Podemos Salvarnos
OBSERVADOR PLANETARIO
Muchos de los habitantes de la Tierra admiten lo que conocen como una verdad absoluta, creen que los terrícolas están solos en el Cosmos, sin reflexionar que así como los humanos observan a las amibas en un microscopio y estudian a las hormigas en sus intrincados laberintos; OBSERVADOR PLANETARIO
Muchos de los habitantes de la Tierra admiten lo que conocen como una verdad absoluta, creen que los terrícolas están solos en el Cosmos, sin reflexionar que así como los humanos observan a las amibas en un microscopio y estudian a las hormigas en sus intrincados laberintos; de la misma forma pueden estar bajo la mirada de seres más evolucionados del sistema solar, las galaxias y de otros universos.
Soy Equis-U-Ele, conocido como Xul, integrante de una jerarquía en la cual hace millones de años desde el nivel alcanzado por quienes han llegado a desarrollar características especiales, dos seres, uno femenino y otro masculino, en sus roles de Observadores Cósmicos solicitaron permiso a su máxima autoridad para crear un sistema planetario.
Por el rango y sus merecidos logros a la pareja se les concedió la petición asignándoles deberes, privilegios y libertades para determinar la dimensión, el lugar, los planetas, las corrientes de vida, así como escoger de inmediato sus colaboradores planetarios. Así fue como me encargaron supervisar al planeta Tierra desde un lugar en el Cosmos.
Los científicos terrícolas han llegado a determinar que el universo tiene cerca de cien mil millones de galaxias, entre ellas la Vía Láctea con sus noventa mil años luz de extensión. Un año luz se calcula en casi diez billones de kilómetros lineales terrestres, el Sistema Solar doce mil millones; un millón cuatrocientos mil el Sol y la Tierra trece mil; sin embargo, hay terrícolas que no aceptan con humildad lo pequeños que son y viven obcecados yendo por un camino como si desearan destruirla. ¿Qué puede significar una potencia mundial en esta inmensidad? ¿Qué pueden ganar los que se creen poderosos apabullando a sus congéneres, si en realidad no son más que insignificantes partículas de vida, con riquezas o no, con poder o sin él, en un lugar donde cualquier día terrenal un desequilibrio cósmico puede hacer desaparecer al planeta que tan sólo es una centésima parte del Sol y una millonésima de su Sistema?
¡Bien!
Debido a mis responsabilidades como Observador Planetario de la Tierra he seguido sus acontecimientos y en un instante cósmico pasé por el Perú, territorio sudamericano, donde fui testigo de esta historia porque antes de la hecatombe delegué una parte de mi tarea a un subalterno: “Ele U Equis”, conocido como Lux.
ÍNDICE
Capítulo I EL SUEÑO
Capítulo II EL CONTACTO
Capítulo III NOTICIAS ALARMANTES
Capítulo IV LA MISIÓN
Capítulo V LOS PRIMEROS AVISOS
Capítulo VI LA REGRESIÓN
Capítulo VII SEGUÍAN LOS AVISOS
Capítulo VIII EL PROCESO.
Capítulo IX ESTRATEGIA GLOBAL
Capítulo X PLAN NACIONAL
Capítulo XI REUNIÓN ESPECIAL
Capítulo XII AVANCES ZONALES
Capítulo XIII REFLEXIONES DE XUL
Capítulo XIV DIFICULTADES Y ESPERANZAS
Capítulo XV EL INTERVALO
Capítulo XVI LA HECATOMBE
Capítulo XVII LA ELEVACIÓN
Capítulo XVIII EL NUEVO PLANETA
EPÍLOGO
CAPITULO I
EL SUEÑO
Cuando Manuel se despertó la Biblia estaba en el suelo con varias páginas quemadas. Al verla, con gesto de extrañeza miró a los lados y se acercó para investigar. Se puso en cuclillas para revisarla y de nuevo observó a su alrededor. Todo estaba en orden. Nadie entraba a su estudio, pero minutos antes se había quedado dormido.
