¡Pa'rriba y pa'lante!: Mis secretos para triunfar en tu carrera, tu relación y tu vida

¡Pa'rriba y pa'lante!: Mis secretos para triunfar en tu carrera, tu relación y tu vida

by Cristina Saralegui
¡Pa'rriba y pa'lante!: Mis secretos para triunfar en tu carrera, tu relación y tu vida

¡Pa'rriba y pa'lante!: Mis secretos para triunfar en tu carrera, tu relación y tu vida

by Cristina Saralegui

Paperback

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Overview

Cristina Saralegui, la reina de los medios hispanos, ha logrado tenerlo todo: una carrera exitosa, un matrimonio sólido y una familia unida. Pero, ¿cómo lo hizo? Esta es la pregunta clave que la mayoría le hace cuando tiene un minuto para conversar con ella, y de ahí es que nació este libro.

En ¡Pa’rriba y pa’lante!, Cristina no solo comparte los secretos esenciales que la ayudaron a triunfar, sino también aquellos que la ayudaron a atravesar los momentos más difíciles de su vida, como el diagnóstico de bipolaridad de su hijo adorado y la pérdida de su trabajo en Univision después de veintiún años de dedicación y lealtad.

Cristina sabe lo que es sentir dolor profundo, así como sabe lo que es la emoción escalofriante del éxito y la alegría invaluable que brinda la familia. Con su estilo que va directo al grano y la sabiduría que solo llega con los altibajos de los años, Cristina te servirá de guía y amiga para ayudarte a hacer de tus sueños una realidad.

Product Details

ISBN-13: 9780451470973
Publisher: Penguin Publishing Group
Publication date: 10/28/2014
Pages: 304
Sales rank: 1,141,708
Product dimensions: 5.40(w) x 8.20(h) x 0.80(d)
Language: Spanish
Age Range: 18 Years

About the Author

Cristina Saralegui, elegida por la revista Time como una de las 25 hispanas más influyentes de los Estados Unidos, fue presentadora y productora ejecutiva de El Show de Cristina durante veintiún años, con el cual ganó doce premios Emmys y se convirtió en la voz y plataforma de millones de hispanos en todo el país.

Read an Excerpt

Para mis tres hijos, Titi, Stephanie y Jon, gracias por los momentos más tiernos de mi vida.

Introducción

A lo largo de los años ha sucedido que en la mayoría de las entrevista que me hacen, las periodistas utilizan los primeros cinco a diez minutos de los quince que tienen para pedirme consejos personales. Quieren saber cómo logré tener una carrera tan exitosa y, a su vez, formar una familia y mantener mi matrimonio a través de los años; cómo escoger una pareja duradera; cómo pedir un aumento de sueldo... En esencia, quieren saber cómo triunfar en sus vidas. En esos pocos minutos intento responderles con algún consejo que les sirva, pero para darles los secretos que me sirvieron a mí para triunfar en la vida necesitaríamos sentarnos a conversar largo y tendido. De ahí es que nació este libro.

No hay una fórmula específica que te llevará a lograr el éxito. Para cada quien ese camino es único y diferente al de los demás porque cada persona define el éxito de acuerdo a sus sueños y necesidades. Para mí, triunfar no sólo significa haber logrado tener una carrera exitosa, sino también haber formado una familia y ahora poder gozar de mi tiempo con mi marido, mis hijos y mis nietos. Porque, al final del día, no puedes abrazar una carrera. Necesitas tener a tus seres queridos a tu alrededor. Necesitas encontrar ese balance esencial entre tu vida profesional y personal para llevar una vida completa y feliz. No es fácil. Para llegar a donde he llegado tuve que darme tremendos golpes, pero en vez de rendirme ante cada caída, decidí levantar cabeza y seguir pa’rriba y pa’lante.

Aunque triunfar para cada mujer significará algo distinto, sí creo que hay algunos secretos básicos que, si los pones en práctica y los aplicas a tu vida, te pueden ayudar a cumplir tus sueños. Lo primero que necesitas es pasión y perseverancia. Esos son los dos factores que te empujarán hacia adelante en los momentos que sientes que te quieres dar por vencida. Por favor, no te rindas. Las pruebas que nos pone la vida son, en realidad, las mejores enseñanzas que alguna vez podremos tener a nuestro alcance. Sin esas experiencias duras, no podríamos evolucionar y pasar a las siguientes etapas de nuestras vidas. A través de los años, nunca dejas de aprender y nunca dejas de enseñar.

