Mamá lista, mamá rica: Cómo aumentar tu patrimonio mientras formas una familia

Mamá lista, mamá rica: Cómo aumentar tu patrimonio mientras formas una familia

by Kimberly Palmer
Mamá lista, mamá rica: Cómo aumentar tu patrimonio mientras formas una familia

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by Kimberly Palmer

eBook

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Overview

Este libro explora como las mujeres de hoy manejan los retos financieros y los familiares. Inspirador y práctico, ayuda a las mujeres a crear estrategias sobre cómo criar a sus hijos y a la vez tomar decisiones financieras sabias que las pongas en el camino a la prosperidad.

Cada madre conoce las decisiones difíciles que conlleva el tener un hijo, como los gastos familiares y las interminables jornadas de trabajo. ¿Cómo cumples con las demandas que exige la maternidad a la vez que mantienesn tus finanzas y tu carrera bajo control? Este libro explora cómo las mujeres de hoy enfrentan los retos profesionales y los familiares. Escrito por una columnista de finanzas y madre, este libro combina consejos profesionales, estrategias de gastos y ahorros con entrevistas a madres profesionales en varios campos laborales.

Inspirador y práctico, este libro ayuda a las mujeres a crear estrategias sobre cómo criar a sus hijos y a la vez tomar decisiones financieras sabias que las pongas en el camino a la prosperidad.


Product Details

ISBN-13: 9780718097059
Publisher: HarperEnfoque
Publication date: 01/23/2018
Sold by: HarperCollins Publishing
Format: eBook
Pages: 256
File size: 565 KB
Language: Spanish

About the Author

Kimberly Palmer es editora financiera en US News & World Report y escribe su popular blog Alpha Consumer. Ha participado en Today Show, CNBC, CNN y otros programas de televisión y radio locales en todo el país para hablar sobre decisiones financieras inteligentes.

Read an Excerpt

CHAPTER 1

Ahorra (y gasta) como una madre

Tengo una amiga en Facebook que publica fotos de sus rutinarios viajes al supermercado, mostrando lo increíblemente poco que le cuestan todas esas bolsas de patatas y toallitas de papel. Aunque es impresionante — a menudo trae a casa maletas llenas de artículos por menos de cincuenta dólares —, no puedo evitar pensar en si esos ahorros compensan su esfuerzo. Pasa horas recortando cupones de papel (hábito que también comparte con sus amigas de Facebook) y acaba con suficientes chuletas de cerdo como para sobrevivir a un apocalipsis (siempre y cuando el frigorífico siga funcionando). ¿Podría emplear mejor su tiempo con un cometido financiero más estratégico, como depositar recibos de gasto flexible para los costos sanitarios o reajustar sus inversiones para la jubilación? ¿Comerá su familia todas esas chuletas de cerdo antes de que caduquen? ¿Querrán ellos hacerlo?

Nuestra cultura ensalza a las mamás que ahorran hasta el último centavo en programas televisivos como Extreme Couponing de la TLC [The Learning Channel]. La gran depresión hizo que volviera a estar de moda la cultura de la austeridad y eso es algo bueno, ya que no hay razón para gastar más de lo necesario a la hora de gestionar nuestra economía familiar. Como editora de «The Frugal Shopper», el popular blog de U.S. News, disfruté haciendo correr la voz acerca de cómo atrapar las mejores ofertas y recortar gastos. Yo misma disfruto mucho escribiendo un código de descuento que reduce automáticamente veinte dólares o más de mi cuenta cuando compró en Internet.

Sin embargo, también hay un lado oscuro de esta costumbre de ahorrar hasta el último centavo, sobre todo cuando acaba reduciéndose a mamás buscando cupones y cazando descuentos. Hace que nos centremos en ahorros pequeños a corto plazo en lugar de trabajar en estrategias financieras más significativas que realmente construyen nuestro bienestar financiero con el paso del tiempo. Nos damos prisa en ahorrar cinco dólares en la facturación, mientras que perdemos quinientos (en impuestos) por no haber solicitado a nuestro empleador la cuenta de gasto flexible para pagar la guardería o dejamos los ahorros a largo plazo en una cuenta que no paga intereses.

