Libro de palacio

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by Pero López de Ayala
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Pero López de Ayala (1332-1407). España.
Nació en Vitoria, era hijo de Fernán Pérez de Ayala y de Elvira de Cevallos. Ejerció la política, la diplomacia, la guerra y la poesía.
Sirvió a cuatro monarcas: Pedro I, Enrique II, Juan I y Enrique III. Combatió en varias batallas y cayó prisionero en las revueltas de la Aljubarrota a manos de los portugueses. En su rescate, que costó treinta mil doblas, intervinieron su esposa, doña Leonor de Guzmán, el maestre de Calatrava y los reyes, no sólo de Castilla, sino también de Francia, pues, entre otros muchos cargos, fue embajador en este país.

Product Details

ISBN-13: 9788499537535
Publisher: Linkgua
Publication date: 08/31/2010
Series: Historia , #205
Sold by: Bookwire
Format: eBook
Pages: 256
File size: 1 MB
Language: Spanish

About the Author

Pero López de Ayala (1332-1407). España. Nació en Vitoria, era hijo de Fernán Pérez de Ayala y de Elvira de Cevallos. Ejerció la política, la diplomacia, la guerra y la poesía. Sirvió a cuatro monarcas: Pedro I, Enrique II, Juan I y Enrique III. Combatió en varias batallas y cayó prisionero en las revueltas de la Aljubarrota a manos de los portugueses. En su rescate, que costó treinta mil doblas, intervinieron su esposa, doña Leonor de Guzmán, el maestre de Calatrava y los reyes, no sólo de Castilla, sino también de Francia, pues, entre otros muchos cargos, fue embajador en este país.

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Libro De Palacio


By Pero López de Ayala

Red Ediciones

Copyright © 2015 Red ediciones S.L.
All rights reserved.
ISBN: 978-84-9953-753-5



CHAPTER 1

EN EL NOMBRE DE DIOS, QUE ES UNO, TRINIDAT,
Padre, Fijo, Espíritu Santo, en simple unidat,
eguales en la gloria, eternal majestat,
e los tres ayuntados en la divinidat.

El Padre non es fecho, nin de otro engendrado,
nin por otra materia de ninguno criado;
engendrado d'Él Fijo, su solo muy amado:
de los dos el Espíritu procede inflamado.

Es alta tología, sciencia muy escura:
los señores maestros de la Santa Escriptura
lo pueden declarar, ca lo tienen en cura;
yo podrié, como simple, errar por aventura.

D'esta Santa Escriptura abastante creer,
en nuestra madre Eglesia firmemente tener,
quien bien así obrare podrá seguro ser,
e quien mal lo fiziere habers'a de perder.

Aquesta Trinidat llamo con grant amor,
que me quiera valer e ser merescedor
de ordenar mi fazienda en todo lo mejor
que a mi alma compliere, que só muy pecador.

E el pecado de Adam, nuestro padre primero,
nos trae obligado a pecar de ligero:
por ende yo, Señor, la tu merced espero,
que Tú eres Jüez justo e verdadero.

Pensando yo en la vida d'este mundo mortal,
que es poca e peligrosa, llena de mucho mal,
faré yo confisión en la manera cual
mejor se me entendier, si Dios aquí me val.

Lo primero encomiendo en este escripto yo
la mi alma a Dios, que [...] e crió;
por su preciosa sangre después la redimió;
que perdonar la quiera, si en algo fallesció.

Fallesció, non es dubda, contra su Criador,
que la crió muy limpia e sin ningunt vigor,
siguiendo los deleites del cuerpo pecador,
que está muy manzellada delante el Salvador.

A Él pido merced, que non quiera catar
las mis grandes maldades en que le fui errar,
que nunca yo podría sofrir nin soportar
las penas que meresco, si s'han de egualar.

Del limo de la tierra muy bajo só formado,
de materia muy vil: por eso inclinado
en pecar a menudo e ser así errado;
por ende yo debía ser ante perdonado.