Y para aprender y enseñar, también debes aprender a compartir. Una de las cosas que siento que falta entre nosotras las mujeres es un diálogo abierto en donde podamos compartir nuestras experiencias, los triunfos y los fracasos, para así ayudarnos a encontrar el camino al éxito que tanto deseamos. Necesitamos ser más solidarias entre nosotras y hablar más abiertamente de lo que nos está pasando. A través de los capítulos de este libro, encontrarás dos tipos de recuadros que traen a luz lo que yo deseo para todas nosotras: información y comunicación abierta y honesta.

El primero, Infórmate, sirve exactamente para eso, para informarte. Uno de los secretos más importantes, una de las mejores herramientas que puedes tener en tu arsenal, es la información. Si algo que escuchas o lees te llama la atención o te genera preguntas, busca la respuesta. Nunca debemos dejar de informarnos y aprender en la vida. De igual manera, es clave compartir esta información. Eso es parte de la solidaridad de la que te estoy hablando aquí y por eso decidí incluir el segundo recuadro a través de este libro: De eso no se habla.

Cuando te cruces con este recuadro, prepárate porque quizá lo que leas te resulte incómodo, pero por favor no lo ignores. Tenemos que aprender a comunicarnos y hasta conversar de aquello que nunca se menciona. Con De eso no se habla, quiero que logremos romper con los temas tabú que se esconden detrás de esta frase y convertir todo aquello que no nos animamos a compartir en un de eso SÍ se habla.

En los últimos años, he logrado volver a mis raíces profesionales informando a mi gente de temas importantes para ayudarla a mejorar su vida. Este libro es una continuación de este deseo. Quiero compartir mis secretos, mis consejos y mis experiencias para darte voz y voto en tu vida. Desde que tengo uso de razón, he tenido que luchar a capa y espada para no ser invisible. En mi época, ser una mujer con metas y sueños y ambiciones era casi como ser invisible porque esos deseos sólo les correspondían y se les respetaban a los hombres. Hoy en día, eso ha cambiado mucho, pero la mujer todavía no ha logrado deshacerse de esa invisibilidad. Con Pa’rriba y pa’lante quiero ayudarte a que encuentres tu voz, a que venzas tus miedos, a que establezcas tus metas y sueños y los persigas con toda tu pasión.

Este año cumplo treinta años de casada y cincuenta años en la fuerza laboral. La vida entera es lo que aprendí en estos dos caminos: el personal y el profesional. Mi meta ahora es compartir mis experiencias y las lecciones que me han llevado a triunfar en mi vida para que te ayuden a triunfar en la tuya. Espero establecer contigo la conversación sincera, abierta y a calzón quitado que siempre he tenido con toda mi gente. No quiero que nadie sea invisible en este mundo. Todos, tanto las mujeres como los hombres, valen oro. Pa’rriba y pa’lante es para toda la gente que cree en el arcoíris y quiere ver lo que hay al final. ¡Disfruta el viaje!

 

 

La única manera de perder el miedo es partiéndole pa’rriba y atravesándolo.

PRIMERA PARTE

Carrera

Cuando era niña, como la mayoría de los niños, dependía de mis padres. Mi papá cubría todas mis necesidades. Sí, la realidad es que nunca me faltó nada de niña. Sin embargo, cuando yo le pedía plata a mi papá para comprarme una blusa, él me llevaba a mi clóset y me decía: “Mira cómo tienes ese clóset que ni caben las blusas”. Él no comprendía por qué yo quería otra blusa, y yo no comprendía por qué le tenía que justificar la compra de una nueva prenda. Un buen día me pregunté: “¿Por qué le tengo que explicar a este hombre cuántas blusas tengo, que ya están repetidas, que ya están réquete vistas por mis amigos, que mi prima tiene el doble de blusas que yo?”. Ese intercambio plantó la semilla de la independencia económica en mi ser, y ese día, con dieciséis años de edad, decidí que nunca más dependería de un hombre. Ese fue el día en que me di cuenta de que si quería ser económicamente independiente, tenía que buscar un trabajo.

Dicho y hecho. Al poco tiempo fui y me busqué mi primer trabajo. En aquel entonces, aquí en Miami, había una tienda por departamentos que se llamaba Jordan Marsh, donde me emplearon como asociada de ventas del departamento de cosméticos. La competencia era feroz ya que gran parte del sueldo estaba basado en comisiones sobre las ventas, pero yo tenía una ventaja: mi cutis excepcional. Las clientas se me acercaban para averiguar cuál era mi secreto. Querían tener mi carita de porcelana, y yo, ni tonta ni perezosa, les recomendaba las cremas más caras para así poder ganarme unos pesitos extra. Y nunca más tuve que pedirle plata a mi papá para comprarme lo que me daba la gana, una lección que me marcó para el resto de mi vida.

