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Nacidos Para Ser Bendecidos
¡Libera las promesas de Dios en las vidas de aquellos qoe amas!
By JOHN HAGEE WORTHY PUBLISHING
Copyright © 2014 John Hagee
All rights reserved.
ISBN: 978-1-61795-455-9
CHAPTER 1
¿QUÉ ES LA Bendición PROFÉTICA?
Cuando nos encontramos con alguien que estornuda en el elevador, solemos decir instintivamente: "¡Dios le bendiga!". En español, una despedida proclama una bendición deseando un buen viaje con la frase: "Vaya con Dios". Incluso Booz, del Antiguo Testamento, saludaba a sus cosechadores con una bendición: "¡Que el Señor esté con ustedes!" (Rut 2:4). Hay muchas formas en que el hombre desea extender la bendición de Dios a otros.
Este tipo de declaraciones pueden buscar el favor de Dios para algo o alguien; sin embargo, no son ejemplos de la bendición sacerdotal que Dios ordena, ni tampoco son imparticiones de la bendición profética. Comencemos definiendo la diferencia entre la bendición sacerdotal y la bendición profética.
LA BENDICIÓN SACERDOTAL
El libro de Números guarda entre sus páginas las palabras a las que que normalmente se hace referencia como el Padrenuestro del Antiguo Testamento. El Señor ordenó a Moisés que dijera a Aarón y a sus hijos que bendijeran al pueblo de Israel poniendo su Nombre sobre ellos. Aarón y sus hijos componían el sacerdocio de Israel, y por lo tanto, se hace referencia a este pasaje como la bendición sacerdotal.
Esta profunda proclamación es uno de los regalos de Dios a su pueblo, ya que en este sagrado texto Él define la palabra bendición. En sus promesas podemos ver el corazón de Dios y experimentar una pequeña porción del gran amor que Él tiene por nosotros.
Lee en voz alta las promesas transformadoras de Dios para ti en la bendición sacerdotal:
Jehová habló a Moisés, diciendo:
Habla a Aarón y a sus hijos y diles: Así bendeciréis a los
hijos de Israel, diciéndoles:
Jehová te bendiga, y te guarde;
Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti
misericordia;
Jehová alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz.
Y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y yo los
bendeciré. (Números 6:22-27)
La bendición sacerdotal no era solamente para Moisés, Aarón y los miembros de la élite de la tribu de Leví; la intención es que fuera para cada persona sobre la faz de la tierra. Eso significa que la bendición sacerdotal es para ti, y para tus hijos.
Esta asombrosa promesa solo puede proceder de un Dios asombroso. Esta bendición llega a ti directamente del Creador del cielo y la tierra. El profeta Isaías se refirió a Dios como "Admirable, Consejero Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz" (Isaías 9:6). Las sagradas Escrituras se refieren a Él como el gran "YO SOY" y el buen Pastor de las ovejas (Éxodo 3:14; Juan 10:11). La poderosa fuente de bendición que no conoce límites es Emanuel, "Dios con nosotros", y la esperanza de gloria. Él es el Dios inmortal e invisible. Él puede restaurar tu matrimonio muerto, sanar tu cuerpo enfermo y renovar tu mente desesperada. Él ha prometido hacerte cabeza y no cola. Él te dará casas que no construiste, viñedos que no plantaste, y pozos que no cavaste. Él te plantará junto a ríos de agua viva, ¡y todo lo que hagas prosperará! Él es el Señor que te da el poder para conseguir riquezas.
El verbo bendecir en hebreo se relaciona con el sustantivo rodilla, y puede significar "adorar con las rodillas dobladas, o arrodillado" (Salmos 95:6) o "presentar algo de valor a otro". Casi todas las bendiciones hebreas comienzan con esta palabra, pues Dios merece la adoración y alabanza de todo hombre (Salmos 113:2). A través de la bendición sacerdotal, Dios otorga su favor a su creación: el hombre mortal. ¡Qué honor! Esta es la expresión más pura de su misericordia y su gracia. Dios bendice a sus hijos dándonos vida y provisión; nosotros le bendecimos a través de nuestra alabanza y viviendo nuestra vida al máximo potencial.