Esta paradoja me golpeó cuando veía un episodio de The Real Housewives of Beverly Hills en el que una de las estrellas, Brandi Glanville, dice a la cámara que quiere ganar mucho dinero con el objetivo de crear estabilidad para sus hijos y asegurarse de no tener que volver a depender de un hombre para vivir. (Un tema recurrente del programa es que su exmarido, el actor Eddie Cibrian, la engañó y después se casó con LeAnn Rimes). Quería chocar los cinco con ella por tener esa ambición financiera.

Pero cuando después, en un episodio posterior, recibe en metálico un cheque de seis figuras por su exitoso libro, lo derrocha en un coche diseñado a su gusto, en vez de invertir esos ingresos extraordinarios en su futuro (y el de sus hijos). Esta es la misma mujer que tuitea acerca de sus propios éxitos con atracones de cupones; de acuerdo con su Twitter, ahorró cerca de setenta dólares en un viaje al supermercado gracias a los cupones. Tan impresionante como mis amigas del Facebook, pero haría mucho mejor comprando un coche más barato y no preocupándose tanto por ahorrar dólares y centavos en comida.

Por ese motivo, debemos romper con esa mentalidad restrictiva de los cupones y pensar a lo grande, mucho más grande. Piensa en ser una compradora habilidosa cada día, no solo en ser una cazadora de cupo- nes los fines de semana. Piensa en negociar facturas en curso y gastos mensuales, en vez de distraerte por compras de una sola vez que, de todas maneras, no son tan caras. Deberíamos pensar en invertir los ahorros que generamos de una manera que incremente nuestro dinero en vez de gastarlo en una compra efímera que pronto se convertirá en más desorden para la casa.

Al parecer, las mamás jugamos un papel enorme cuando se trata del consumo familiar, principalmente porque realizamos gran parte de él. Hacemos la mayoría de las compras nosotras mismas y esas decisiones son mucho más importantes que poner simplemente un detergente en el carrito. Una encuesta de 2014 elaborada por Wells Fargo constató que 82% de las mujeres que tienen un mínimo de 250.000 dólares en activos están a cargo de las finanzas diarias de la familia, incluyendo las decisiones sobre presupuesto y gasto. Eso es mucha presión sobre nuestras espaldas. Por dicha, podemos afrontarlo y algunas estrategias pueden reducir el caos de tener que estar buscando la mejor oferta constantemente al mismo tiempo que también administramos aspectos a largo plazo de las finanzas familiares.

Abordar nuestro gasto con una sobria actitud exquisita, independientemente de si se trata de una cena entre semana o de unas vacaciones anuales, significa encontrar lo mejor que podemos permitirnos para nuestra familia por el precio más bajo. En la película Un viaje de diez metros, el personaje interpretado por Helen Mirren, la propietaria gruñona de un restaurante francés que aspira a conseguir una estrella Michelin, acusa a un señor mayor de ser tacaño, y en consecuencia pobre, por negociar el precio de su habitación de hotel. Él responde que pedir un descuento solo significa que es ahorrador, no pobre. Esa es una verdad que también conocen las mamás. Y se sienten cómodas al pedir descuentos cuando es importante porque saben que ellas (y sus familias) los merecen, así como se merecen el bienestar que esos descuentos producen con el paso del tiempo.

*
COMPRA DE MODO MÁS INTELIGENTE

Cada año, cuando se acercan las vacaciones de invierno, llamo a Kit Yarrow, una psicóloga de consumo y experta en compras, para que me aconseje sobre cómo afrontar el frenesí de las compras anuales y seguir triunfante. Al ser ella una compradora inteligente, siempre me enseña algo nuevo para aprovechar al máximo los comercios y, como madre (sus dos hijos ya están crecidos), desarrolló sus propias rutinas y estrategias que funcionan para su familia.

