En este libro Murphy argumenta muy correctamente que �la eliminaci�n del Estado no dar� lugar a un caos donde no rige la ley." Esto, sin duda, debe ser el temor, similar al de que los se�ores de la guerra terminar�an domin�ndolo todo, que convence a mucha gente de que el gobierno es necesario. Sin embargo, en la actualidad, vivimos sin un gobierno mundial (las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, etc., pueden ser elementos incipientes de esa futura instituci�n, pero estamos muy lejos de estar ah� todav�a.) Por lo tanto, todas las naciones en el mundo viven en un estado an�rquico entre s�. Por ejemplo, Per� y Portugal, China y Canad�, M�xico y M�naco, Suiza y Sud�frica, todas viven sin nada "por encima" que les dicte c�mo deben comportarse, como siempre el gobierno siempre hace. La anarqu�a, por lo tanto, prevalece. �Hay, por tanto, un "caos descontrolado" en la actualidad? Por supuesto que no. S�, hay a veces, incluso con demasiada frecuencia, escaramuzas y guerras entre las naciones (todas con base en los gobiernos, no en agencias del mercado libre como las que se tratan en este libro), pero ninguna de la clase de cosas que lleva a la mayor�a de la gente lejos de la anarqu�a prevalece en el caos total actual. QED.
Pero Murphy va m�s all� de la mera descripci�n del estado de cosas actual. Analiza a fondo e ilustra c�mo el derecho privado podr�a funcionar en la realidad. Es imposible predecir, con precisi�n, c�mo prevalecer�an hechos condicionados y contrarios al presente, pero nuestro autor muy sabiamente se�ala que las agencias privadas de arbitraje proporcionar�an la ley y el orden. Supongamos que una de estas empresas privadas actu� arbitrariamente. Murphy responde sabiamente: "Sin embargo, tras considerarlo, es f�cil darse cuenta de que tal comportamiento no ser�a demasiado inteligente. S�lo porque una agencia de arbitraje act�e de cierta manera, no significa que a todo el mundo tenga que parecerle bien, al igual que la gente se queja de las resoluciones indignantes que llevan a cabo los jueces del gobierno. La prensa se har�a eco de estos fallos injustos, y la gente dejar�a de creer en la objetividad de la Agencia X. Los posibles empleados se lo pensar�an dos veces antes de trabajar con la gran empresa, siempre y cuando esta le requiera por contrato someterse a la sospechosa Agencia X.", es decir, las presiones del mercado se aplicar�an a las empresas. De la misma manera, y por las mismas razones que podemos m�s o menos confiar en el sistema de libre empresa que nos proporciona tel�fonos m�viles de una calidad razonable, relojes de pulsera o clips de papel (aqu�llas que no pierden dinero y con el tiempo acaban quebrando), esto se aplicar�a a los tribunales, la polic�a y las agencias de arbitraje.