LA BENDICIÓN PROFÉTICA
Ahora, hagamos una breve distinción entre la bendición sacerdotal y la bendición profética. Mientras que la bendición sacerdotal es una proclamación directa de parte de Dios sobre el hombre, como se menciona en Números 6, la bendición profética es la declaración hablada de parte de la autoridad espiritual de Dios en cuanto a la vida de un individuo. Una vez que la bendición sacerdotal ha sido proclamada sobre el receptor, entonces sigue la bendición profética. A diferencia de la bendición sacerdotal, la bendición profética es única para cada persona que la imparte, al igual que para el que la recibe.
Todos éstos fueron las doce tribus de Israel, y esto fue lo que su padre [Jacob] les dijo, al bendecirlos; a cada uno por su bendición los bendijo. (Génesis 49:28)
El uso de la palabra bendición en las Escrituras tiene varias connotaciones en el idioma hebreo. Cuando Dios bendice al hombre, es para concederle buena salud, éxito abundante y prosperidad, tanto material como espiritual. Cuando el hombre bendice a Dios, esta bendición se presenta en forma de acción de gracias, reverencia, obediencia, alabanza y adoración. Cuando un hombre bendice a otro creyente, recita la bendición sacerdotal de Números 6:22–27 y a continuación proclama la bendición profética inspirada por el Espíritu Santo. Según vayas leyendo Nacidos para ser bendecidos, descubrirás cómo esta proclamación divina, guiada por el Espíritu Santo, formará sobrenaturalmente tu vida y las vidas de tus seres queridos.
EL PODER PARA ESCULPIR TU FUTURO
La bendición profética pronunciada por una autoridad delegada por Dios ha tenido un profundo impacto en mi vida y ministerio. Tuvimos una semana de reuniones en 1987 cuando dedicamos la Iglesia Cornerstone. Mi padre, el reverendo William Bythel Hagee, pronunció la siguiente bendición profética sobre mí mediante su oración de dedicación:
Padre nuestro, que estás en los cielos, venimos ante ti hoy con nuestros corazones rebosando de gratitud por tu fidelidad. "Si el Señor no edifica la casa, en vano trabajan los que la edifican". Esta casa de alabanza es tu obra, y es preciosa a nuestros ojos.
Padre celestial, acepta el trabajo de nuestras manos como un sacrificio de alabanza a tu santo nombre. Que esta casa de oración sea un faro para un mundo que se sumerge en la oscuridad espiritual. Que tu Palabra vaya desde este lugar hasta los confines de la tierra, y que innumerables hijos e hijas se añadan al reino de Dios.
Que sea para nosotros y para nuestros hijos a través de los años venideros un santuario de benditos recuerdos. Que sea un refugio de los afanes y preocupaciones de la vida. Que sea un refugio en tiempos de tormenta. Llena este santuario con tu Espíritu Santo y llénanos con tu amor, paz y gozo. De la misma forma en que la construcción del templo es en vano sin la consagración de las personas, ofrecemos nuestras vidas de nuevo a ti hoy como tus siervos, Señor. Que tu Palabra habite en nuestros corazones. Que aquí podamos ser transformados a tu gloriosa imagen. Permítenos recordar que tú eres la piedra angular de esta iglesia. Tú eres nuestro Amado. Tú eres la Roca de nuestra salvación.
Padre nuestro, bendice a aquellos que ministran en este lugar. Que sean vasos listos para que el Maestro los use, y dales fuerza para el viaje. Unge su ministerio para que puedan guiar las almas de los hombres a los caminos de justicia. Cuando corazones cansados, enfermos por el pecado y hambrientos pasen por estas puertas, que encuentren Agua Viva y el Pan de Vida. Escucha nuestra oración, oh Señor, nuestro Dios, nuestro Rey y nuestro Redentor. Todas estas cosas las pedimos en el precioso nombre de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Amén.
Cada vez que leo esta poderosa proclamación sobre mi vida, me conmuevo profundamente. ¿Por qué? Porque fue pronunciada en fe por la autoridad delegada por Dios sobre mi vida; fue pronunciada de acuerdo a la Palabra de Dios; y yo la recibí y he hecho lo necesario para ver que sus contenidos se cumplan.
Mi esposa Diana y yo asistimos a la Conferencia Internacional de Empresarios Cristianos en la Universidad Oral Roberts en 1991, que se realizó en el Mabee Center. Yo formaba parte del consejo rector en la Universidad Oral Roberts en ese tiempo y también era uno de los oradores de la conferencia. No teníamos ni idea de que la última sesión sería un momento en el tiempo que ayudaría a esculpir nuestro futuro. Estando Diana y yo sentados en la primera fila, el orador enseñó acerca de Habacuc 2:2-3, que dice:
Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella. Aunque la visión tardará aún por un tiempo, mas se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.