Intrigado, se quedó pensando.
Se puso de pie, avanzó unos pasos con el libro en sus manos y lo acomodó sobre el escritorio. Su padre siempre la tenía cerca para abrirlo al azar y leerlo convencido de que recibiría un mensaje. Heredero de la costumbre de su progenitor, cierto día había interpretado uno ligado a Sara, aviso que lo convenció para pedirla en matrimonio. Ese augurio lo consideraba afortunado.
Eran felices.
De pronto, con un repentino impulso, se acomodó en su silla con la imperiosa necesidad de examinar la Biblia. Las hojas estaban bastante deterioradas y tuvo que poner cuidado para leer una parte del maltratado libro, en cuyo lado derecho resaltaban algunas palabras que se veían con dificultad:
“Capítulo I”
A continuación, en partes incompletas:
“2… los días de los siglos que durará el mundo”
“6… ¿a quién ha sido revelado?’’
“8… Sólo el Cr…”
En letras más pequeñas:
“… entrará… después de esta vida…”
En el lado izqu
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Muchos de los habitantes de la Tierra admiten lo que conocen como una verdad absoluta, creen que los terrícolas están solos en el Cosmos, sin reflexionar que así como los humanos observan a las amibas en un microscopio y estudian a las hormigas en sus intrincados laberintos; OBSERVADOR PLANETARIO
Muchos de los habitantes de la Tierra admiten lo que conocen como una verdad absoluta, creen que los terrícolas están solos en el Cosmos, sin reflexionar que así como los humanos observan a las amibas en un microscopio y estudian a las hormigas en sus intrincados laberintos; de la misma forma pueden estar bajo la mirada de seres más evolucionados del sistema solar, las galaxias y de otros universos.
Soy Equis-U-Ele, conocido como Xul, integrante de una jerarquía en la cual hace millones de años desde el nivel alcanzado por quienes han llegado a desarrollar características especiales, dos seres, uno femenino y otro masculino, en sus roles de Observadores Cósmicos solicitaron permiso a su máxima autoridad para crear un sistema planetario.
Por el rango y sus merecidos logros a la pareja se les concedió la petición asignándoles deberes, privilegios y libertades para determinar la dimensión, el lugar, los planetas, las corrientes de vida, así como escoger de inmediato sus colaboradores planetarios. Así fue como me encargaron supervisar al planeta Tierra desde un lugar en el Cosmos.
Los científicos terrícolas han llegado a determinar que el universo tiene cerca de cien mil millones de galaxias, entre ellas la Vía Láctea con sus noventa mil años luz de extensión. Un año luz se calcula en casi diez billones de kilómetros lineales terrestres, el Sistema Solar doce mil millones; un millón cuatrocientos mil el Sol y la Tierra trece mil; sin embargo, hay terrícolas que no aceptan con humildad lo pequeños que son y viven obcecados yendo por un camino como si desearan destruirla. ¿Qué puede significar una potencia mundial en esta inmensidad? ¿Qué pueden ganar los que se creen poderosos apabullando a sus congéneres, si en realidad no son más que insignificantes partículas de vida, con riquezas o no, con poder o sin él, en un lugar donde cualquier día terrenal un desequilibrio cósmico puede hacer desaparecer al planeta que tan sólo es una centésima parte del Sol y una millonésima de su Sistema?
¡Bien!
Debido a mis responsabilidades como Observador Planetario de la Tierra he seguido sus acontecimientos y en un instante cósmico pasé por el Perú, territorio sudamericano, donde fui testigo de esta historia porque antes de la hecatombe delegué una parte de mi tarea a un subalterno: “Ele U Equis”, conocido como Lux.
ÍNDICE
Capítulo I EL SUEÑO
Capítulo II EL CONTACTO
Capítulo III NOTICIAS ALARMANTES
Capítulo IV LA MISIÓN
Capítulo V LOS PRIMEROS AVISOS
Capítulo VI LA REGRESIÓN
Capítulo VII SEGUÍAN LOS AVISOS
Capítulo VIII EL PROCESO.