Esa semillita de independencia económica siguió germinando en mí y, al llegar a los dieciocho años, aunque tenía un padre pudiente, asistía a la universidad a tiempo completo y tenía un trabajo de jornada completa para no tener que rendirle cuentas a nadie sobre mi dinero y lo que deseaba hacer con él. Este fue un gran paso que me ayudó a navegar las aguas de lo que vendría, ya que mientras cursaba la universidad, mi padre entró en apuros económicos y tuvo que decidir entre pagarme la universidad a mí o a mi hermano. Al elegir a mi hermano y quedarme sin poder terminar la universidad, me enfoqué y dediqué de lleno al trabajo. En aquel momento estaba haciendo una pasantía en Vanidades, la cual se volvió mi primer trabajo como periodista a jornada completa y, sin anticiparlo, allí comenzó mi carrera.

Luego, a mis veintiséis años, ya con una carrera encaminada, decidí mudarme de mi casa a un pequeño apartamento con mi hermana menor. El hecho de irnos sin estar casadas fue algo que traumatizó a mi padre, pero la inquietud por valerme por mí misma era una necesidad que debía satisfacer. Mi hermana regresó a casa de mis padres seis meses más tarde, pero yo, aunque extrañaba mucho vivir con mi familia, decidí seguir adelante con mis planes, y así, nunca más depender de nadie.

*   *   *

Ninguna mujer debe depender 100% de nadie

¿Qué pensarías de un hombre que depende 100% de alguien más? Las mujeres y los hombres somos iguales; sin embargo, nos crían de tal manera que nos inculcan reglas que a veces nos terminan lastimando. Muchos padres todavía establecen en sus hijos la mentalidad de que el hombre debe salir a trabajar y buscar su independencia, buscarse la vida, mientras que la mujer también lo puede hacer, pero implícitamente se encuentra establecida la idea de que al final, si consigues un buen marido con un buen trabajo, eso te puede solucionar el tema económico. Más errado no se puede estar, no sólo porque la independencia económica es vital para cumplir tus metas y sueños, sino que, como está la economía global hoy en día, ambos padres deben trabajar para poder brindarle lo mejor a sus hijos, incluyendo una buena educación.

¡Infórmate!

Según el Center for American Progress, en el año 2010, en casi dos tercios (63.9%) de las familias con hijos en Estados Unidos, las mujeres eran el sostén o cosostén económico de la familia, y el 40% de las mujeres hispanas ganaron lo mismo o más que sus maridos.

Pero volvamos al tema de depender económicamente de alguien, en especial de tu pareja. ¿Qué es eso de preguntarle a un marido si me puede dar plata para comprar algo? No está en nada. El dinero es mío, me lo gano yo y me lo gasto en lo que me dé la gana. Y eso es lo que quiero que tú apliques en tu vida. Es un consejo que no me canso de repetir a todo el mundo. Es tan importante, que se lo transmití a mis hijas de niñas y espero ayudarlas a transmitirlo a mis nietos porque me cansé de ver mujeres divorciadas y viudas que no saben ni escribir un cheque. Mis dos hijas están casadas y tienen hijos, pero siguieron adelante con sus carreras. Ninguna mujer debe depender 100% de nadie. La independencia económica te brinda libertad.

La independencia económica te brinda libertad.

*   *   *

El verdadero príncipe azul es tu libertad económica

¿Cuántas nos hemos criado viendo las películas o escuchando los cuentos de hadas donde el príncipe azul llega en el momento justo para salvar a la princesa? La realidad es que si no te salvas tú, no te salva nadie. Y para lograr salir de situaciones difíciles que se presentan en nuestras vidas, todo vuelve a lo mismo: la libertad económica. Esa es tu verdadero príncipe azul, la que te habilita para salir adelante, la que te brinda paz mental y la que te puede ayudar a escapar de un lugar cuando más lo necesites. Conozco o sé de tantas mujeres que tienen maridos que les pegan, que son borrachos, que no las quieren, pero ellas no se atreven a dejarlos y divorciarse porque no tienen dinero. Y ni hablar si tienen hijos. Se vuelven esclavas financieras de sus maridos. ¿Qué tipo de vida es esa? ¿Qué tipo de ejemplo es ese para tus hijos?

DE ESO NO SE HABLA

Las mujeres tienen que poder defenderse, y la mejor defensa es la independencia económica. No sólo tenemos que poder defendernos nosotras mismas, sino que también tenemos que poder sacar adelante a nuestros hijos sin la ayuda de un marido. Es difícil aceptarlo, y por eso es algo de lo cual no se habla a menudo, pero la realidad es que no sabes si un buen día tu marido te va a dejar por una jovencita o si va a sufrir un accidente de avión en un viaje de negocios. Si de pronto te quedas soltera o viuda, y no sabes ganarte la vida, no sólo tú te vas a morir de hambre, sino que tus hijos también.

