Los Milagros en Ti: Reconoce la Asombrosa Obra de Dios en Ti y por Medio de Ti
240
Los Milagros en Ti: Reconoce la Asombrosa Obra de Dios en Ti y por Medio de Ti
240Paperback(Spanish-language Edition)
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Overview
Product Details
| ISBN-13: | 9781617959028 |
|---|---|
| Publisher: | Worthy |
| Publication date: | 06/23/2015 |
| Edition description: | Spanish-language Edition |
| Pages: | 240 |
| Product dimensions: | 5.30(w) x 7.90(h) x 0.60(d) |
| Language: | Spanish |
About the Author
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Los Milagros En Ti
Reconoce La Asombrosa Obra De Dios En Ti Y Por Medio De Ti
By Mark Victor Hansen
Worthy Latino
Copyright © 2015 Mark Victor HansenAll rights reserved.
ISBN: 978-1-61795-902-8
CHAPTER 1
Los milagros están por todas partes
"¿ Quieres escuchar acerca de un milagro genuino?".
La pregunta me agarró totalmente desprevenido. Mi esposa y yo nos habíamos detenido en el supermercado para comprar algunas cosas, y yo había entablado una conversación con el dependiente en el mostrador. Había pasado los últimos meses trabajando en este mismo libro, así que en cuanto él dijo la palabra milagro, captó mi atención por completo.
"#161; Por supuesto que sí!", fue mi respuesta. "Cuéntemelo todo".
Este joven comenzó a contarme con todo lujo de detalle la experiencia casi fatal que había vivido su esposa. Estaba conduciendo por una calle muy transitada #161; cuando de repente se dio cuenta de que su auto no tenía frenos! Iba conduciendo, con otros automóviles y viandantes a su alrededor, pero era incapaz de parar, o ni siquiera disminuir, la velocidad de su automóvil. Meramente por instinto, ella comenzó a orar: Por favor, Dios, protégeme. Detén este auto. Guárdame de chocarme contra otro auto. Aparta a todos estos viandantes de mi camino. Condúcenos a todos a casa a salvo. Tras varios segundos aterradores, el auto llegó a detenerse súbitamente gracias al árbol que estaba ahora firmemente plantado en su paragolpes frontal. De algún modo, su automóvil había conseguido atravesar el tráfico y las personas sin incidente alguno. El automóvil quedó destrozado, pero todos, incluida la esposa de mi nuevo amigo, llegaron a casa sanos y salvos esa noche. "Fue un milagro", repitió el dependiente.
Pensé en eso durante un segundo y le pregunté: "Entonces, ¿cómo crees que sucedió ese milagro?".
Su respuesta no podía haber sido más perfecta a la luz de todas las historias de milagros que había estado estudiando mientras trabajaba en este libro: "Estamos todos orados, hermano. Estamos todos orados, y siempre tenemos milagros".
Me encanta esa respuesta. "Estamos todos orados, y siempre tenemos milagros". Ese joven no tenía ni idea de que simplemente contándome esa historia, realmente él estaba haciendo un milagro. Él no sabía quién era yo. No sabía que había escrito varios libros que fueron best sellers ni que estaba trabajando actualmente en uno acerca de los milagros. Tan solo se sintió inspirado a contarme su historia, y al hacerlo Dios obró a través de él para recordarme que Él estaba conmigo mientras yo escribía este libro. Dios me estaba recordando que los milagros están por todas partes.
Ahora bien, quizá leas esto y digas: "Mark, te estás inventando esa historia. Ese es el tipo de historias que los predicadores y escritores cuentan solo para explicar lo que quieren decir". No, esta conversación realmente sucedió. Claro que ocurrió. ¿Por qué sucedió? ¿Por qué nos debería sorprender cuando nos vemos delante de una experiencia que solo se podría describir como milagrosa? ¿Por qué no deberíamos oír historias como esta un día tras otro y tras otro?
Los milagros están a nuestro alrededor. A veces es Dios moviendo milagrosamente los obstáculos inamovibles en nuestras vidas. A veces es una sanidad milagrosa de un diagnóstico terminal. A veces, como con la esposa del dependiente, es apartar personas y automóviles del camino y poner un árbol en el lugar perfecto para detener un automóvil descontrolado. Esos son los tipos de cosas en las que no tenemos otra opción más que mirar al cielo y decir: "Dios, esto lo has hecho tú. No hay otra explicación".
