Las noticias m�s remotas que tengo de la persona que lleva este nombre me las ha dado Jacinto Mar�a Villalonga, y alcanzan al tiempo en que este amigo m�o y el otro y el de m�s all�, Zalamero, Joaquinito Pez, Alejandro Miquis, iban a las aulas de la Universidad. No cursaban todos el mismo a�o, y aunque se reun�an en la c�tedra de Cam�s, separ�banse en la de Derecho Romano: el chico de Santa Cruz era disc�pulo de Novar, y Villalonga de Coronado. Ni ten�an todos el mismo grado de aplicaci�n: Zalamero, juicioso y circunspecto como pocos, era de los que se ponen en la primera fila de bancos, mirando con faz complacida al profesor mientras explica, y haciendo con la cabeza discretas se�ales de asentimiento a todo lo que dice. Por el contrario, Santa Cruz y Villalonga se pon�an siempre en la grada m�s alta, envueltos en sus capas y m�s parecidos a conspiradores que a estudiantes. All� pasaban el rato charlando por lo bajo, leyendo novelas, dibujando caricaturas o sopl�ndose rec�procamente la lecci�n cuando el catedr�tico les preguntaba.