Una de las primeras cosas que me enseñó es que tienes que evitar todos los incentivos que los comerciantes mandan a tu dirección. Suena contradictorio porque parece que hacer caso a esas rebajas del 50% te reportará grandes descuentos, o que recibir correos electrónicos diarios con ofertas te hará ahorrar, pero en realidad todo ese ruido hace que gastes más porque te sientes presionada a comprar cosas que realmente no necesitas. Yarrow sugiere que te mantengas al margen cada vez que veas un letrero de «todo a mitad de precio» o una venta «de un solo día», a no ser que el artículo ya estuviera en tu lista de compras.

Según Yarrow, ese tipo de rebajas «sacan a flote emociones como la competitividad, el miedo a perder algo o un sentimiento de urgencia. Esas emociones nublan el pensamiento y tú quieres tener la mente ágil cuando vas a gastar dinero». Considerando que hoy gran parte de esa tentación adopta la forma de correos, considera darte de baja de todos esos correos comerciales que te garantizan que nunca te perderás unas rebajas. En realidad, perderlas puede ser algo bueno para tu cuenta bancaria.

Por eso, recorrer aplicaciones de compras con tu teléfono inteligente no es la actividad más relajante después de poner a tus hijos a dormir. «La gente busca gangas (ofertas de ventas) por afición. Es el equivalente a lo que era tejer hace cuarenta años: una actividad para relajar la mente que no necesita el cerebro», dice Yarrow, señalando que a menudo la gente compra con el móvil o por Internet en el trabajo durante las horas de comer o por las tardes. Como sabe ella por su propio comportamiento, así como por sus investigaciones, «cuanto más te centras en las ofertas especiales, más gastas». Esas ofertas, según cuenta, nos dan un sentimiento falso de control sobre nuestras caóticas vidas.

Para recuperar el control sin consumir, la primera línea de defensa es mantener una lista de compras con todos los artículos que verdaderamente necesitas adquirir. De ese modo, si necesitas una cafetera, puedes buscar las ofertas del tipo de cafetera que quieres y anticiparte al gasto venidero. Puedes tomarte tu tiempo, comparando los pros y los contras de los diferentes modelos y acabar con el producto de mayor calidad por el dinero que posees. (Si tienes pareja, los dos pueden participar en el proceso y así ninguno se sorprenderá cuando llegue la cuenta).

Otra estrategia inteligente es buscar los descuentos, en lugar de permitir que ellos vengan a ti. En vez de ser el recipiente pasivo de los correos de los comerciantes y las notificaciones que llegan a tu teléfono inteligente informándote de las ofertas diarias, puedes buscar el mejor precio cuando estés preparada para comprar uno de los productos de tu lista. Algunas herramientas populares de cupones y aplicaciones para comparar precios como RetailMeNot, PriceGrabber, RedLaser y Brad's Deals facilitan la búsqueda de códigos de descuento y ofertas cuando estás lista para comprar, en vez de empujarte a comprar cuando todavía no estás preparada. Para las compras digitales, complementos del explorador como PriceBlink o InvisibleHand te informan si otro sitio ofrece un precio más bajo por un producto que estás a punto de adquirir. La diferencia es que tú eres quien controla los tiempos y no adaptas tu horario al calendario de los comerciantes. Por eso también me gusta usar Unroll. Me, una herramienta para desligarte de los correos que reúne de manera automática en un único mensaje recopilador diario todos los correos en serie, incluidos los anuncios de los comerciantes, para evitar que estés recibiéndolos todo el día. (Cuando me suscribí la primera vez, me impactó ver que sin darme cuenta me había subscrito ¡a 150 listas!).

