Mañana es nunca se desarrolla después de haber aprendido que la vida no tiene mañana, que la vida no debe ser un modelo perfecto, que el amor hacia un hijo es enorme, aunque su vida sea diferente y corta.
Esta historia inició en el año 2003 en California, cuando pensamos que la vida sería diferente y se cumplirían muchos sueños como el sueño americano, pero el destino nos tenía algo diferente.
En este libro puse todo de mí y mi pequeña familia, lo que nos cambió por completo el nacimiento de nuestro hijo y su discapacidad, Rhizomelic Chondrodysplasia Punctata (RCP). Comparto las experiencias buenas y malas, eventos de tristeza y superación.
Mañana es nunca viene a mi mente después de darme cuenta que la vida no es tan fácil y no la hacen fácil para los que teníamos el reloj y el tiempo encima.
Tuve que aprender de lo que ahora ya perdí, mi hijo. Aprendí a gozar después de haber sufrido, a valorar después de haber sepultado. Aprendí que llegar a casa o estar en casa con mi familia completa es el tiempo más preciado.
Rhizomelic Chondrodysplasia Punctata nos enseña que la vida es coincidencia, que sin saber, dos personas que jamás se habían visto, de distintos lados y entre millones de personas, pudieron haber coincidido con el mismo gen.
Despierto y me doy cuenta de que el mañana tal vez no vendría. Esta experiencia me hizo valorar el aire natural que no entra en un hospital, el cielo que puedes ver desde tu casa y el pedir incansablemente al Creador que no sea "este día".
Con nuestro hijo pude entender que la realidad de la vida. Esa es hoy porque mañana es nunca.
