Historia de la guerra cristera en México (1926-1929)
El movimiento de los cristeros es poco conocido fuera de México, y tuvo sus precedentes en el siglo XIX y un fuerte auge en el XX. Comenzó en México como reacción de los católicos ante la prohibición de practicar públicamente sus tradiciones y su fe. Para entonces, la mayoría mexicana era católica por convicción, gracias a la presencia española.   Al lograr la independencia, la masonería anglosajona impulsó en México un movimiento laicista y abiertamente anticlerical con el que pretendía hacer depender a México, política y económicamente, de Estados Unidos. Para esto, la clase política debía unirse a la logia dominante. Las leyes de Lerdo de Tejada, hacia la mitad del siglo XIX, dispararon la política anticatólica: cerraron centros de enseñanza religiosa y quitaron los confesionarios en las iglesias. Al verse privados de su libertad, católicos de todo el país se organizaron como una oposición armada y fue reducida militarmente.  Más tarde, Carranza, Obregón y Elías Calles impulsaron leyes mucho más restrictivas y se marcó un límite al número máximo de sacerdotes que podía haber en cada zona. El presidente Calles creó lo que llamaría la Iglesia católica mexicana. No tuvo éxito, pero puso a los católicos en una situación delicada y sin protección de parte de los obispos, quienes vivieron todo esto con actitud diplomática. Surgió entonces un nuevo rearme y, en paralelo, la Liga para la Defensa de la Libertad Religiosa, precursora del posterior movimiento cristero. Esto, a pesar de su inicial rechazo a la violencia. La insurgencia comenzó en 1927 con mayor fuerza en zonas rurales. En total, duró tres años y acabó con la vida de miles de mexicanos de ambos lados de la contienda. Para alcanzar la paz, los cristeros confiaron en las promesas incumplidas de los federales, y muchos de ellos fueron fusilados.  Francisco Carpintero Benítez describe uno de los momentos más relevantes de la historia de México durante los años de finales del siglo XIX y los primeros del siglo XX, con una clara exposición de hechos y personajes de ambas partes de la contienda, así como de la actuación de la Iglesia desde el Vaticano.

The Cristero movement is little known outside Mexico, and had its precedents in the 19th century and a strong boom in the 20th. It began in Mexico as a reaction of Catholics to the prohibition to publicly practice their traditions and faith. By then, most Mexicans were Catholic by conviction, thanks to the Spanish presence. Upon achieving independence, Anglo-Saxon Freemasonry promoted a secularist and openly anti-clerical movement in Mexico with the aim of making Mexico politically and economically dependent on the United States. For this, the political class had to join the dominant lodge. The laws of Lerdo de Tejada, towards the middle of the 19th century, triggered the anti-Catholic policy: religious teaching centers were closed and confessionals were removed from churches. When deprived of their freedom, Catholics from all over the country organized themselves as an armed opposition and it was reduced militarily. Later, Carranza, Obregón and Elías Calles promoted much more restrictive laws and a limit was set on the maximum number of priests that could be in each zone. President Calles created what he would call the Mexican Catholic Church. It was not successful, but it put Catholics in a delicate situation and without protection from the bishops, who lived all this with a diplomatic attitude. A new rearmament arose and, in parallel, the League for the Defense of Religious Liberty, precursor of the later Cristero movement. This, in spite of its initial rejection of violence. The insurgency began in 1927 with greater force in rural areas. In total, it lasted three years and killed thousands of Mexicans on both sides of the conflict. In order to achieve peace, the Cristeros relied on the unfulfilled promises of the federales, and many of them were shot. Francisco Carpintero Benítez describes one of the most relevant moments in the history of Mexico during the late 19th and early 20th centuries, with a clear exposition of facts and characters from both sides of the conflict, as well as the actions of the Church from the Vatican.