Justicia sería asaz, con piedat, Señor,
perdonar al errado que cae en error
por la flaca materia que l'faz merecedor,
si ha de sus pecados contrición e dolor.

Para esto la tu gracia será muy menester,
ca sin ella el homne non puede bien fazer:
otórgame, Señor, que yo la pueda haber,
e haya la mi alma por ende salva ser.

Cobdicia la mi alma a Ti, Señor, servir
como a mi Criador a quien ella ha de ir;
el cuerpo sin ventura luego me va fallir:
¿quién puede tal batalla soportar nin sofrir?

A tu noble figura, Señor, Tú me formaste
de espíritu de vida Tú me vivificaste,
por tu preciosa sangre caramente m' compraste,
del poder de enemigo cruel Tú me libraste.

De todo contra Ti fui yo desconoscido,
en te fazer enojo mucho apercebido;
el bien que me feziste te he mal gradecido:
por end', Señor, perdón con gemido te pido.

Conosco yo, Señor, que nunca te serví
como leal cristiano: en todo fallescí
e todo el mi tiempo malo lo despendí:
por ende me confieso luego, Señor, a Ti.

Segunt dize un sabio, conoscer el pecado
es señal de salud al homne que es errado:
por ende de tu gracia estó yo esforzado,
que tal conoscimiento de Ti es otorgado.

E, Señor piadoso, Tú quieras perdonar
los mis grandes pecados en que te fiz pesar,
e me otorga tiempo, espacio e logar
que a Ti pueda servir e a Ti solo loar.

Los yerros que te fiz, aquí, Señor, diré
algunos, ca he rescelo que muchos olvidaré,
e cómo tus mandamientos, cimientos de la feé,
por la mi muy grant culpa todos los quebranté.


AQUÍ COMIENZAN LOS DIEZ MANDAMIENTOS: MANDAMIENTO PRIMERO
Luego en el primero, Señor, Tú nos mandaste
adorar a Ti solo, e por él nos vedaste
creer en otros dioses, e siempre recelaste
nuestra flaca creencia: por ende lo ordenaste.

Contra esto pequé, Señor, de cada día,
creyendo en agüeros con grant malicia mía,
en sueños e estornudos e otra estrellería,
ca todo es vanidat, locura e follía.

Ca de todas las cosas Tú fueste el Criador,
non puede ser llamado ninguno otro Señor;
Tú eres solo Dios, e yo tu servidor:
en otro adorar sería grant error.


MANDAMIENTO SEGUNDO
Lo segundo: defendiste en vano non jurar
por el tu santo nombre; te debemos loar
los hinojos fincados, loando, e adorar:
e contra esto luego me quiero acusar.

Juro muy a menudo por tu nombre, Señor,
e maliciosamente, de que só pecador,
e por muy vanas cosas e sin ningunt color:
por ende merced pido a Ti de tal error.

Quebranté muchos votos que fize en sazón
que estaba en grant cuita e en grant tribulación;
librásteme, Señor, de toda ocasión,
mas los promesos votos aún hoy por complir son.


MANDAMIENTO TERCERO
En el tercero mandaste las tus fiestas honrar,
dejarnos de obras vanas e a Ti, Señor, orar,
e en buenos pensamientos aquel día pasar,
limosnas a los pobres de nuestros bienes dar.

Guardelo yo, Señor, muy poco tal mandado:
el día de la fiesta nunca fue apartado
por mí del otro día que estaba otorgado
de fazer todas obras: por que yo só muy culpado.

El día del domingo caminos comencé,
mis homnes e mis bestias muy mal los trabajé,
con aves e con canes aquel día cacé,
de fazer obras santas poco me empaché.

De oír dezir las oras non tomé devoción
a la tu casa santa, ni a la predicación;
en vanos pensamientos puse mi corazón,
mentir, escarnescer era mi entinción.