Capítulo IX ESTRATEGIA GLOBAL
Capítulo X PLAN NACIONAL
Capítulo XI REUNIÓN ESPECIAL
Capítulo XII AVANCES ZONALES
Capítulo XIII REFLEXIONES DE XUL
Capítulo XIV DIFICULTADES Y ESPERANZAS
Capítulo XV EL INTERVALO
Capítulo XVI LA HECATOMBE
Capítulo XVII LA ELEVACIÓN
Capítulo XVIII EL NUEVO PLANETA
EPÍLOGO
CAPITULO I
EL SUEÑO
Cuando Manuel se despertó la Biblia estaba en el suelo con varias páginas quemadas. Al verla, con gesto de extrañeza miró a los lados y se acercó para investigar. Se puso en cuclillas para revisarla y de nuevo observó a su alrededor. Todo estaba en orden. Nadie entraba a su estudio, pero minutos antes se había quedado dormido.
Intrigado, se quedó pensando.
Se puso de pie, avanzó unos pasos con el libro en sus manos y lo acomodó sobre el escritorio. Su padre siempre la tenía cerca para abrirlo al azar y leerlo convencido de que recibiría un mensaje. Heredero de la costumbre de su progenitor, cierto día había interpretado uno ligado a Sara, aviso que lo convenció para pedirla en matrimonio. Ese augurio lo consideraba afortunado.
Eran felices.
De pronto, con un repentino impulso, se acomodó en su silla con la imperiosa necesidad de examinar la Biblia. Las hojas estaban bastante deterioradas y tuvo que poner cuidado para leer una parte del maltratado libro, en cuyo lado derecho resaltaban algunas palabras que se veían con dificultad:
“Capítulo I”
A continuación, en partes incompletas:
“2… los días de los siglos que durará el mundo”
“6… ¿a quién ha sido revelado?’’
“8… Sólo el Cr…”
En letras más pequeñas:
“… entrará… después de esta vida…”
En el lado izqu
Podemos Salvarnos
OBSERVADOR PLANETARIO
Muchos de los habitantes de la Tierra admiten lo que conocen como una verdad absoluta, creen que los terrícolas están solos en el Cosmos, sin reflexionar que así como los humanos observan a las amibas en un microscopio y estudian a las hormigas en sus intrincados laberintos; OBSERVADOR PLANETARIO
Muchos de los habitantes de la Tierra admiten lo que conocen como una verdad absoluta, creen que los terrícolas están solos en el Cosmos, sin reflexionar que así como los humanos observan a las amibas en un microscopio y estudian a las hormigas en sus intrincados laberintos; de la misma forma pueden estar bajo la mirada de seres más evolucionados del sistema solar, las galaxias y de otros universos.
Soy Equis-U-Ele, conocido como Xul, integrante de una jerarquía en la cual hace millones de años desde el nivel alcanzado por quienes han llegado a desarrollar características especiales, dos seres, uno femenino y otro masculino, en sus roles de Observadores Cósmicos solicitaron permiso a su máxima autoridad para crear un sistema planetario.
Por el rango y sus merecidos logros a la pareja se les concedió la petición asignándoles deberes, privilegios y libertades para determinar la dimensión, el lugar, los planetas, las corrientes de vida, así como escoger de inmediato sus colaboradores planetarios. Así fue como me encargaron supervisar al planeta Tierra desde un lugar en el Cosmos.
Los científicos terrícolas han llegado a determinar que el universo tiene cerca de cien mil millones de galaxias, entre ellas la Vía Láctea con sus noventa mil años luz de extensión. Un año luz se calcula en casi diez billones de kilómetros lineales terrestres, el Sistema Solar doce mil millones; un millón cuatrocientos mil el Sol y la Tierra trece mil; sin embargo, hay terrícolas que no aceptan con humildad lo pequeños que son y viven obcecados yendo por un camino como si desearan destruirla. ¿Qué puede significar una potencia mundial en esta inmensidad? ¿Qué pueden ganar los que se creen poderosos apabullando a sus congéneres, si en realidad no son más que insignificantes partículas de vida, con riquezas o no, con poder o sin él, en un lugar donde cualquier día terrenal un desequilibrio cósmico puede hacer desaparecer al planeta que tan sólo es una centésima parte del Sol y una millonésima de su Sistema?