Sé lo que les digo. Si yo no hubiera tenido independencia económica, se me habría hecho mucho más difícil divorciarme de mi primer marido. Pero cuando me di cuenta de que las cosas no estaban funcionando, el tener una carrera y ganarme mi propio dinero me ayudó a tomar la decisión que debía tomar. El dinero no era un impedimento. Con la angustia que uno puede tener cuando una relación se está terminando, sumarle a eso la falta de independencia económica es como sumarle el peso de un elefante a tus hombros. Si no tienes esta independencia, tus decisiones son regidas por esta falta, lo cual te puede llevar a tomar caminos que no te convienen. Yo estuve con mi ex marido casi ocho años, y me tomó cuatro planear la salida de ese matrimonio sin perder ni la custodia de mi hija ni mi dinero, pero lo logré. Sin la independencia económica, quizá mi camino hubiese sido otro, o el mismo pero aún más duro.

*   *   *

No pongas todos los huevos en la misma canasta

Este es otro consejo que no me canso de repetir porque soy fiel a él: no pongas todos los huevos en la misma canasta. Si pones todos los huevos en una misma canasta, ¿qué pasa si esa canasta se daña? Pierdes todo. Entonces, si dependes 100% de una persona y esa persona desaparece de tu vida, también pierdes todo. Por lo tanto, no deposites todo en otra persona. No dependas completamente de otra persona. Asegúrate de tener algo en qué apoyarte por si un buen día esa pareja no está más. Al dedicarle tu tiempo y trabajo a más de una cosa, y así poner los huevos en diferentes canastas en vez de tenerlos todos en una, si una se rompe, puedes acudir a las demás para salir a flote y seguir adelante. Es decir, si pierdes un trabajo, puedes acudir a otro para ganarte la vida, o si pierdes una pareja, puedes levantarte y echar pa’lante gracias a tu independencia económica.

Desde muy joven, mi papá fue un hombre muy aventurero. Siempre estaba buscando y creando oportunidades de negocios. No le tenía miedo a abrir nuevos caminos, como cuando partió para Arabia Saudita a construir nuevas escuelas en la década de los setenta. En sus emprendimientos, ganaba millones de dólares y, así como los ganaba, quebraba y lo perdía todo porque en realidad a él no le interesaba armar un imperio. Para mi papá era importante poder mantener a su esposa y a sus hijos, y que nos respetaran. Pero su motivación no era crear y establecer algo a largo plazo en términos de trabajo. Al vivir ese sube y baja que conlleva ganar y perderlo todo y volver a ganar, una de las cosas que aprendí fue que nunca, nunca, nunca debemos poner todos los huevos en la misma canasta. Así fue como me establecí como la mujer de los dieciséis trabajos. Y por eso hice revista, al mismo tiempo que hice radio, al mismo tiempo que hice televisión... hacía hasta traducciones de panfletos sobre cómo funcionan los aviones por dentro. Si te pones a buscar, encontrarás cantidad de posibilidades para lograr independizarte económicamente. Por ejemplo, si eres buena cocinera, arma un negocio de pasteles; si sabes hablar dos idiomas, traduce; si estás interesada en bienes raíces, estudia en las noches para sacar tu licencia. La solución hasta la puedes tener enfrente de tu nariz, pero tienes que estar dispuesta a verla. Querer es poder, si estás dispuesta a aprender y cambiar. El sacrificio de tener más de un trabajo no es nada en comparación a la tranquilidad mental que te brinda la independencia económica. De nuevo, repito: ninguna mujer debe depender 100% de nadie.

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Aprende a manejar tus finanzas

Parte de ser económicamente independiente es aprender a conocer y manejar tus finanzas. En muchos hogares, es el hombre quien maneja las finanzas, y si este desaparece, la mujer a menudo no sabe ni cómo depositar un cheque. No dejes que este sea tu caso. Dos puntos clave para llevar bien tus finanzas son no tener deudas y aprender a ahorrar. Ambas cosas las aprendí con el tiempo y la experiencia, dándome algunos golpes en el camino y aprendiendo de Marcos, mi esposo, quien es el que maneja nuestras finanzas.

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Paga tus deudas

Algo que ocurre con frecuencia en Estados Unidos es la deuda personal con tarjetas de crédito. Uno tiende a olvidarse de que ese pedazo de plástico que usamos para todo en este país, si nos descuidamos, también nos puede quitar la independencia económica por la que tanto luchamos. No dependas de las tarjetas de crédito, y no permitas que arruinen tu vida financiera. Si ya te encuentras con deudas, no dejes que te ahoguen. Todo tiene solución.

