Experiencia con Dios, edición 25 aniversario
El ministerio de Mi Experiencia con Dios es más vibrante hoy que cuando recién comenzó y a medida que sigue creciendo y el mundo continúa cambiando, Mi Experiencia con Dios ha sido revisado y expandido y su material se ha renovado en más de un 70%. Un clásico moderno que ha vendido millones de copias alrededor de mundo. Este libro esta basado en siete realidades bíblicas que enseñan como entablar una verdadera relación con el Creador. Al comprender cómo Dios trabaja en nosotros mientras tratamos de comprender Sus caminos, podemos entender Su plan y descubrir como Su gracia cambia nuestras vidas.

The Experiencing God ministry is even more vibrant today than when it began. As it continues to rise, and the world continues to change, the Experiencing God book has been revised and expanded with more than seventy percent of its material newly written. A modern classic that has sold millions of copies worldwide, Experiencing God is based on seven Scriptural realities that teach us how to develop a true relationship with the Creator. By understanding how God is working through us even as we try to fathom His ways, we can begin to clearly know and do His will and discover our lives greatly and gracefully changed.
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Experiencia con Dios, edición 25 aniversario
El ministerio de Mi Experiencia con Dios es más vibrante hoy que cuando recién comenzó y a medida que sigue creciendo y el mundo continúa cambiando, Mi Experiencia con Dios ha sido revisado y expandido y su material se ha renovado en más de un 70%. Un clásico moderno que ha vendido millones de copias alrededor de mundo. Este libro esta basado en siete realidades bíblicas que enseñan como entablar una verdadera relación con el Creador. Al comprender cómo Dios trabaja en nosotros mientras tratamos de comprender Sus caminos, podemos entender Su plan y descubrir como Su gracia cambia nuestras vidas.

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El ministerio de Mi Experiencia con Dios es más vibrante hoy que cuando recién comenzó y a medida que sigue creciendo y el mundo continúa cambiando, Mi Experiencia con Dios ha sido revisado y expandido y su material se ha renovado en más de un 70%. Un clásico moderno que ha vendido millones de copias alrededor de mundo. Este libro esta basado en siete realidades bíblicas que enseñan como entablar una verdadera relación con el Creador. Al comprender cómo Dios trabaja en nosotros mientras tratamos de comprender Sus caminos, podemos entender Su plan y descubrir como Su gracia cambia nuestras vidas.

The Experiencing God ministry is even more vibrant today than when it began. As it continues to rise, and the world continues to change, the Experiencing God book has been revised and expanded with more than seventy percent of its material newly written. A modern classic that has sold millions of copies worldwide, Experiencing God is based on seven Scriptural realities that teach us how to develop a true relationship with the Creator. By understanding how God is working through us even as we try to fathom His ways, we can begin to clearly know and do His will and discover our lives greatly and gracefully changed.

Product Details

ISBN-13: 9781535917995
Publisher: B&H Publishing Group
Publication date: 08/15/2018
Sold by: Barnes & Noble
Format: eBook
Pages: 368
File size: 2 MB
Age Range: 3 Months to 18 Years
Language: Spanish

About the Author

Henry Blackaby es fundador y presidente emérito de Blackaby Ministries International, organización creada para ayudar a las personas en su experiencia con Dios. Nacido en Columbia Británica, Canadá, es coautor del clásico moderno Experiencia con Dios: Cómo conocer y hacer la voluntad de Dios (se han vendido más de siete millones de libros y Biblias de estudio). Entre sus otras obras reconocidas se incluye Spiritual Leadership [Liderazgo espiritual], Fresh Encounter [Nuevo encuentro] y A God Centered Church [Una iglesia centrada en Dios]. Él y su esposa tienen cinco hijos, catorce nietos y viven en Rex, Georgia (EE.UU.).

Henry Blackaby is founder and president emeritus of Blackaby Ministries International, an organization built to help people experience God. Born in British Columbia, he coauthored the modern classic Experiencing God: Knowing and Doing the Will of God (more than seven million books and Bible studies sold), and his other acclaimed works include Spiritual Leadership, Fresh Encounter, and A God Centered Church. He and his wife have five children, fourteen grandchildren, and live in Rex, Georgia.
Richard Blackaby es presidente de Blackaby Ministries International y el hijo mayor de Henry y Marilynn Blackaby. Ha obtenido diplomas en la Universidad de Saskatchewan, el Seminario Teológico Bautista del Sudoeste y la Universidad Bautista de Dallas. Vive con su esposa e hijos en Carolina del Sur (EE.UU.).

