

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