Escuchamos la forma en que el orador enseñaba acerca de escribir todas las cosas que nos gustaría conseguir en el futuro. Agarré mi Biblia, y Diana y yo nos pusimos de acuerdo para escribir la visión que teníamos para nuestra vida y hacer una confesión de fe de que Dios lo cumpliría. En ese tiempo no sabíamos que todo lo que escribimos en esa Biblia aquel día se cumpliría en el curso de veinte años de la forma exacta en que fue escrita.
Nuestra proclamación para el futuro:
Levantar un ministerio de televisión nacional que alcanzaría a América y al mundo con el propósito de predicar el evangelio a todo el mundo.
Construir una iglesia siguiendo el modelo de la iglesia del Nuevo Testamento llena de las señales y maravillas del Nuevo Testamento que bendeciría la ciudad de San Antonio y América.
Construir un centro para conferencias que recibiría a gente de todas las naciones del mundo para restaurar, unir, entrenar y enseñar a los perdidos, a los desanimados y abatidos; sanar a los enfermos; y ofrecer libertad a los oprimidos.
Todo esto hecho para la gloria de Dios Padre y su Hijo, Jesucristo, a través del poder del Espíritu Santo.
—18 DE JUNIO DE 1991, CONFERENCIA ICBM, Universidad Oral Roberts
Tengo esta declaración de nuestra visión enmarcada en mi oficina. Mi vida es una prueba viva de que la bendición profética tiene el poder para establecer tu futuro cuando está en consonancia con la Palabra y la voluntad de Dios.
Obtén una visión de lo que Dios quiera hacer con tu vida, ministerio, familia, hijos y nietos. Atrévete a creer que Jesucristo es el sumo sacerdote de tu bendición profética. Ten fe en que Él dará de su poder y autoridad para cumplir la bendición sobre tu familia de acuerdo a su Palabra. ¡Vive de acuerdo a tu proclamación profética y observa cómo Dios actúa en tu favor!
CHAPTER 2
LA Bendición PROFÉTICA EN LAS ESCRITURAS
Dios tiene el deseo apasionado de bendecirte. Su mayor gloria es dar gozo, amor y paz a todos que llegan a ser parte del reino de Dios. La bendición de Dios es un tema central en la Biblia. A través de las páginas de las Escrituras, Dios bendijo a sus hijos con su favor inmerecido y pronunció bendiciones proféticas sobre sus vidas.
Lo primero que Dios hizo por Adán y Eva en el jardín del Edén fue bendecirles. A medida que pasamos las páginas de las sagradas Escrituras, podemos ver cómo este tema continúa cuando Dios bendijo a Abraham, Isaac, Jacob, y a sus profetas.
El Hijo de Dios, Jesucristo, abrió su boca y el ruach (aliento sobrenatural) vino igual que lo hizo en el jardín del Edén cuando Dios Padre sopló vida en Adán. Este mismo ruach bendijo al pueblo de Dios en el Sermón del Monte, cuando Jesús trazó el camino de la realeza para que todos los hombres pudieran ser supremamente bendecidos.
En este capítulo veremos más de cerca el poder de la bendición profética en las Escrituras.
LA BENDICIÓN PROFÉTICA DE ADÁN Y EVA
En el tiempo de Génesis, un Dios amoroso y lleno de gracia creó un jardín de tal esplendor, que la mente del hombre no puede comenzar a imaginar ni la mitad de lo grandioso que era. Y en este jardín, Dios pronunció una bendición sobre su creación. Génesis 1:28 contiene esas palabras habladas a Adán y Eva:
Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.
"Fructificad y multiplicaos" es tanto una bendición como una orden. La unión de un hombre con una mujer es con la intención de producir hijos. Esta orden es la antítesis de la agenda en favor del aborto y la homosexualidad. No es posible que dos hombres o dos mujeres produzcan un hijo. Dios creó al hombre y a la mujer, haciendo que el matrimonio entre dos hombres o dos mujeres sea una clara violación de la ley de Dios. Dios solo bendecirá la unión que Él creó; por lo tanto, Él bendijo la unión en matrimonio entre un hombre y una mujer con hijos, como dijo el rey David en Salmos 127:3-5 (NVI):
Los hijos son una herencia del Señor,
los frutos del vientre son una recompensa.