Pero hay otros milagros que con demasiada frecuencia pasan desapercibidos. Esos son los milagros que caminan y hablan a nuestro alrededor. Se sientan en los cubículos a nuestro lado en el trabajo. Comparten el metro o el avión con nosotros. Están a nuestro alrededor en cines o en la iglesia. Están en los automóviles que nos acompañan en las carreteras, o en la fila a nuestro lado en los partidos de béisbol, o incluso detrás del mostrador del supermercado del barrio. Tú, todos los que conoces y todos los que te encuentres, tienen el potencial de convertirse en hacedores de milagros. Y cuando aceptas la verdad de que Dios hace milagros a través de hombres y mujeres comunes todos los días, no solo comienzas a observar los milagros a tu alrededor, sino que comienzas a convertirte en el milagro para la vida de otra persona.
La mentalidad de milagro
Albert Einstein dijo una vez: "O todo es un milagro o nada es un milagro". Intento tener una mentalidad de milagro todo el tiempo, así que yo de forma natural me decanto más por el lado de las cosas de que "todo es un milagro". Esa mentalidad de milagro cambia cómo ves el mundo. Cuando inundas tu mente y espíritu con la creencia de que Dios quiere hacer milagros en ti y a través de ti, todo tu ser, mente, cuerpo, espíritu y subconsciente, se sitúa en consonancia y establece el curso de tu vida en una trayectoria de hacer milagros. Eso ha sido así de real en mi vida.
En 1974, era un antiguo millonario durante veintiséis años en bancarrota. Estaba destrozado. Estaba tan mal ese año que tenía que estirarme hacia arriba para tocar el suelo. Para serte honesto, creo que fue un milagro que sobreviviera a ese año.
En ese tiempo, alguien me dio un programa de audio inspiracional de Cavett Robert, el decano de oradores y cofundador de la Asociación Nacional de Oradores. El programa se titulaba ¿Es usted la causa o el resultado? En esa presentación transformadora, Cavett me impactó con una de las verdades más poderosas de mi vida: "O eres la criatura de las circunstancias o eres el creador de las circunstancias. No puedes ser ambas cosas". Ese mensaje me llegó muy adentro. Fue como si Cavett me estuviera hablando directamente a mi desesperación, preguntándome si quería ser una víctima o un líder. ¿Quería ser alguien al que le sucedieran las cosas, o quería ser alguien que provocara que las cosas sucedieran?
Durante el transcurso de las semanas y meses siguientes, conté las veces que escuché ese programa de audio, como un pistolero del oeste poniendo marcas en su pistola. Escuché ese mensaje 287 veces. Sabía en mi corazón que Cavett estaba alimentando mi alma y reprogramando mi mentalidad torcida.
Una mañana, mientras Dios ordenaba mi vida y mi mente, me desperté con un sobresalto. De la nada, supe sin duda alguna cuál era el destino de Dios para mi vida. Tuve la visión de hacia dónde me llevaba Dios. Pasé ese tiempo de oscuridad en mi vida con un objetivo claro: convertirme en un orador y autor profesional. A partir de ese punto, mi mente se fijó en ese objetivo.
En ese entonces, compartía una casa alquilada con otros cuatro tipos. Desayunando un día, les pregunté si alguno conocía algún orador profesional a quien pudiera preguntarle cómo comenzar. Mi compañero de piso John dijo: "Hay un joven dinámico llamado Chip Collins que viene a hablar hoy a todos mis compañeros de la inmobiliaria". Eran las 8:30 de la mañana cuando oí este anuncio. Menos de treinta minutos después estaba sentándome con ese grupo de la inmobiliaria, listo para oír a Chip asombrar a la sala durante las próximas tres horas.
Invité a comer a Chip después de su presentación y le pregunté si podía ayudarme a adentrarme en el mundo de la oratoria profesional. Él accedió, mientras me mantuviera fuera de su mercado. Él pensaba que yo tendría más suerte apuntando a lo que él llamaba "el pozo sin fondo del entrenamiento motivacional necesario en el negocio de los seguros de vida". Me dijo ese día que tenía una posibilidad entre mil de tener éxito, pero que hiciera lo que pudiera durante las siguientes dos semanas mientras él estaba fuera de la ciudad. Dijo: "Las probabilidades de que lo consigas son muy bajas, pero si lo logras, te veré cuando regrese".