Richard Blackaby is president of Blackaby Ministries International and the oldest child of Henry and Marilynn Blackaby. He holds degrees from the University of Saskatchewan, Southwestern Baptist Theological Seminary, and Dallas Baptist University. He lives with his wife and children in South Carolina.
Claude King es el editor en jefe del departamento de Recursos sin fecha en Lifeway. Posee títulos de la Universidad Belmont y del Seminario Teológico Bautista de Nueva Orleans. Vive con su esposa en Murfreesboro, Tennessee.

Claude King is the discipleship specialist at LifeWay Christian Resources and coauthor of the classic book Experiencing God. He holds degrees from Belmont College and New Orleans Baptist Theological Seminary and lives with his wife in Murfreesboro, Tennessee.

Read an Excerpt

CHAPTER 1

El conocimiento de Dios se basa en la experiencia

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado. (Juan 17:3)

Cómo experimentar la protección de Dios

Un día viajé en una furgoneta con mi esposa Marilynn y dos hombres, por una congestionada autopista cerca de la ciudad de Washington, D.C. Era la hora de mayor tránsito y la vía de carriles múltiples estaba saturada de vehículos, mientras los impacientes conductores se apresuraban por llegar a su destino. Repentinamente, la furgoneta dio un viraje brusco a la izquierda y casi choca con un enorme camión semirremolque que iba por el carril contiguo. Todos nos sujetamos fuerte, con la certeza de que nos aplastaría el descomunal vehículo. El camión hizo sonar su estridente bocina y nuestro conductor logró que la furgoneta volviera a su carril; sin embargo, nuevamente nuestro vehículo, poco a poco, volvió a desviarse hacia el congestionado carril contiguo. Le preguntamos al conductor si se sentía bien y nos aseguró que sí, pero su manera de conducir se volvió cada vez más errática. Por último, insistimos en que detuviera el vehículo y, más tarde, descubrimos que nuestro compañero estaba sufriendo un ataque cerebral. Apenas se daba cuenta de lo que hacía. Fue un milagro que no tuviéramos un grave accidente.

Desde la niñez supe que Dios era mi protector (Sal. 41:2; 121:7). Sin embargo, aquel día experimenté Su amparo divino. Hay un abismo de diferencia entre saber que algo es verdad y experimentar esa realidad en tu vida. Esa noche, cuando finalmente llegamos a nuestro destino, comprendí de una manera nueva, profunda y por experiencia, que Dios era mi protector.

La Escritura está llena de descripciones del carácter de Dios. Puedes leer esos relatos y creer que dicen la verdad en cuanto a Él. No obstante, no quiere que solo leas algo sobre Él, sino que también lo conozcas. Para los griegos, conocer algo implicaba comprender un concepto en la mente. Era un proceso académico. Por ejemplo, un huérfano griego podía crecer y conocer el concepto de un padre. Podía describir qué hacen los padres y cómo es la experiencia de relacionarse con ellos. Podía investigar y conocer todos los matices de la palabra griega que significa padre. Sin embargo, un pequeño que tuviera un padre amante sabría mucho más sobre la paternidad que un experto que hubiera estudiado el concepto de modo abstracto durante toda la vida.

En cambio, para un hebreo como Jesús, conocer algo implicaba experimentarlo. De hecho, en esa cultura no se podía decir, con certeza, que alguien conocía algo a menos que lo hubiera tratado en forma personal. Es posible que el pequeño que tenía padre no comprendiera los diversos usos gramaticales de la palabra «padre», pero sabía mucho de lo que significaba tener uno. De modo que es significativo que, cuando Jesús habló de conocer a Dios, hablaba como hebreo.