Recibí mis primeras tarjetas de crédito cuando era jovencita (algo que hacen mucho las compañías de crédito, porque uno es joven e ingenuo y no sabe en lo que se está metiendo). Como muchos jóvenes con tarjetas nuevas, con un abrir y cerrar de ojos me encontré con una deuda que se me fue de las manos y, como consecuencia, perdí el crédito por siete años. Para pagar mis cuentas, hacía lo que yo llamaba la rifa del sombrero. Echaba todas mis cuentas en un sombrero, metía la mano y sacaba dos. Esas dos eran las que pagaba ese mes, mientras que el resto tenía que esperar hasta el mes siguiente. Y así, poco a poco aprendí a no botar la plata. El secreto es comprender que ganarse el dinero cuesta mucho trabajo, y gastarlo es muy fácil. Es como cuando se está gorda: cuesta mucho trabajo adelgazar y ningún trabajo comerse un postre.

Si ya te encuentras con una deuda, sea pequeña o grande, toma las medidas necesarias para acabar con ella. Esto requiere de mucha autodisciplina, otro concepto que se aplica en muchas áreas de nuestras vidas. ¿Por dónde empezar? La rifa del sombrero es una opción; sin embargo, la mayoría de los expertos concuerdan en estos cinco pasos simples para liberarte de ese peso:


 • No tengas miedo de pedir ayuda. Este es un consejo que se puede aplicar en todas las áreas de tu vida, pero ahora concentrémonos en tus finanzas. Si tu deuda está fuera de control y no sabes cómo hacer, pide ayuda a un profesional. Es como pedirle ayuda a un nutricionista o a un entrenador para bajar de peso y ponerte en forma. En este caso, el profesional te podrá asesorar y enseñar a bajar tu deuda y manejar tus finanzas.
 • Haz una lista de todas las tarjetas de crédito que tengan un saldo pendiente, incluye el número de cuenta, la fecha de vencimiento, el saldo total de la deuda y el interés anual. Esto te ayudará a organizarte y podrás ver cuánto le debes a qué compañía.
 • Deja de usar las tarjetas de crédito. Si continúas usando la tarjeta que estás tratando de saldar, se te volverá un ciclo muy frustrante porque probablemente no veas mucha diferencia en la reducción de tu saldo principal. Algunas personas las sacan de sus carteras y las guardan, otras las cortan para no tener acceso a ellas. Haz lo que sea necesario para no volver a usarlas. La idea es terminar con esa deuda.
 • Paga más del mínimo requerido al mes. La mayor parte del pago mínimo de una tarjeta de crédito va hacia el interés anual de tu deuda. Si pagas más del mínimo, podrás reducir la deuda más rápido porque lo que pagues por sobre el mínimo irá hacia el saldo principal.
 • Concéntrate en pagar la tarjeta que tenga el interés anual más alto primero. Una vez que la termines de pagar, pasa a la siguiente con interés más alto (siempre manteniendo los pagos de las demás a un poco más del mínimo) y así sucesivamente hasta decirle adiós a toda tu deuda.

Recuerda que es como una dieta: si cuidas lo que comes y haces ejercicio, te sentirás mejor. En este caso, si cuidas lo que gastas y haces lo necesario para pagar tus deudas, también te sentirás mejor. Y cuando te encuentres económicamente saludable, al igual que con la dieta, de vez en cuando te podrás dar el gusto de comerte un postre o comprarte lo que te de la gana.

¡Infórmate!

Si necesitas ayuda para manejar tus finanzas y pagar tus deudas, puedes llamar a American Consumer Credit Counseling, una organización sin fines de lucro que ofrece servicios de asesoramiento, administración y educación financiera: 800-769-3571 (ofrecen la opción para hablar con un representante en español).

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Ahorra

“Guarda pan para mayo y leña para abril, que no sabes el tiempo que ha de venir”, así dice un viejo refrán, y hoy en día lo entiendo más que nunca. Pero no fue siempre así y todavía me cuesta. El concepto de ahorrar no está en mi cerebro. Mi reacción inicial es: guardar, ¿para qué? Si me arrolla un camión, ¿para qué me pasé la vida ahorrando? Pero ese es mi error y no se lo aconsejo a nadie.