Decidir qué va en esa lista puede ser delicado. ¿Realmente necesitas un nuevo bolso o todavía te sirve el que tienes actualmente a pesar de su apariencia desgastada? ¿Necesitan tus hijos nueva indumentaria o también podría valerles ropa de segunda mano? ¿Qué mensajes sobre valor y mérito mandamos a nuestros hijos con las decisiones que tomamos? En una de mis canciones de country favoritas, «American Middle Class», Angaleena Presley canta sobre el recuerdo de su madre pegando etiquetas de Keds en la parte trasera de sus zapatos blancos para que lucieran como auténticos Keds. Ahora, décadas más tarde ya como madre, casi siente nostalgia de esos días y orgullo por la creatividad de su mamá, que no se limitaba a los zapatos. «Cortaba el parche Guess de un par de jeans y lo cosía en otro que había conseguido en unas ventas caseras», recuerda.

A pesar de que la cantante ya no siente presión económica puesto que, además de su carrera como solista, es parte del exitoso trío Pistol Annies con la superestrella Miranda Lambert, todavía copia la estrategia de su madre en su propio hogar. «Lo que me enseñó mi mamá y que todavía sigo es que, si no lo tienes, puedes hacerlo», dice Angaleena. De hecho, un año le dijo a su marido que por Navidades, en lugar de regalos, quería arreglar artículos antiguos de la casa.

*
NO TE PIERDAS NI UNA OPORTUNIDAD DE GANAR

Una técnica de compra igualmente importante entra en escena cuando adquieres un producto o servicio que en cierto modo no encaja con tus estándares. Esto es algo con lo que muchas mamás batallan porque puede requerir conversaciones incómodas y que posiblemente consuman tiempo. Sin embargo, me ahorra un par de miles de dólares al año, la mayoría relacionados con el seguro médico, gastos que se pueden pagar con la cuenta de gasto flexible y compras en comercios, como ropa defectuosa. La realidad es que las grandes compañías, desde aseguradoras hasta tiendas de ropa, cometen errores, la mayoría de los que probablemente no se reclaman. Solo los clientes que hablan sin reservas recuperan su dinero.

Uno de mis preferidos gastos recurrentes es Stitch Fix, un servicio digital de compra individualizada que te envía una caja de ropa personalizada cada mes, adaptada a tus propias preferencias y tallas. Como no tengo tiempo para comprar durante los fines de semana, y el servicio ofrece gran calidad a un precio razonable, eso hace que siga luciendo presentable en el trabajo. Sin embargo, hubo un mes en el que se le cayeron dos botones a una de las piezas que había comprado a través de ese servicio. Al principio, lo dejé pasar y pensé en coser los botones luego. Pero cuanto más pensaba en ello, más me parecía que debía informar a la compañía. Después de todo, soy una clienta fiel y deberían saber que los botones se caen tras usar la prenda unas pocas veces. Así que les mandé una nota y recibí un reembolso de dieciséis dólares. Los correos rápidos como ese a los comerciantes siempre resultan en algún tipo de reembolso o descuento para el futuro. Mandé un correo similar al detergente Tide después de que la compañía cambiara un perfume de manera inesperada. Tide me mandó rápidamente un cupón de veinte dólares para un nuevo recipiente de detergente. Esas cantidades son demasiado pequeñas como para dedicarles mucho tiempo, pero merecen un correo rápido o dos.

De igual forma, nunca completo una compra digital sin antes realizar una pequeña búsqueda en Internet del nombre del comerciante y las palabras «cupón» y «código de promoción». Como poco, la mitad de las veces esta búsqueda acaba aportándome un descuento de cinco dólares o más. Esto es dinero que de otro modo habría pagado sin ni siquiera darme cuenta de que podría habérmelo ahorrado, y lleva menos de un minuto.