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Historia de la guerra cristera en México (1926-1929)
El movimiento de los cristeros es poco conocido fuera de México, y tuvo sus precedentes en el siglo XIX y un fuerte auge en el XX. Comenzó en México como reacción de los católicos ante la prohibición de practicar públicamente sus tradiciones y su fe. Para entonces, la mayoría mexicana era católica por convicción, gracias a la presencia española.   Al lograr la independencia, la masonería anglosajona impulsó en México un movimiento laicista y abiertamente anticlerical con el que pretendía hacer depender a México, política y económicamente, de Estados Unidos. Para esto, la clase política debía unirse a la logia dominante. Las leyes de Lerdo de Tejada, hacia la mitad del siglo XIX, dispararon la política anticatólica: cerraron centros de enseñanza religiosa y quitaron los confesionarios en las iglesias. Al verse privados de su libertad, católicos de todo el país se organizaron como una oposición armada y fue reducida militarmente.  Más tarde, Carranza, Obregón y Elías Calles impulsaron leyes mucho más restrictivas y se marcó un límite al número máximo de sacerdotes que podía haber en cada zona. El presidente Calles creó lo que llamaría la Iglesia católica mexicana. No tuvo éxito, pero puso a los católicos en una situación delicada y sin protección de parte de los obispos, quienes vivieron todo esto con actitud diplomática. Surgió entonces un nuevo rearme y, en paralelo, la Liga para la Defensa de la Libertad Religiosa, precursora del posterior movimiento cristero. Esto, a pesar de su inicial rechazo a la violencia. La insurgencia comenzó en 1927 con mayor fuerza en zonas rurales. En total, duró tres años y acabó con la vida de miles de mexicanos de ambos lados de la contienda. Para alcanzar la paz, los cristeros confiaron en las promesas incumplidas de los federales, y muchos de ellos fueron fusilados.  Francisco Carpintero Benítez describe uno de los momentos más relevantes de la historia de México durante los años de finales del siglo XIX y los primeros del siglo XX, con una clara exposición de hechos y personajes de ambas partes de la contienda, así como de la actuación de la Iglesia desde el Vaticano.

The Cristero movement is little known outside Mexico, and had its precedents in the 19th century and a strong boom in the 20th. It began in Mexico as a reaction of Catholics to the prohibition to publicly practice their traditions and faith. By then, most Mexicans were Catholic by conviction, thanks to the Spanish presence. Upon achieving independence, Anglo-Saxon Freemasonry promoted a secularist and openly anti-clerical movement in Mexico with the aim of making Mexico politically and economically dependent on the United States. For this, the political class had to join the dominant lodge. The laws of Lerdo de Tejada, towards the middle of the 19th century, triggered the anti-Catholic policy: religious teaching centers were closed and confessionals were removed from churches. When deprived of their freedom, Catholics from all over the country organized themselves as an armed opposition and it was reduced militarily. Later, Carranza, Obregón and Elías Calles promoted much more restrictive laws and a limit was set on the maximum number of priests that could be in each zone. President Calles created what he would call the Mexican Catholic Church. It was not successful, but it put Catholics in a delicate situation and without protection from the bishops, who lived all this with a diplomatic attitude. A new rearmament arose and, in parallel, the League for the Defense of Religious Liberty, precursor of the later Cristero movement. This, in spite of its initial rejection of violence. The insurgency began in 1927 with greater force in rural areas. In total, it lasted three years and killed thousands of Mexicans on both sides of the conflict. In order to achieve peace, the Cristeros relied on the unfulfilled promises of the federales, and many of them were shot. Francisco Carpintero Benítez describes one of the most relevant moments in the history of Mexico during the late 19th and early 20th centuries, with a clear exposition of facts and characters from both sides of the conflict, as well as the actions of the Church from the Vatican.

