Fronteras Imposibles: Una Novela

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by Peter Schechter
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eBook

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Overview

Agentes de inteligencia del Medio Oriente logran acceder a 40 libras de uranio 235, el material base para hacer una bomba atómica. Con el objeto de lanzar un ataque terrorista contra los Estados Unidos necesitan transportar el material hasta territorio norteamericano. Para hacerlo, convencen al más eficaz de los aliados, la organización que tiene 50 años de éxito en el contrabando ilícito a los Estados Unidos. Aunque las agencias de inteligencia americanas saben que un ataque se avecina, no logran descifrar los detalles de la operación. Marta Padilla, la hermosa y dinámica presidenta de Colombia tendrá la clave para resolver el misterio que ha puesto a las más altas esferas de la nación más poderosa del mundo a temblar. Pero para dársela a conocer al presidente de los Estados Unidos, y ella tendrá que enfrentarse a sus propios fantasmas.

Product Details

ISBN-13: 9780062237927
Publisher: HarperCollins
Publication date: 11/20/2012
Sold by: HARPERCOLLINS
Format: eBook
Pages: 448
File size: 523 KB
Language: Spanish

About the Author

Peter Schechter is the author of Point of Entry, and an international political and communications consultant. A founder of one of Washington's premier strategic communications consulting firms, he has spent twenty years advising presidents, writing advertising for political parties, ghost-writing columns for CEOs, and counseling international organizations out of crises. He also owns a winery, farms goats, and is a partner in a number of successful restaurants. Schechter has lived in Europe and Latin America and is fully fluent in six languages. He lives in Washington, D.C.

Read an Excerpt

Fronteras Imposibles


By Peter Schechter

HarperCollins Publishers, Inc.

Copyright © 2005 Peter Schechter
All right reserved.

ISBN: 0060845457

Capítulo Uno

CABLE NOTICIOSO DE REUTERS
DIGNATARIOS EXTRANJEROS ACUDEN
MASIVAMENTE A LA TOMA DE POSESIÓN DE LA
NUEVA PRESIDENTE DE COLOMBIA

Bogotá, 6 de agosto. Después de una victoria abrumadora, Marta Pradilla juró hoy como la primera mujer presidente de Colombia.

Pradilla, soltera de cuarenta y tres años, asumió las riendas de esta nación suramericana cansada de la violencia y no tardó en prometer un nuevo rumbo. Diecinueve jefes de estado -- entre ellos John Stockman -- presidente de los Estados Unidos, así como millones de colombianos, parecían tener un solo propósito en el día de hoy: respaldar a la nueva presidente. Pradilla ha sido Miss Universo, ha obtenido la prestigiosa beca Rhodes y ha sido senadora durante seis años.

Pradilla no es la primera mujer en haberse postulado como candidata presidencial de Colombia. Noemí Sanín, la conocida ex ministra de Relaciones Exteriores, lo hizo anteriormente y estuvo cerca de llegar a la presidencia. Colombia es un caso inusual en Latinoamérica, pues cuenta con un número significativo de mujeres que participan en el gobierno y la política.

Pradilla asume el poder en un momento delicado. Colombia, un país de cuarenta y cinco millones de habitantes, desafía los estereotipos más comunes. Se enorgullece de contar con enormes conglomerados financieros y con un sector muy dinámico de exportación de flores, textiles, mariscos y recursos naturales. Es cuna de escritores reconocidos mundialmente y de importantes compañías editoriales. Tiene una de las tradiciones democráticas más sólidas de la región y, sin embargo, continúa padeciendo las consecuencias de un interminable ciclo de violencia derivado de la guerrilla y de las drogas. Las negociaciones con los rebeldes se rompieron a finales del año pasado y los electores se inclinaron por la línea dura de Pradilla.

La nueva presidente, quien habla cuatro idiomas, fue educada en Francia desde los dieciséis años por su tío Francisco Gómez y Gómez, luego de que terroristas pertenecientes a una de las principales organizaciones subversivas asaltaran la hacienda de su familia a comienzos de los ochenta. Su madre y su padre, entonces ministro de Relaciones Exteriores, fueron asesinados en el ataque.