Hoy en día, gracias a Marcos y lo que me ha tocado vivir, me he dado cuenta de que el ahorro es fundamental. El problema es que antes pensaba que el dinero nunca se acababa. Nunca me faltó la oportunidad de ganar un billete, sea con dieciséis trabajos a la vez o con uno solo, yo sabía que podía ganarme la vida. Por eso, por muchos años pensé: “Si el dinero se acaba, sales y ganas más”. Ahora sé que si bien eso es cierto, el ahorro es fundamental para momentos de emergencia y para la vejez, así como también lo es para la educación de tus hijos.

Es más, muchas de las discusiones que tengo con Marcos surgen a raíz del dinero. Lo que ocurre es que él viene de una familia pobre donde aprendió a ahorrar, y yo vengo de una familia rica donde aprendí que si se pierde este dinero, ya vendrá más. Hasta que un día Marcos me dijo: “Y cuando te pongas vieja, con todos los achaques que tendrás, cuando ni te puedas levantar de la cama para salir a trabajar, ¿qué vas a hacer? Por eso tenemos que ahorrar”. Y cuánta razón tenía.

En los últimos diez años, con el diagnóstico de bipolaridad de mi hijo, más la enfermedad de Alzheimer de mi mamá y los achaques que me han dado, ¿qué habría sido de nosotros sin esos ahorros? Lo más probable es que nos endeudáramos hasta la médula y tuviéramos que pasar una gran parte de lo que queda de nuestras vidas pagando las deudas en vez de poder sanarnos y disfrutar de nuestra vejez tranquilos. Marcos me enseñó lo importante que es ahorrar, y tiene razón —le encanta cuando digo eso—. Creo que hay que buscar un balance: debemos poder disfrutar del fruto de nuestro trabajo y a su vez ahorrar para poder enfrentar las diferentes etapas de nuestras vidas con solidez económica.

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Cómo manejar el dinero en pareja

Uno de los retos grandes en la pareja es encontrar un sistema financiero que les funcione a ambos, y esto incluye algo que te permita mantener tu independencia económica para nunca sentirte atada ni 100% dependiente de nadie. Esto realmente es una elección personal; no hay un sistema que le funcione a todas las parejas porque cada pareja es diferente. Lo importante es que te comuniques con tu pareja y los dos estén de acuerdo con el sistema que terminen eligiendo.

El sistema nuestro nació cuando Marcos se volvió mi representante. Al ser mi representante, yo trabajo y gano mi dinero, pero él lo maneja, como lo haría cualquier representante de un artista. Además, como Marcos es más organizado y tiene más claro el concepto de ahorrar y manejar las finanzas, él se ocupa de pagar las cuentas y decirme si debo desacelerar el ritmo del gasto, para así mantenernos dentro de nuestro presupuesto. Esto es lo que nos funciona a nosotros, pero no es la receta que siguen todos, ni debe serlo.

Una de mis productoras y su marido, también productor de televisión, están casados hace muchos años y siguen manteniendo su dinero en cuentas separadas. Entonces, a la hora de pagar los gastos del diario vivir, se organizan y los reparten, y de esa manera comparten lo que necesitan pagar para mantenerse. Ese es el sistema que les funciona a ellos. En otras parejas, quizás sea la mujer la que maneje las finanzas —hay cantidad de parejas en las que las mujeres son las que llevan las cuentas—. Nuevamente, es importante recordar que no hay un sistema que le sirva a todo el mundo. Ustedes tienen que descubrir cuál es el que les va mejor a ustedes.

También es importante tener en cuenta que la mayoría de las parejas atraviesan diferentes etapas en las que puede ir evolucionando cómo manejan sus finanzas. A lo mejor al principio cada uno lleva sus cuentas, pero con el pasar del tiempo, quizá uno sea más organizado para eso; entonces es el que tiene el papel de administrador financiero en la pareja. Está en la pareja ir dando estos pasos y tomando estas decisiones con el pasar de los años. Hay que aprender a ser flexible para poder crecer, aprender y evolucionar en pareja e individualmente.

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La independencia está en tu mente

La verdadera independencia no se encuentra en el dinero que ganas, sino en tu mente.

Siempre hay que mantener total independencia —tanto de tu pareja como de las tarjetas de crédito, y con una buena cuenta de ahorros— eso creo que ha quedado establecido en este capítulo. Y queda claro que sin independencia económica no hay libertad, pero la verdadera independencia no se encuentra en el dinero que ganas, sino en tu mente.

En nuestros países, los maridos han aprendido a decirles a sus mujeres: “Firma aquí y vota por este candidato”, y las mujeres no saben nada de nada. Para lograr independencia económica y la tan deseada libertad e igualdad, es fundamental que aprendas a pensar por ti misma. Mantente informada de todo. Cuanto más informada estés, mejor parada te encontrarás en toda circunstancia de tu vida. Tú no puedes leer un periódico empezando por el horóscopo, seguido por los sociales y luego los chismes de la farándula. No, tú tienes que aprender a leer todas las secciones del diario. Tienes que enterarte de lo que está ocurriendo en el mundo, en la política local, nacional e internacional, y no te saltes la sección de finanzas. Las finanzas no tienen que ver con la platica que alguien te da para tus gastitos. Tienes que aprender de finanzas para poder controlar tus finanzas.