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Historia de la guerra cristera en México (1926-1929)

Historia de la guerra cristera en México (1926-1929)

by Francisco Carpintero Benítez
Historia de la guerra cristera en México (1926-1929)

Historia de la guerra cristera en México (1926-1929)

by Francisco Carpintero Benítez

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El movimiento de los cristeros es poco conocido fuera de México, y tuvo sus precedentes en el siglo XIX y un fuerte auge en el XX. Comenzó en México como reacción de los católicos ante la prohibición de practicar públicamente sus tradiciones y su fe. Para entonces, la mayoría mexicana era católica por convicción, gracias a la presencia española.   Al lograr la independencia, la masonería anglosajona impulsó en México un movimiento laicista y abiertamente anticlerical con el que pretendía hacer depender a México, política y económicamente, de Estados Unidos. Para esto, la clase política debía unirse a la logia dominante. Las leyes de Lerdo de Tejada, hacia la mitad del siglo XIX, dispararon la política anticatólica: cerraron centros de enseñanza religiosa y quitaron los confesionarios en las iglesias. Al verse privados de su libertad, católicos de todo el país se organizaron como una oposición armada y fue reducida militarmente.  Más tarde, Carranza, Obregón y Elías Calles impulsaron leyes mucho más restrictivas y se marcó un límite al número máximo de sacerdotes que podía haber en cada zona. El presidente Calles creó lo que llamaría la Iglesia católica mexicana. No tuvo éxito, pero puso a los católicos en una situación delicada y sin protección de parte de los obispos, quienes vivieron todo esto con actitud diplomática. Surgió entonces un nuevo rearme y, en paralelo, la Liga para la Defensa de la Libertad Religiosa, precursora del posterior movimiento cristero. Esto, a pesar de su inicial rechazo a la violencia. La insurgencia comenzó en 1927 con mayor fuerza en zonas rurales. En total, duró tres años y acabó con la vida de miles de mexicanos de ambos lados de la contienda. Para alcanzar la paz, los cristeros confiaron en las promesas incumplidas de los federales, y muchos de ellos fueron fusilados.  Francisco Carpintero Benítez describe uno de los momentos más relevantes de la historia de México durante los años de finales del siglo XIX y los primeros del siglo XX, con una clara exposición de hechos y personajes de ambas partes de la contienda, así como de la actuación de la Iglesia desde el Vaticano.

The Cristero movement is little known outside Mexico, and had its precedents in the 19th century and a strong boom in the 20th. It began in Mexico as a reaction of Catholics to the prohibition to publicly practice their traditions and faith. By then, most Mexicans were Catholic by conviction, thanks to the Spanish presence. Upon achieving independence, Anglo-Saxon Freemasonry promoted a secularist and openly anti-clerical movement in Mexico with the aim of making Mexico politically and economically dependent on the United States. For this, the political class had to join the dominant lodge. The laws of Lerdo de Tejada, towards the middle of the 19th century, triggered the anti-Catholic policy: religious teaching centers were closed and confessionals were removed from churches. When deprived of their freedom, Catholics from all over the country organized themselves as an armed opposition and it was reduced militarily. Later, Carranza, Obregón and Elías Calles promoted much more restrictive laws and a limit was set on the maximum number of priests that could be in each zone. President Calles created what he would call the Mexican Catholic Church. It was not successful, but it put Catholics in a delicate situation and without protection from the bishops, who lived all this with a diplomatic attitude. A new rearmament arose and, in parallel, the League for the Defense of Religious Liberty, precursor of the later Cristero movement. This, in spite of its initial rejection of violence. The insurgency began in 1927 with greater force in rural areas. In total, it lasted three years and killed thousands of Mexicans on both sides of the conflict. In order to achieve peace, the Cristeros relied on the unfulfilled promises of the federales, and many of them were shot. Francisco Carpintero Benítez describes one of the most relevant moments in the history of Mexico during the late 19th and early 20th centuries, with a clear exposition of facts and characters from both sides of the conflict, as well as the actions of the Church from the Vatican.


Product Details

ISBN-13: 9788418414800
Publisher: Editorial Almuzara
Publication date: 10/22/2024
Pages: 304
Product dimensions: 5.91(w) x 9.06(h) x 0.79(d)
Language: Spanish
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