Casi siempre, mis ahorros más significativos provienen de las reclamaciones al seguro médico que han sido procesadas de manera incorrecta. Hace poco, mi seguro rechazó los costos de una revisión física rutinaria porque pensó erróneamente que ya me la había hecho este año. Me costó múltiples llamadas, pero finalmente retiraron el cobro. Realizar un seguimiento con el servicio de atención es molesto, pero tus ahorros pueden merecer el esfuerzo. Revisar el extracto de tu tarjeta de crédito o de cualquiera de tus seguros por posibles errores puede ayudar a que te des cuenta de los problemas. Cuando mandas un correo electrónico o llamas para investigar, asegúrate de tomar notas, sé persistente y, si es necesario, quéjate del problema públicamente en las redes sociales como Facebook o Twitter, asegurándote de «etiquetar» a la empresa para maximizar el impacto. No me gusta avergonzar públicamente a las compañías enfrente de los clientes, pero si no están solucionando un error, hablar de ello en un foro público puede ser la única forma de motivarlos para que lo hagan. (Sólo cuídate de no realizar declaraciones difamatorias que podrían ponerte en una situación de vulnerabilidad en caso de juicio). Este enfoque de las redes sociales me ha ayudado a conseguir reembolsos en la factura de cable de Comcast y una actualización rápida de mi compañía eléctrica con relación a la reinstalación de la electricidad tras una tormenta. Para una mayor ayuda a la hora de ver errores o posibles fraudes con tu tarjeta de crédito, puedes descargar BillGuard, una aplicación que se basa en una colaboración abierta entre más de un millón de miembros para localizar problemas y resolver disputas entre clientes y compañías.

Como último recurso, si la empresa falla en resolver la disputa contigo, incluso después de exponerla públicamente en las redes sociales, te recomiendo que hagas una queja oficial con el gobierno federal (la Oficina para la Protección Financiera del Consumidor de Estados Unidos tiene un sistema de seguimiento de reclamaciones digitales para problemas relacionados con la industria de los servicios financieros) o a través de Better Business Bureau [entidad sin fines de lucro que lucha por unos negocios óptimos], un grupo de la industria. Tras haber agotado todos los recursos disponibles para conseguir un certificado de nacimiento nuevo y corregido para mi hijo recién nacido (expedido por una compañía privada que tiene un acuerdo con el gobierno del distrito de Columbia), formulé una queja mediante Better Business Bureau. El problema, que había persistido durante meses y requerido varias llamadas y cartas en mi somnolienta situación, fue resuelto de manera prácticamente inmediata. (Por cierto, se aplica la misma estrategia a cobrar, en caso de que trabajes por cuenta propia o por un contrato que no implique un depósito directo de manera estable. A menudo tienes que hacer un seguimiento a los pagos con la misma determinación que dedicas a recibir tu dinero de los comerciantes. Aunque, la recompensa lo merece porque pone literalmente dinero en tu cuenta bancaria).

(Continues…)



Excerpted from "Mamá Lista, Mamá Rica"
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Table of Contents

Agradecimientos, ix,
INTRODUCCIÓN: INTERNÉMONOS EN LA MATERNIDAD, 1,
UNO: AHORRA (Y GASTA) COMO UNA MADRE, 11,
DOS: TOMA LAS RIENDAS, 31,
TRES: EL MOMENTO LO ES TODO, 51,
CUATRO: COMO UNA JEFA, 63,
CINCO: MAMÁS INVERSORAS, 87,
SEIS: JUEGA A LA DEFENSIVA, 109,
SIETE: ATRAPADA EN EL MEDIO, 131,
OCHO: MAMÁS MODELO, 145,
NUEVE: DE VUELTA A TI, 169,
DIEZ: DE REGRESO AL NIDO, 189,
EPÍLOGO: MÁS QUE DINERO, 199,
MAMÁ LISTA, MAMÁ RICA: MANUAL, 205,
Notas, 229,
Índice, 239,
Sobre la autora, 256,

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