Cuando piensas que la vida se acaba o se detiene por la vivencia de una enfermedad o situación difícil, te invaden pensamientos y sentimientos que suelen giran alrededor de los “hubiera” por lo que crees podías haber hecho de manera diferente.
En esos interminables minutos, horas, días de angustia, de incredulidad, de estar ahí sin estar, de acompañamiento y duelo, puedes encontrarle sentido a la vida y darte cuenta de que “el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional”.
No te preguntes ¿por qué?, busca la respuesta al ¿para qué?, y al seguir tu camino aún con lágrimas en los ojos, es posible, que cada respuesta revelada sea un regalo de paz para tu corazón que te haga exhalar un suspiro y esbozar una sonrisa amorosa.