Cuando dijo que la vida eterna es conocer a Dios — incluyendo a Jesucristo, Dios Hijo — no quiso decir que es saber sobre Dios. No se refirió a alguien que haya leído muchos libros y concurrido a numerosos seminarios donde se enseña sobre Dios. Hablaba de un conocimiento de primera mano, basado en la experiencia. Llegamos a conocer a Dios, de verdad, cuando tenemos una experiencia con Él en nuestra vida. Muchas personas han concurrido a la iglesia desde la niñez y han escuchado hablar de Dios toda la vida, pero no tienen una relación personal, dinámica y creciente con Él. Nunca oyen Su voz. No tienen idea de cuál es Su voluntad. No han experimentado Su amor en forma directa. No sienten que haya un propósito divino en su vida. Tal vez sepan mucho sobre Dios, pero no lo conocen de verdad.

Si solo sabes sobre Dios, quedarás insatisfecho. Únicamente puedes llegar a conocerlo de verdad a través de la experiencia, a medida que te revela Su Palabra y te relacionas con Él. En toda la Biblia podemos ver que Dios tomó la iniciativa de revelarse a las personas a través de eventos en la vida de estas.

Los nombres de Dios permiten conocerlo

En los tiempos bíblicos el nombre de un hebreo representaba su carácter o describía su naturaleza. Los nombres de las personas revelaban sus características.

De igual manera, los nombres, los títulos y las descripciones de Dios en la Biblia identifican la manera en que las personas llegaron a conocerlo. La Escritura constituye el registro de la revelación de Dios a las personas. Cada uno de Sus numerosos nombres representa un aspecto diferente de su naturaleza.

Dios proveerá

El pasaje de Génesis 22:1-18 nos relata que Dios estaba desarrollando el carácter de Abraham para que pudiera ser el padre de una nueva nación. Puso a prueba su fe y su obediencia cuando le pidió que sacrificara a Isaac, su único hijo. Esto produjo una crisis de fe en Abraham. Tuvo que decidir qué creía, de verdad, sobre Dios. Hasta ese momento, solamente lo había conocido por experiencia como «Dios Todopoderoso», porque le había dado milagrosamente un hijo cuando él y Sara, su esposa, eran ya viejos y estaban fuera de los límites de la fertilidad humana. Fue maravilloso conocer a Dios como «Todopoderoso»; pero Él quería ampliar la comprensión de Abraham y su experiencia en cuanto a la identidad de Dios.

La orden de matar a Isaac contradice, aparentemente, todo lo que sabemos sobre Él. Sin embargo, a veces, en los días de Abraham se sacrificaban niños en altares dedicados a los ídolos. La gente creía que la demostración de tal devoción a sus dioses concedería gracia divina y, como recompensa, obtendrían cosechas abundantes. En ninguna otra parte de la Biblia se registra que Dios jamás le haya pedido a alguien el sacrificio de un niño. Es evidente que estaba probando a Abraham para ver si su consagración al verdadero Dios era como la de sus vecinos a sus dioses falsos.

Naturalmente, cualquier sacrificio de esa índole sería horrendo, pero matar a tu único hijo, al que esperaste durante 25 años, sería algo doloroso en extremo. Para obedecer esa orden, Abraham tuvo que confiar en Dios con un nivel de fe renovado y más profundo de lo que jamás había experimentado. Mientras iban hacia el lugar del sacrificio, Isaac le preguntó a su padre: «¿dónde está el cordero para el holocausto?» (Gén. 22:7). ¿Puedes imaginar ese momento? ¿Cuánto habrá reflexionado Abraham, al saber que Isaac, su hijo amado, sería la ofrenda para el sacrificio?

«Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío» (Gén. 22:8). No sabemos todo lo que este hombre pensaba mientras ascendía con dificultad la montaña junto a su hijo, pero sin duda, confió en que Dios proveería todo lo necesario para el sacrificio inminente. Abraham actuó sobre la base de su confianza en Dios como proveedor. Hizo lo que Él le dijo que hiciera. Cuando Dios comprobó que Abraham no solo afirmaba tener fe en Él, sino que estaba dispuesto a demostrar su confianza en obediencia mediante ese acto atroz, lo detuvo, y en reemplazo del niño proveyó un carnero para el sacrificio. Abraham le puso a ese lugar un nombre conforme a la característica de Dios que había llegado a experimentar. Esta es la primera vez que vemos el nombre Jehovájireh en la Escritura, que significa «Dios proveerá». Ese día, Abraham llegó a conocer íntimamente a Dios al experimentar que era su proveedor.