Pradilla, conocida como una persona directa, es difícil de clasificar en términos políticos. Su discurso inaugural no tardó en despertar controversias al anunciar una línea dura contra la violencia perpetrada por los diferentes bandos.

"Seamos claros con nosotros y con el mundo sobre lo que pensamos en Colombia," dijo la nueva presidente. "Los colombianos creemos que ya es hora para que quienes siguen combatiendo de manera ilegal y generando violencia tanto desde la izquierda como desde la derecha depongan sus armas. Si así lo hicieran, les ayudaremos a reintegrarse a la sociedad y a llevar una vida normal. Pero si no lo hacen, el gobierno colombiano está en todo su derecho de encontrarlos, combatirlos, capturarlos y, de ser necesario, extraditarlos a otros países para que sean juzgados allí. La impunidad dejará de ser un hecho aceptado en Colombia," dijo la nueva presidente.

El anuncio de Pradilla acerca de su intención de reinstaurar la extradición de delincuentes violentos a terceros países sorprendió a los observadores. La extradición de poderosos narcotraficantes y de líderes guerrilleros a los Estados Unidos y a otros países ha sido un tema muy polémico en Colombia. Los presidentes anteriores han evitado abordar el tema de la extradición, ya que eso equivaldría a admitir la ineficiencia del sistema judicial colombiano.

La presidente también desató una serie de controversias al dirijirse a Europa y a los Estados Unidos.

Refiriéndose a la incapacidad que tienen los países en vías de desarrollo para convencer al mundo industrializado de desmontar la protección a la agricultura y a los textiles, Pradilla dijo: "Es hora también de que el mundo considere un nuevo pacto con nuestro país que vaya más allá de la asistencia militar. Mi gobierno buscará un tratado comercial integral y de puertas abiertas con las economías más prósperas del mundo. Imaginen la esperanza que podrían albergar los habitantes de Nairobi, Río o Nueva Delhi, si los colombianos nos convertimos en el símbolo de lo que es posible, en los pioneros de un pacto diferente a los negociados en el pasado. Un acuerdo como éste tendría más párrafos de consenso que cláusulas de excepciones."

"Finalmente, no podemos dejar de preguntarnos si ha llegado el momento de explorar otros caminos, incluyendo la legalización de algunas sustancias narcóticas. De esta forma, los países consumidores de drogas podrían supervisar y regular lo que hasta ahora ha sido un problema imposible de controlar, y Colombia dejaría de ser la fuente de un negocio ilegal que genera una enorme corrupción gracias a sus miles de millones de dólares. Si los adictos norteamericanos, franceses u holandeses necesitan heroína, quizá podamos permitir que laboratorios como Merck, Pfizer o Aventis fabriquen esas drogas, para la satisfacción de todos," declaró Pradilla.

Allyson Bonnet, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, no hizo ningún comentario oficial sobre el discurso de Pradilla, pero una alta fuente oficial del gobierno de los Estados Unidos dijo, "Cualquier insinuación de legalizar las drogas no encontrará amigos en los Estados Unidos."

La ceremonia de inauguración concluirá con una fiesta de gala que se llevará a cabo esta noche en el Palacio presidencial de Bogotá.

Embajada de los Estados Unidos
Bogotá, 6 de agosto
2:50 p.m.

El Presidente John Stockman detestaba viajar al extranjero. No eran los viajes en sí lo que le molestaba sino las personas con las que se encontraba. Los extranjeros eran demasiado complicados para su pragmatismo de los grandes llanos norteamericanos. Hablaban demasiado, desperdiciaban mucho tiempo y tenían un lenguaje muy florido.

"Si necesitamos decisiones, tomémoslas y pasemos al próximo asunto," así era como John Stockman veía su labor.

De camino a la embajada de Estados Unidos después de la ceremonia inaugural, Stockman se detuvo un momento y miró a través de la ventana de la limosina negra. Estaba en una lejana capital suramericana, y por segunda vez, en menos de 3 horas, se encontraba confinado en el convoy de doce vehículos. Apenas si percibía las sirenas de la caravana -- desde hacía tiempo, el presidente de los Estados Unidos se había acostumbrado a transitar escuchando el insoportable ruido de los autos policiales.

Continues...


Excerpted from Fronteras Imposibles by Peter Schechter Copyright © 2005 by Peter Schechter. Excerpted by permission.
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