MANDAMIENTO CUARTO
Honrar a nuestros padres en el cuarto contiene;
al que así lo faze tu gracia le mantiene,
las honras d'este mundo e todo bien le viene:
si ventura habemos, pasar non lo conviene.

Cierto, Señor, pequé en él por mi ventura,
ca nunca los honré nin tomé dende cura
como servir debía, por la mi grant locura:
por que agora mi alma siente mucha tristura.

Mi padre e mi madre, Señor, me engendraron,
a la luz d'este mundo ellos me aportaron,
con muy grandes cuidados chiquillo me criaron;
después en los sus bienes ricament m' dotaron.

Siempre les fiz enojos e les fui mal mandado,
pequeña reverencia les tove, ¡mal pecado!
Con lágrimas lo lloro, ca só muy manzellado:
merced, Señor, demando séam' perdonado.

Señor, merced te pido, que hayas piedat
de mi alma mesquina, e a la mi grant maldat
venza en tu Jüizio tu noble caridat,
ca mucho mal meresco e mucha crueldat.


MANDAMIENTO QUINTO

Lo quinto: defendiste a homne non matar,
ca quien así lo faze quiérese egualar
contigo, Señor grande, que lo fueste formar,
e a Ti solo pertenesce de tal caso usar.

Pecado es muy grande e muy contra razón
que un homne mate a otro por cualquier ocasión,
que es contra natura, ca veemos que el león
nin el lobo non mata tales como ellos son.

Quien matare su prójimo, de Dios será judgado
en este mundo, e en el otro gravemente penado:
en Caím lo verás cuál es este pecado,
en las penas que hobo, cómo fue castigado.

Quien a tal cosa ayuda, en consejo o favor,
así es homecida como el matador:
verlo has por Judás, aquel falso traidor,
que fue en el consejo de matar al Señor.

Otrosí quien enfama de mal a su cristiano,
matador le dirán, e non es nombre vano,
ca mata e sotierra vivo a su hermano:
por ventura l' valdría más morir por su mano.

Otrosí quien no acorre a quien puede ayudar,
matador le diremos, que mucho es de culpar;
quien puede fazer bien e non toma logar,
finca en muy grant culpa e non s' puede salvar.

Si vieres tu cristiano de fambre perescer,
de frío o de sed o de otro menester,
acórrele si puedes, non le dejes perder:
si por tu culpa muere, habrás de padescer.

Señor, só muy culpado contra tu mandamiento,
e de todo en todo por errado me siento:
maté e enfamé e dejé al fambriento
perescer, e acorrí muy tarde al sediento.

Di mucho mal consejo e otorgué mi favor
por estorbar a muchos de quien habié rencor;
Señor, Tú me perdona de tan feo error:
non se pierda el alma por cuerpo pecador.


MANDAMIENTO SESTO

El sesto mandamiento me dize: «Non farás
ni acometrás fornicio, que sabe que habrás
por ende grandes penas, e por la ley verás
como d'este pecado a Dios enojarás».

Leemos qu' el deluvio, que el mundo sumió,
por este pecado solo Nuestro Señor lo dio,
porque los hombres todos que Él fizo e crió
amaban a las gentes que les Él defendió.

Ha en este pecado maneras departidas:
las unas son muy malas, otras aborrecidas;
pecado es muy suzio e acórtales las vidas
a los que en él caen: nunca en él comidas.

Si quieres defenderte d'este pecado tal,
atiempra tu comer, non sea desigual,
escusa ver mujeres, nunca pienses en ál,
e siempre te acuerda que eres homne mortal.

Señor, vuelve tu cara, non cates mis pecados,
ca son feos e muchos e muy desaguisados,
e dame la tu gracia que sean perdonados,
porque pueda salvarme con los tus apartados.