No hay independencia sin independencia económica, y eso es un hecho en el mundo entero, sin importar si eres hombre o mujer. Y para lograr esa independencia, hay que arremangarse y trabajar duro, bien duro. Para lograr ser independiente y cumplir tus sueños debes ponerle el alma a lo que hagas. Espero que encuentres esa inspiración en el siguiente capítulo. Sigue leyendo, que esto sólo es el comienzo.

PONLO EN PRÁCTICA Y APLÍCALO A TU VIDA


 • Para lograr la verdadera independencia, debes buscar la independencia económica. Nunca dependas 100% de nadie.
 • Aprende a ganarte la vida no sólo para lograr tu independencia, sino también para evitar que tú y tus hijos se mueran de hambre si de pronto te encuentras soltera o viuda.
 • Elimina tus deudas de tarjetas de crédito y aprende a ahorrar para el día de mañana (tanto para la educación de tus hijos como para tu vejez).
 • Habla con tu pareja y elijan un sistema financiero que les funcione a ambos para salir adelante económicamente.
 • Mantente informada y continúa aprendiendo para lograr pensar por ti misma y lograr la independencia en tu mente, la cual es aún más rica que la económica.

2

Se dice que muchas personas talentosas nacen con una vocación, pero yo creo que no nacemos con una vocación; la vocación es algo que se va desarrollando a medida que transcurren nuestras vidas. Se descubre cuando florecen nuestro talento, nuestra pasión y nuestras habilidades. Quizás a algunas personas ese momento les llega a una temprana edad, mientras que a otras les llega un poco más tarde, y otras simplemente tienen que salir a buscarla por su propia cuenta. Estas últimas tienen que regar esa semilla interna para que brote la mata y así puedan descubrir lo que las hace felices. No es un camino fácil, pero es un camino esencial.

La vocación es algo que se va desarrollando a medida que transcurren nuestras vidas.

Hoy en día yo sé que nací para enseñar y motivar a la gente, soy una comunicadora nata, pero esto lo descubrí con el pasar de los años y la experiencia. De niña, ni siquiera veía la televisión, no me llamaba la atención. Me la pasaba leyendo y escribiendo. Es más, lo que más deseaba era ser una escritora, no una periodista. Me encantaba escribir. Siempre tenía a mano una libreta donde anotaba todos mis pensamientos, mis preocupaciones, mis sueños. Si no los tenía en papel, no se me hacían tangibles.

Cuando empecé mis estudios universitarios y llegó la hora de elegir mi especialización, mi papá me preguntó qué pensaba elegir como carrera, y yo, sin dudarlo ni un segundo, le dije: “Quiero ser escritora”. Pero mi papá, que estaba en los medios escritos igual que mi abuelo, ya que era el negocio de la familia, cuando escuchó eso, me dijo: “Te vas a morir de hambre”. Me explicó que muy pocos escritores logran vivir de su puño y letra. Además, como nosotros éramos exiliados —habiendo venido de Cuba a principios de los sesenta—, era importante elegir una carrera con la que mantenerse. Y me sugirió una alternativa: “Tienes que aprender a escribir en maquinita para que seas periodista y que te paguen, porque si no, te vas a morir de hambre”. Con el periodismo era más factible que me pudiese ganar la vida, y así, rápidamente me sacaron de ese camino de escritora. ¡Y mira cuán lejos he llegado! Mientras se fue desarrollando mi carrera como periodista, encontré mi voz y mi vocación: enseñar y motivar a la gente. En 1973 dejé mi trabajo en Vanidades y acepté un puesto como periodista para Cosmopolitan en Español. Ahí comencé a escribir sobre el feminismo cuando apenas se desataba el movimiento y me fascinó no sólo informarme del tema, sino también poder compartirlo con las lectoras de la revista. Enseñar y motivar a la gente me llenaba, y me sigue llenando, de satisfacción y felicidad.

¡Infórmate!

El Diccionario de la lengua española de la Real Academia Española define “vocación” como la “inclinación a cualquier estado, profesión o carrera”. Esto en inglés se llama “calling”, lo cual el Merriam Webster Dictionary define como “un fuerte impulso interior hacia un curso en particular de acción o deber”.