Dos semanas después, Chip regresó a la ciudad, y yo tenía veintiocho clientes en la industria del seguro de vida para mi nueva empresa de oratoria. Ya estaba realizando cuatro charlas de una hora al día, y pasaba las horas intermedias recorriendo la ciudad intentando conseguir más clientes. Estaba viviendo de mis charlas, y estaba maravillado. Por supuesto, no tenía verdaderamente experiencia hablando o entrenando, y es cierto que no sabía nada sobre el negocio de los seguros de vida. No conocía la diferencia entre un seguro temporal y un seguro de vida total. No sabía lo que era una prima de seguro. Ni siquiera tenía un seguro de vida en ese entonces, pero ahí estaba pasando todo el día cada día proveyendo entrenamiento y motivación de vida a salas llenas de profesionales del seguro.
Mira, lo que sí tenía yo era lo que más importaba: deseo. Tenía un deseo ardiente de aprender y dominar el fino arte de la oratoria, la formación y la escritura. Era mi magnífica obsesión. Era mi mentalidad de milagro.
Mientras me enfocaba cada vez más en el llamado que Dios puso en mi vida, y mientras confiaba en que Él movería las montañas de mi camino, milagro tras milagro pavimentaban mi camino. Fue un milagro que conociera a Chip Collins y que él estuviera dispuesto a entrenarme en mi nueva iniciativa. Fue un milagro que uno de mis primeros clientes fuera el líder más influyente y exitoso de su compañía, y que me pusiera en la puerta con más posibles clientes dispuestos de lo que podría haber soñado. Fue un milagro que me pagaran por más de quinientas charlas en ese primer año. Fue un milagro que cada uno de esos clientes invirtiera en mí o bien educándome en la industria del seguro o presentándome a nuevos clientes potenciales.
Estaba viviendo en la abundancia de la provisión y los milagros de Dios, y me encantaba todo ello. Me acordaba de las palabras del apóstol Pablo a los efesios: "Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros, #161; a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos!" (Efesios 3:20-21). Dios sin duda estaba haciendo muchísimo más de lo que pudiera pedir o imaginar, porque su poder estaba actuando dentro de mí, así como ocurre contigo. Entender del todo esta verdad, aceptar verdaderamente la mentalidad de milagro, lo cambia todo.
Tu historia milagrosa
Te estoy contando esta parte de mi historia por un motivo, y es convencerte de que nunca debemos subestimar el poder de nuestras historias. Tienen el potencial de cambiar el mundo. ¿Cómo lo sé? Bueno, recopilar historias poderosas ha sido mi pasión durante décadas. Hace años, Jack Canfield y yo creamos la serie Caldo de Pollo para el Alma, y desde que se publicó el primer libro, miles de personas se han sentido movidas a contarme sus historias. He oído historias increíbles de cómo Dios usó nuestros libritos para hacer cambiar de idea a personas respecto al suicidio, a cambiar la dirección de toda la nación del Líbano, a buscar la aventura en tierras lejanas, a comenzar una nueva empresa, a encontrar a la pareja perfecta, y mucho más. Es increíblemente humillante ver lo que Dios ha hecho simplemente porque hemos ayudado a la gente a contar sus historias.
Por lo tanto, a medida que avances por este libro, quiero animarte a pensar en tu propia historia milagrosa. Después, pasaremos varios capítulos examinando cómo ver el milagro, o rastrear la provisión milagrosa de Dios a lo largo de tu vida mientras buscas formas de ser el milagro. Pero por ahora, quiero pedirte que simplemente creas el milagro. Dios se está moviendo de manera activa en tu vida. Está haciendo cosas maravillosas, no solo en el ámbito sobrenatural, sino también en las interacciones diarias que tienes con otras personas. Incluso algo tan simple como una sonrisa de un extraño o una mano amiga de un vecino podría ser la evidencia del Creador del universo poniéndose a tu lado y haciéndote avanzar.
Si eso te parece algo imposible, te pido solo que durante los siguientes treinta días creas que los milagros son posibles para ti. Y si lo crees, aunque solo sea porque yo te lo estoy pidiendo, entonces pasa tiempo cada noche meditando en cómo Dios puede haber tocado tu vida ese día. Toma notas. Presta atención a los "actos aleatorios de bondad" que veas. Abre tus ojos a lo que Dios pueda estar haciendo en ti, a través de ti y alrededor de ti. Así es como desarrollarás la mentalidad de milagro, y así es como comienzas a desarrollar tu propia historia milagrosa.
CHAPTER 2Entender los milagros
"¿ Crees en los milagros? #161; SÍ!", gritó el presentador deportivo de treinta y cinco años Al Michaels mientras la multitud hacía el cuenta atrás de los últimos cinco segundos de lo que Sports Illustrated denominó el mejor momento deportivo del siglo XX durante su programa 20th Century Sports Awards en diciembre de 1999. El momento, claro está, era la derrota que consiguió el equipo olímpico americano de hockey sobre la Unión Soviética en las Olimpíadas de invierno de 1980, un partido que inmediatamente se conoció como, apropiadamente denominado, El milagro sobre el hielo.