MANDAMIENTO SETENO

Seteno mandamiento dize: «Non furtarás,
e los bienes ajenos nunca los robarás;
e si así non lo fazes, contra Dios errarás:
si te salvar cobdicias, d'ello te guardarás».

Pequé mucho en esto con mucha ladronía,
tomando lo ajeno e mucha robería
de que non fize emienda fasta en este día,
nin nunca hobo el dueño de mí la su valía.


MANDAMIENTO OCHAVO

El ochavo defiende: «Non serás mal testigo
por amor nin pavor, amigo ni enemigo;
nunca por el tu dicho otro pierda su abrigo».
Habrá buena ventura quien fiziere el castigo.

Nunca te pagues mucho de querer profazar,
nin de escarnecer nin de falso burlar,
ca esto non es ál sinon mal enfamar
al prójimo inocente por le muy más dañar.

De vivos e de muertos, Señor, yo profacé:
afirmé muchas vezes cosas que non las sé,
enfamé al cristiano e su fama dañé:
por que, Señor, te pido perdón pues que erré.


NOVENO MANDAMIENTO

Noveno mandamiento me viene defender
que nunca yo cobdicie lo ajeno haber,
ca sin ello muy rico me puede Dios fazer,
e cuál es lo mejor, Él l' sabrá escoger.

Cobdicio yo, Señor, asaz de cada día
los bienes de mi hermano e toda su cuantía,
e que lo él perdiese yo poco curaría,
e poca caridat sobre esto lo ternía.

Cobdicio yo, Señor, e só muy avariento,
e pasé muchas cosas contra tu mandamiento:
dame, Señor, tu gracia e tu defendimiento,
que faga yo a mi alma otro mejor cimiento.


MANDAMIENTO DÉCIMO

La mujer del mi prójimo el dezeno defiende;
será de grant ventura el que lo bien entiende
e lo guarda por siempre e non faga porque emiende
en el fuego durable que siempre se enciende.

Lo cuenta el insiemplo d'este duro pecado
cómo el rey David por él fuera penado,
cuando tomó a Urías, el su siervo cuitado,
una mujer que había, estando en el fonsado.

Viera el rey David de un soleador
bañar a Bersabé e tomole amor;
luego de la robar, e fue él forzador:
por que después grant pena le dio Nuestro Señor.

De aqueste pecado Dios mucho se ensañó,
por que al rey David en mucho lo penó:
matole luego el fijo que ella d'él concibió
e después del su pueblo setenta mil mató.

Señor muy piadoso, yo me confieso a Ti
que en este pecado algunt tiempo fallí
e después muy tarde e muy mal me arrepentí:
por que tu piedat, Señor, espero aquí.

Señor mío, Tú quieras tu siervo perdonar
por la tu misericordia de que sueles usar,
a este pobre homne, que Tú fueste formar,
pueda por la tu gracia en la tu gloria morar.


AQUÍ COMIENZAN LOS SIETE PECADOS MORTALES

Otrosí, Señor, pequé en los siete pecados
muy malos e muy feos, de muerte condenados,
que son dichos mortales por su nombre llamados,
cuales yo aquí diré, ca los he bien usados.

El primero es soberbia, en que el ángel pecó,
muy limpio e muy noble, cual Dios a él crio;
Lucifer en el cielo luego en sí pensó
de ser egual de Dios, e por ende cayó.

Por soberbia pecó nuestro padre primero,
Adam, en paraíso, contra Dios verdadero;
pasando el mandamiento, él fue el delantero;
después de nuestra madre, él fue el consejero.

Que serién tus eguales en alcanzar saber,
-les dijo la serpiente por les fazer perder-
si comiesen la fruta que fueste defender;
e así por tal soberbia hobieron a caer.

El rey de los pecados soberbia es llamado,
de todos es señor e príncipe coronado;
su fijo el diablo por él es heredado
en los bajos abismos do yace condenado.