¡Bien!
Debido a mis responsabilidades como Observador Planetario de la Tierra he seguido sus acontecimientos y en un instante cósmico pasé por el Perú, territorio sudamericano, donde fui testigo de esta historia porque antes de la hecatombe delegué una parte de mi tarea a un subalterno: “Ele U Equis”, conocido como Lux.
ÍNDICE
Capítulo I EL SUEÑO
Capítulo II EL CONTACTO
Capítulo III NOTICIAS ALARMANTES
Capítulo IV LA MISIÓN
Capítulo V LOS PRIMEROS AVISOS
Capítulo VI LA REGRESIÓN
Capítulo VII SEGUÍAN LOS AVISOS
Capítulo VIII EL PROCESO.
Capítulo IX ESTRATEGIA GLOBAL
Capítulo X PLAN NACIONAL
Capítulo XI REUNIÓN ESPECIAL
Capítulo XII AVANCES ZONALES
Capítulo XIII REFLEXIONES DE XUL
Capítulo XIV DIFICULTADES Y ESPERANZAS
Capítulo XV EL INTERVALO
Capítulo XVI LA HECATOMBE
Capítulo XVII LA ELEVACIÓN
Capítulo XVIII EL NUEVO PLANETA
EPÍLOGO
CAPITULO I
EL SUEÑO
Cuando Manuel se despertó la Biblia estaba en el suelo con varias páginas quemadas. Al verla, con gesto de extrañeza miró a los lados y se acercó para investigar. Se puso en cuclillas para revisarla y de nuevo observó a su alrededor. Todo estaba en orden. Nadie entraba a su estudio, pero minutos antes se había quedado dormido.
Intrigado, se quedó pensando.
Se puso de pie, avanzó unos pasos con el libro en sus manos y lo acomodó sobre el escritorio. Su padre siempre la tenía cerca para abrirlo al azar y leerlo convencido de que recibiría un mensaje. Heredero de la costumbre de su progenitor, cierto día había interpretado uno ligado a Sara, aviso que lo convenció para pedirla en matrimonio. Ese augurio lo consideraba afortunado.
Eran felices.
De pronto, con un repentino impulso, se acomodó en su silla con la imperiosa necesidad de examinar la Biblia. Las hojas estaban bastante deterioradas y tuvo que poner cuidado para leer una parte del maltratado libro, en cuyo lado derecho resaltaban algunas palabras que se veían con dificultad:
“Capítulo I”
A continuación, en partes incompletas:
“2… los días de los siglos que durará el mundo”
“6… ¿a quién ha sido revelado?’’
“8… Sólo el Cr…”
En letras más pequeñas:
“… entrará… después de esta vida…”
En el lado izqu
Muchos de los habitantes de la Tierra admiten lo que conocen como una verdad absoluta, creen que los terrícolas están solos en el Cosmos, sin reflexionar que así como los humanos observan a las amibas en un microscopio y estudian a las hormigas en sus intrincados laberintos; OBSERVADOR PLANETARIO
Muchos de los habitantes de la Tierra admiten lo que conocen como una verdad absoluta, creen que los terrícolas están solos en el Cosmos, sin reflexionar que así como los humanos observan a las amibas en un microscopio y estudian a las hormigas en sus intrincados laberintos; de la misma forma pueden estar bajo la mirada de seres más evolucionados del sistema solar, las galaxias y de otros universos.
Soy Equis-U-Ele, conocido como Xul, integrante de una jerarquía en la cual hace millones de años desde el nivel alcanzado por quienes han llegado a desarrollar características especiales, dos seres, uno femenino y otro masculino, en sus roles de Observadores Cósmicos solicitaron permiso a su máxima autoridad para crear un sistema planetario.