Esta es la manera en que nosotros también conocemos más a Dios. Al experimentarlo en forma práctica llegamos a conocerlo en dimensiones nuevas y cada vez más profundas. Podemos aprender que Dios provee cuando leemos este relato sobre Abraham, pero realmente llegamos a conocerlo como proveedor una vez que experimentamos Su provisión en algo específico.

La perfecta provisión de Dios

Durante doce años me desempeñé como pastor en Saskatoon, Saskatchewan, Canadá. Cuando comenzamos nuestra primera misión, llamamos a Jack Conner para que fuera nuestro pastor misionero. Aunque la congregación necesitaba un pastor a tiempo completo, no teníamos dinero para los gastos de mudanza ni provisión para su salario; pero sabíamos que Dios nos pedía que invitáramos a Jack a trabajar con nosotros. Tenía tres hijos en edad escolar, de modo que necesitábamos pagarle al menos un salario modesto con el cual pudiera sustentar a su familia. Comenzamos a orar para que Dios proveyera para los gastos de la mudanza y su salario, una vez que llegara.

Jack tenía empleo seguro como pastor principal de una iglesia en California; sin embargo, le estábamos pidiendo que mudara a su familia a otro país, sin garantía de que recibiera un salario en forma regular. Jack y su esposa Bonna oraron, y también ellos sintieron que la mano de Dios estaba en acción. Él comenzó a llevar a su familia por un camino de ascenso a una montaña, tal como lo había hecho Abraham, sin saber precisamente cómo sería satisfecha su necesidad al llegar. Yo no tenía una extensa lista de contactos entre los cuales recabar ayuda para su sustento financiero. Sentí toda la carga de lo que le estaba pidiendo y comencé a preguntarme de qué manera Dios podría proveer para esta empresa. Luego, caí en la cuenta de que, en tanto Dios supiera dónde estaba yo, podía motivar a cualquier persona en el mundo para ayudarme. Podía poner mi necesidad en el corazón de cualquier persona, en cualquier lugar.

El servicio de inmigración canadiense aprobó a Jack, y así comenzó su travesía de fe. Cuando se preparaba para la mudanza, recibí una carta de una iglesia en Fayetteville, Arkansas (EE.UU.). El pastor decía: «Dios ha puesto en nuestro corazón que enviemos el 1% de nuestra ofrenda misionera a las misiones de Saskatchewan. Adjuntamos un cheque para el propósito que ustedes prefieran». En ese momento, no tenía idea de cómo se habían relacionado con nosotros, pero habían incluido una ofrenda considerable en la carta. Al poco tiempo, alguien me llamó y se comprometió a enviar fondos todos los meses para el sustento financiero de Jack. Con ese compromiso, el paquete financiero mensual llegó a la cifra que habíamos deseado pagarle. Cuando llegó en automóvil a nuestra casa con su familia, le pregunté: «Jack, ¿cuánto te costó la mudanza?». La suma era casi exactamente igual a lo que la iglesia de Arkansas acababa de enviarnos. Así empezamos a dar ese paso de fe creyendo lo que enseña la Biblia: Dios puede usar a cualquier persona, en cualquier lugar, como instrumento de provisión a quienes confían en Él (Fil. 4:13-16). Le habíamos creído a Dios y lo habíamos demostrado en la obediencia. Desde el punto de vista académico, ya sabíamos que Dios es quien provee, pero después de aquel suceso, toda nuestra iglesia supo por experiencia que Dios es, sin dudas, el proveedor. Al actuar por fe e invitar a Jack al ministerio, pudimos ver cómo Dios proveyó para él, y esto nos permitió vivir una relación de amor más profunda con un Dios que todo lo suple.

Dios es mi estandarte

La Biblia está repleta de ejemplos sobre cómo Dios ayudó a Su pueblo a conocer, a través de Sus experiencias, la realidad de Su persona. Cuando Josué y los israelitas combatían a los amalecitas, sus implacables enemigos, Moisés observó la batalla desde un monte cercano. Mientras mantenía las manos extendidas hacia Dios, los israelitas prevalecían, pero cuando dejaba caer sus brazos cansados, comenzaban a perder terreno.