Por soberbia perescen muchos e perescieron:
cuidando ser señores, los sus bienes perdieron;
los gigantes muy grandes que la torre fizieron
por su muy grant soberbia allí se confondieron.

Por muy grant soberbia fue Roboán dañado,
fijo de Salomón, ca fue desmesurado:
en desechar sus pueblos fizo cruel mandado,
e perdió en un día diez tribus del regnado.

E fue Senacherib, segunt dize Isaías,
soberbio e cruel en todos los sus días:
por ende fue ferido en sus caballerías
de los sus enemigos, a grandes peorías.

Otros muchos soberbios abajó el Señor,
así como a Olefernes e Nebucodonosor,
Hamán e al fariseo: por ende es mejor
esquivar tal pecado que tanto es dañador.

Pero que non só rey, asaz soberbia he,
en lo que fazer pude, con todos me egualé;
perdóname, Señor, ca por voluntad pasé
a todos de talante, si de fecho no obré.


ECADO DE AVARICIA

Avaricia es pecado, raíz e fundamiento
e de todos los males este es muy grant cimiento:
esquivarlo debe homne de buen entendimiento,
ca d'este nasce al alma muy grant destrüimiento.

E a este pecado s' cuenta la fea usuría,
e las fuerzas e furtos e toda robería,
echar los grandes pechos, falsa mercaduría;
aquí son abogados en esta cofradía.

Por aqueste pecado fue vendido el Señor
por los treinta dineros de Judas el traidor;
por esta fue de muerte Acab merescedor
que tomara su viña al pobre servidor.

Esta trae las guerras, destruye lo poblado,
a la viuda e al pobre tiene desheredado,
e faze de buen pleito muy malo el abogado,
al huérfano chiquillo deja mal consejado.

Aquí es ximonía que faze mucho mal:
a quien tiene oro e plata cinco obispados val;
aunque sea letrado, si aquesto le fal,
non le dan beneficio por la su decretal.

Esta trae los pechos en los pueblos cuitados,
monedas, alcabalas, empréstidos doblados,
sueldo a caballeros e homnes escudados;
galeotes, ballesteros por ello son echados.

Al que tien' buena casa, échanle fuera d'ella,
quien cuida estar en paz, déjanlo con querella,
a ricos e a pobres, tráenlos a la pella:
levanta muchos males esta chica centella.

Esta faze perder a muchos mercadores
su alma e su fama, e los faz' mentidores:
venden lana por lino e son engañadores;
quieren con una tinta teñir cuatro colores.

Esta trae usuras que lievan con engaño
por ciento cuatrocientos antes del medio año;
si l' tomares fiado la vara de su paño,
aunque muy bueno sea, liévaslo con grant daño.

En aquesta cobdicia peco de cada día,
con mucha avaricia vivo la vida mía;
parto mal con los pobres de toda mi cuantía,
después, cuando me duele, llamo Santa María.

Nuestro Señor consiente e es muy sofridor:
no acaloña al culpado luego en el fervor;
después de que le pide acorro el pecador,
non recabda en un día por ser muy rezador.

E, Señor piadoso, ave merced de mí,
ca en este pecado asaz yo fallescí;
cobdiciando e robando e sin razón pedí
algo a mis vasallos, que mal les gradescí.


PECADO DE LUJURIA

Lujuria es pecado de la carne mortal
que destruye el cuerpo e faze mucho mal
al alma e a la fama; a todos es egual
en darles perdimento: por lo que cedo fal.

Es de muchas maneras este feo pecado:
en él es adulterio, que es de homne casado;
otro es el incesto de monja de sagrado,
del santo monesterio que a Dios está fundado.

Otrosí es estrupo quien peca con parienta:
pecado es que a Dios pesa e d'ello mucho s' sienta;
pone en grant vergüença a homne e en afruenta,
e penal' gravemente si se non arrepienta.