Por el rango y sus merecidos logros a la pareja se les concedió la petición asignándoles deberes, privilegios y libertades para determinar la dimensión, el lugar, los planetas, las corrientes de vida, así como escoger de inmediato sus colaboradores planetarios. Así fue como me encargaron supervisar al planeta Tierra desde un lugar en el Cosmos.
Los científicos terrícolas han llegado a determinar que el universo tiene cerca de cien mil millones de galaxias, entre ellas la Vía Láctea con sus noventa mil años luz de extensión. Un año luz se calcula en casi diez billones de kilómetros lineales terrestres, el Sistema Solar doce mil millones; un millón cuatrocientos mil el Sol y la Tierra trece mil; sin embargo, hay terrícolas que no aceptan con humildad lo pequeños que son y viven obcecados yendo por un camino como si desearan destruirla. ¿Qué puede significar una potencia mundial en esta inmensidad? ¿Qué pueden ganar los que se creen poderosos apabullando a sus congéneres, si en realidad no son más que insignificantes partículas de vida, con riquezas o no, con poder o sin él, en un lugar donde cualquier día terrenal un desequilibrio cósmico puede hacer desaparecer al planeta que tan sólo es una centésima parte del Sol y una millonésima de su Sistema?
¡Bien!
Debido a mis responsabilidades como Observador Planetario de la Tierra he seguido sus acontecimientos y en un instante cósmico pasé por el Perú, territorio sudamericano, donde fui testigo de esta historia porque antes de la hecatombe delegué una parte de mi tarea a un subalterno: “Ele U Equis”, conocido como Lux.
ÍNDICE
Capítulo I EL SUEÑO
Capítulo II EL CONTACTO
Capítulo III NOTICIAS ALARMANTES
Capítulo IV LA MISIÓN
Capítulo V LOS PRIMEROS AVISOS
Capítulo VI LA REGRESIÓN
Capítulo VII SEGUÍAN LOS AVISOS
Capítulo VIII EL PROCESO.
Capítulo IX ESTRATEGIA GLOBAL
Capítulo X PLAN NACIONAL
Capítulo XI REUNIÓN ESPECIAL
Capítulo XII AVANCES ZONALES
Capítulo XIII REFLEXIONES DE XUL
Capítulo XIV DIFICULTADES Y ESPERANZAS
Capítulo XV EL INTERVALO
Capítulo XVI LA HECATOMBE
Capítulo XVII LA ELEVACIÓN
Capítulo XVIII EL NUEVO PLANETA
EPÍLOGO
CAPITULO I
EL SUEÑO
Cuando Manuel se despertó la Biblia estaba en el suelo con varias páginas quemadas. Al verla, con gesto de extrañeza miró a los lados y se acercó para investigar. Se puso en cuclillas para revisarla y de nuevo observó a su alrededor. Todo estaba en orden. Nadie entraba a su estudio, pero minutos antes se había quedado dormido.
Intrigado, se quedó pensando.
Se puso de pie, avanzó unos pasos con el libro en sus manos y lo acomodó sobre el escritorio. Su padre siempre la tenía cerca para abrirlo al azar y leerlo convencido de que recibiría un mensaje. Heredero de la costumbre de su progenitor, cierto día había interpretado uno ligado a Sara, aviso que lo convenció para pedirla en matrimonio. Ese augurio lo consideraba afortunado.
Eran felices.
De pronto, con un repentino impulso, se acomodó en su silla con la imperiosa necesidad de examinar la Biblia. Las hojas estaban bastante deterioradas y tuvo que poner cuidado para leer una parte del maltratado libro, en cuyo lado derecho resaltaban algunas palabras que se veían con dificultad:
“Capítulo I”
A continuación, en partes incompletas:
“2… los días de los siglos que durará el mundo”
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BN ID: | 2940151404761 |
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Publisher: | Lufer Musal |
Publication date: | 03/24/2015 |
Sold by: | Barnes & Noble |
Format: | eBook |
File size: | 179 KB |
Language: | Spanish |
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