Los soviéticos llegaron a los juegos llenos de confianza. Su equipo estaba compuesto por jugadores profesionales e incluso algunos soldados en activo. Tenían acceso a instalaciones de entrenamiento de primera clase. Habían ganado la medalla de oro en seis de los siete Juegos Olímpicos previos. En todos sus partidos olímpicos en los últimos veinte años, el equipo soviético había ganado veintisiete de veintinueve partidos, con un empate y solo una derrota.
Por el contrario, el equipo estadounidense estaba compuesto por jugadores universitarios y amateurs. Solo uno de los veinte miembros del equipo olímpico estadounidense había jugado en los Juegos antes. El equipo era demasiado joven también, el equipo más joven de la historia olímpica de los Estados Unidos y el equipo más joven en jugar en los Juegos de 1980. Varios de los compañeros de equipo eran antiguos rivales de sus respectivos equipos universitarios. Solo dos semanas antes de la victoria estadounidense el 22 de febrero de 1980, el equipo soviético vapuleó al equipo de los Estados Unidos por 10-3 en un partido de exhibición.
Todo esto llevó al columnista del New York Times Dave Anderson a escribir una desalentadora opinión solo un día antes del emparejamiento entre los Estados Unidos y Rusia: "A menos que se derrita el hielo, o a menos que el equipo estadounidense u otro equipo haga un milagro ... se espera que los rusos ganen fácilmente la medalla de oro olímpica". Ahí está de nuevo esa palabra: milagro.
Bien, probablemente conozcas el final de la historia. El equipo estadounidense hizo, de hecho, un milagro. Quedando tan solo diez minutos en el reloj, el equipo estadounidense ganaba por 4-3 y lo mantuvo así durante diez largos e intensos minutos. La multitud estaba tan agitada que los 8.500 espectadores gritaron el cuenta atrás de los diez últimos segundos. Cuando quedaban cinco segundos en el reloj, cuando estaba claro que los estadounidenses habían asegurado la victoria, el locutor deportivo Al Michaels simplemente no pudo contenerse más. Gritó sus ahora famosas palabras.
¿ Crees en los milagros?
#161; SÍ!
Sí, creo en los milagros. Creo que Dios hace actos asombrosos y sobrenaturales de belleza y asombro. Y sí, creo que un equipo de jóvenes adultos idealistas que trabajan duro también puede hacer milagros. ¿No es interesante que todo el mundo inmediatamente haga la conexión entre un simple partido de hockey y una de las palabras más poderosas de la lengua? Incluso se hizo una película reflejando esta historia. Cuando los productores y ejecutivos de audio estaban considerando títulos, se enfocaron en una palabra sencilla que lo englobara todo y fuera inspiradora: Milagro. ¿Por qué? Porque sabían lo poderosa que era esa palabra, y porque sabían que los cinéfilos, y el resto de nosotros, anhelamos que nos recuerden la presencia de los milagros en nuestra vida.
¿Qué es un milagro?
Como he oído literalmente miles de historias de milagros de personas de todo el mundo, y como he madurado en mi propio camino de fe, me he visto ante todas las preguntas que sin duda tú mismo tendrás:
¿Qué es un milagro?
¿Realmente existen los milagros?
¿Son los milagros algo que ocurría solo en la Biblia?
(Continues...)
Excerpted from Los Milagros En Ti by Mark Victor Hansen. Copyright © 2015 Mark Victor Hansen. Excerpted by permission of Worthy Latino.
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Table of Contents
Contents
Prólogo por Dr. Ben Carson,Introducción,
PARTE I: CREER EL MILAGRO,
1. Los milagros estan por todas partes,
2. Entender los milagros,
3. Dios hace milagros,
PARTE II: VER EL MILAGRO,
4. Enfocarse en los milagros,
5. Buscar milagros,
6. Dudar de los milagros,
PARTE III: SER EL MILAGRO,
7. Llamado a hacer milagros,
8. Trabajar hacia los milagros,
9. Formar equipo para hacer milagros,
10. Ser el milagro que nunca conociste,
11. Hacer milagros como forma de vida,
12. La pregunta milagro,
Conclusión: El desafío milagro,
Reconocimientos,
Los rollos milagro,
Notas,
Acerca del autor,