Como flechas en las manos del guerrero
son los hijos de la juventud.
Dichosos los que llenan su aljaba
con esta clase de flechas.
No serán avergonzados por sus enemigos
cuando litiguen con ellos en los tribunales.
Nosotros en America no tratamos a nuestros hijos como recompensas ni los respetamos por la bendición que Dios diseñó que fueran. Por el contrario, son explotados a través de la pornografía infantil, maltratados a través del abandono, y asesinados a través del aborto. Por causa de estas transgresiones, una parte del futuro de nuestra nación ha sido destruida. Desde el caso "Roe contra Wade", más de cincuenta y cuatro millones de niños han sido asesinados en el vientre de sus madres entre 1973 y 2008. Un posible Mozart, un Einstein, un futuro presidente de los Estados Unidos, maestros de escuela, bomberos, oficiales de policía, madres amorosas y padres misericordiosos han sido eliminados de nuestra sociedad porque hemos fracasado en honrar la orden y bendición de Dios de ser fructíferos y multiplicarnos.
DIOS BENDICE A ABRAHAM
La siguiente bendición de la que se habla en las Escrituras fue la que Dios le dio a Abraham, que se encuentra en Génesis 12:1–3, creando la nación de Israel y lo que posteriormente se conoció como el pueblo judío:
El Señor le dijo a Abram: "Deja tu tierra, tus parientes y la casa de tu padre, y vete a la tierra que te mostraré". Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre, y serás una bendición. Bendeciré a los que te bendigan [Israel y el pueblo judío] y maldeciré a los que te maldigan; ¡por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!". (NVI)
Esta bendición profética (asegurando la creación y el establecimiento del Estado de Israel) es la piedra angular teológica de la más grande controversia en el Medio Oriente, desde los tiempos de Abraham hasta el siglo XXI. Sin embargo, sigue siendo un hecho que Dios, el Creador del cielo y la tierra, creó a la nación de Israel a través de su Palabra divinamente proclamada y, por lo tanto, la bendición nunca puede ser anulada o revocada. "Haré de ti una nación grande, y te bendeciré; haré famoso tu nombre" (v. 2).
Abraham fue llamado a una nueva revelación de la voluntad de Dios y se elevó a un nivel de fe que pocos han conseguido tener. Dios hablaba con Abraham igual que uno habla a un amigo, cara a cara. Dios confió en Abraham, le hizo su amigo, e hizo una promesa de bendición personal, diciendo: "te bendeciré". Génesis 13:2 dice: "Abram se había hecho muy rico en ganado, plata y oro". Fue una bendición terrenal temporal, que también fue muy personal. Un hombre bendecido experimenta una buena relación en su matrimonio, con sus hijos y con sus amigos; él y su familia disfrutan de buena salud y de sanidad; es ascendido en su lugar de trabajo. Su casa se vende rápidamente mientras que sus vecinos esperan durante meses sin éxito. Su negocio prospera mientras otros negocios se hunden. Todas estas bendiciones son temporales y muy personales.
En cuanto a un hombre bendecido, la gente podría decir: "¡Es muy afortunado!". ¡Incorrecto! Nuestro poder para prosperar es posible gracias a la fidelidad de Dios a su palabra a través de la bendición profética. Esta bendición es transmitida a su esposa, sus hijos, sus nietos, y sobre todo lo que ponga su mano. Dondequiera que vaya, lo que haga, tiene éxito. Esto es tan solo un destello del impacto de la bendición profética de Dios sobre familias, como lo demuestra la Palabra de Dios.
La bendición profética es personal y está a tu alcance, al de tus hijos y tus nietos, ¡hoy!
DIOS BENDICE A JACOB
El desfile de bendiciones continúa cuando el hijo de Abraham, Isaac, bendijo a Jacob. Dios hizo una ecografía divina a Rebeca, quien estaba preocupada sobre la condición de su embarazo y preguntaba, igual que muchas madres embarazadas lo han hecho a lo largo de la historia: "¿Por qué me pasa esto?" (Génesis 25:22, NTV). El Todopoderoso vio la ecografía de los hijos que estaban en el vientre de Rebeca e hizo esta proclamación profética:
Dos naciones hay en tu seno, y dos pueblos serán divididos desde tus entrañas; el un pueblo será más fuerte que el otro pueblo, y el mayor [Esaú] servirá al menor [Jacob]. (Génesis 25:23)
(Continues...)
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