*   *   *

Descubre tu vocación

Definir tu vocación, si todavía no la has podido definir, cuesta mucho trabajo. Y sólo lo puedes lograr con experiencia, no con un sueño. Enfócate, investiga, hazte preguntas, mantén los ojos abiertos, estate atenta a tu día a día, explora más a fondo las cosas que haces bien. Si algo te llama la atención, pruébalo. Nunca sabes qué puerta se puede abrir. En ese instante, no te preocupes tanto por el futuro. Primero, tienes que enfocarte en buscar lo que te gusta. Después, puedes establecer metas para que lo que más te gusta se convierta en tu forma de vida.

Empieza haciéndote algunas preguntas clave y contestándolas con toda sinceridad. Tienes que ser totalmente honesta contigo misma para lograr este objetivo. Lo que siguen son algunas preguntas que puedes utilizar para comenzar a descubrir el camino hacia tu vocación. Anota las respuestas en un papel o una libreta, así luego puedes releerlas y ver si hay algo que te salta de la página como algo que podrías explorar más a fondo.


 • ¿Qué te gusta/apasiona hacer? Para responder esta pregunta, piensa en tus pasatiempos, las cosas que haces que te hacen feliz, lo que te apasiona.
 • ¿En qué te destacas? Acá es importante que pienses en tus habilidades, en las cosas que sabes que haces bien. Piensa también en las personas que te rodean y para qué cosas acuden a ti pidiendo ayuda.
 • Si el dinero no fuese un impedimento, ¿qué elegirías hacer con tu vida? ¿Qué harías por el puro placer de hacerlo, sin pensar en si te alcanzaría para sobrevivir o no? Piensa en tu pasión, tu propósito en este mundo, lo que te haría plenamente feliz.

La honestidad es primordial al responder estas preguntas. Este es el primer paso para lograr descubrir la vocación que hay en ti. No te limites pensando que no puedes ganar dinero con lo que te gusta hacer. El objetivo de hacerte estas preguntas es simplemente descubrir tu pasión. También ten en cuenta que puedes llegar a encontrar más de una cosa que te encante. Ahí entra el tema de tus habilidades. Si hay más de una cosa que te encanta hacer, ¿cuál de todas sientes y crees que puedes hacer bien? Responder estas preguntas te ayudará a enfocarte en lo que se puede transformar en tu vocación.

Muchas veces las pasiones que vemos como imposibles de transformar en una carrera, pueden ser posibles. ¿Eres bueno escuchando a la gente y das buenos consejos? Quizás deberías buscar el camino hacia una carrera en Psicología. ¿Te fascinan los animales? Piensa entonces en trabajar en una veterinaria. Puedes empezar dando pasos pequeños. Tengo una amiga que estaba estudiando Periodismo en la universidad, pero le apasionaba la música. Entonces, ¿qué hizo? Al salir a buscar un trabajo de media jornada para costear sus estudios, se consiguió un empleo en una tienda de música al lado de las universidades de Música más importantes de la ciudad. Ahí conoció a muchísimos músicos, quienes al poco tiempo la llamaron para cantar en diferentes bandas en la ciudad y, así, terminó ganándose unos pesos extra haciendo lo que la apasionaba mientras se formaba en una carrera que también la apasionaba. A veces ni cuenta te das de todo lo que tienes a tu alcance. Pero si no abres los ojos, te puedes perder una gran oportunidad, y hasta quizá te des cuenta de que tienes más de una vocación.

¡Infórmate!

¿De qué color es tu paracaídas?, de Richard N. Bolles, es un libro publicado en 1970 que ha sido actualizado todos los años a partir de 1975 y se considera la guía de cabecera para descubrir cuáles son tus habilidades y lo que más te interesa para conseguir un trabajo haciendo lo que te gusta y en lo que eres bueno. Puede ser otra buena herramienta para ayudarte a descubrir tu vocación.

Sí, pienso que cada persona tiene una o varias habilidades que le son naturales. Pero para algunas personas, esas habilidades resulta que no van con lo que se han dedicado a hacer en sus vidas. Y a veces eso causa frustración. No se debe temer al cambio porque con cada cambio descubres algo nuevo que eres capaz de hacer.

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Empieza a hacer lo que te gusta, ahora

Si sientes que no tienes una vocación clara, si sientes que pasas los días haciendo cosas porque hay que hacerlas, no porque te apasionan, es importante que salgas a buscarla. Si te quedas sentado cruzado de brazos sin investigar y hacerte las preguntas necesarias, no vas a lograr encontrar esa pasión, esa vocación, esa cosa que te encanta hacer, donde se te pasan las horas volando y ni te diste cuenta. Pero para llegar a eso, después de hacerte preguntas y ver por dónde empezar, es esencial la acción.

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