A todos es común nombre fornicación:
cualquier que así peca en esta ocasión
fornicador lo llaman, e es tribulación
si en ello persevera el mesquino varón.

Los viejos que a Susaña falsamente acusaron,
por esto, ¡mal pecado!, a sí mesmos cegaron;
muchos señores grandes en esto trompezaron;
cuál fue la fin de ellos, muchos la señalaron.

Esta es la enemiga de la virginidat,
de santa continencia e noble castidat;
su contraria es d'ella la limpia puridat,
la simple inocencia, la derecha bondat.

D'esta son ocasión el mucho conversar
siempre con las mujeres e non se bien temprar
en comer e en beber, e ocioso estar:
por ende de todo nos conviene bien guardar.

Tú me libra, Señor, d'este duro pecado,
ca por él mucho tiempo só a tierra abajado;
la tu gracia me acorra, e sea ayudado,
non me venza el diablo, que asaz me ha dañado.


(Continues...)

Excerpted from Libro De Palacio by Pero López de Ayala. Copyright © 2015 Red ediciones S.L.. Excerpted by permission of Red Ediciones.
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Table of Contents

Contents

CRÉDITOS, 4,
PRESENTACIÓN, 9,
I. EN EL NOMBRE DE DIOS, QUE ES UNO, TRINIDAT, 11,
AQUÍ COMIENZAN LOS DIEZ MANDAMIENTOS: MANDAMIENTO PRIMERO, 14,
MANDAMIENTO SEGUNDO, 15,
MANDAMIENTO TERCERO, 16,
MANDAMIENTO CUARTO, 17,
MANDAMIENTO QUINTO, 18,
MANDAMIENTO SESTO, 20,
MANDAMIENTO SETENO, 21,
MANDAMIENTO OCHAVO, 22,
NOVENO MANDAMIENTO, 23,
MANDAMIENTO DÉCIMO, 24,
AQUÍ COMIENZAN LOS SIETE PECADOS MORTALES, 25,
PECADO DE AVARICIA, 27,
PECADO DE LUJURIA, 29,
PECADO DE ENVIDIA, 31,
PECADO DE GULA, 33,
PECADO DE IRA, 35,
PECADO DE ACIDIA, 37,
AQUÍ COMIENZAN LAS SIETE OBRAS DE MISERICORDIA, 39,
AQUÍ COMIENZAN LOS CINCO SENTIDOS, 43,
DEL SENTIDO DE OLER, 46,
AQUÍ COMIENZAN LAS SIETE OBRAS ESPIRITUALES, 47,
DEL GOBERNAMIENTO DE LA REPÚBLICA, 56,
AQUÍ COMIENZA DE LOS MERCADORES, 66,
AQUÍ COMIENZA DE LOS LETRADOS, 69,
AQUÍ FABLA DE LA GUERRA, 73,
AQUÍ FABLA DE LA JUSTICIA, 74,
AQUÍ COMIENZA DE LOS ARRENDADORES, 78,
AQUÍ COMIENZAN CASAMIENTOS, 79,
DE LOS REGIDORES, 80,
JUSTICIA, 81,
PERDÓN, 82,
FRANQUEZA, 83,
DEL ESCASO, 84,
TEMPRANZA, 85,
HUMILDAT, 86,
FORTITUDO, 87,
MALICIA, 88,
ROGARÍA, 89,
AQUÍ COMIENZA DE LOS FECHOS DEL PALACIO, 95,
CONSEJO PARA TODA PERSONA, 112,
CONSEJO PARA EL GOBIERNO DE LA REPÚBLICA, 121,
FABLA DE IX COSAS PARA CONOSCER EL PODER DEL REY, 125,
CANTAR, 150,
CÁNTICA SOBRE EL FECHO DE LA IGLESIA, 161,
FINIDA, 181,
II. CUANDO YO ALGUNT TIEMPO M' FALLO MÁS ESPACIADO, 182,
LIBROS A LA CARTA, 255,

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