Ese día, Dios le otorgó a Israel la victoria sobre los amalecitas y Moisés construyó un altar para conmemorar la ocasión. Lo llamó «Jehová es mi estandarte». Un estandarte era una bandera o insignia que los ejércitos, las tribus o las naciones llevaban en sus primeras filas para identificarse cuando marchaban rumbo a la batalla. A veces, podía ser difícil reconocer a un ejército que marchaba por campos polvorientos, pero cuando se veía el estandarte bien alto en el aire, se podía saber de inmediato si el ejército era amigo o enemigo, y se podía percibir su fortaleza según el rey o la nación que representaba. El título de «Jehová es mi estandarte» indicaba que los israelitas pertenecían a Dios y que oponerse a ellos era como batallar contra Su poder.

Constantemente, las manos elevadas de Moisés dieron gloria a Dios, lo que indicaba que la batalla le pertenecía y que el pueblo de Israel también era suyo. Ese día, Israel llegó a comprender a Dios de una manera renovada y poderosa, ya que volvió a reconocer que era Su pueblo y que Él era su defensor (Ex. 14:8-15).

Yo soy el que soy

Cuando Moisés se encontró con Dios en una zarza ardiente, preguntó: «He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es Su nombre?, ¿Qué les responderé?» (Ex. 3:13).

«Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros» (Ex. 3:14). Con esto, Dios declaraba «Yo soy el Eterno. Seré lo que seré». En esencia, dicha declaración presentaba una promesa: «Lo que necesites que sea en tu vida, eso seré. Soy todo lo que necesitarás». Durante los 40 años siguientes, Moisés llegó a experimentar a Dios como Jehová, el gran YO SOY. Dios era todo lo que Moisés e Israel necesitaban que fuera.

Una relación, no solo un nombre

Cada vez que Dios revela Su naturaleza de un nuevo modo, siempre tiene un propósito. Dios te creó para que tengas una relación de amor con Él. Cuando se encuentra contigo, te permite conocerlo por experiencia. Los encuentros con Dios siempre son una expresión de Su amor por ti. Jesús dijo: «El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él» (Juan 14:21).

Si tienes una relación de amor con Dios, experimentarás cómo trabaja en forma activa en tu vida y a través de ella. Por ejemplo, no podrías conocer, verdaderamente, a Dios como el «Consuelo en el dolor», a menos que hayas experimentado Su compasión en tiempos de tristeza o duelo.

Los diversos nombres de Dios que encontramos en la Escritura pueden llamarte a adorarlo. El salmista dijo: «Bienaventurado el pueblo que sabe aclamarte; andará, oh Jehová, a la luz de tu rostro. En tu nombre se alegrará todo el día, y en tu justicia será enaltecido» (Sal. 89:15-16). Reconocer el nombre de Dios equivale a reconocer quién es Él. Cuando invocamos Su nombre, mostramos que estamos buscando Su presencia. La alabanza del nombre de Dios es la exaltación de Su persona. Su nombre es majestuoso y digno de alabanza.

Resumen

Los nombres de Dios en la Escritura revelan algo de Su naturaleza, Su actividad o Su carácter. Llegas a conocer a Dios por experiencia, cuando Él toma la iniciativa, a medida que te permite aprender algo nuevo sobre Él. Al tener una experiencia con Dios, llegas a conocerlo en forma más íntima y personal. A medida que crezca tu conocimiento de Él, desearás expresarle naturalmente tu alabanza, gratitud y adoración. Una manera de adorarlo es reconocer Sus nombres para darle alabanza y honra.

Cómo tener hoy una experiencia con Dios

Busca maneras en que Dios pueda permitirte conocerlo más profundamente mediante las experiencias de tu vida. Luego, dedica un tiempo para adorar a Dios tal como has llegado a conocerlo. Adorarlo es rendirle reverencia y honor, y es también reconocer que es digno de tu alabanza.

La lista que se incluye a continuación y en la página siguiente podría ayudarte a recordar ciertas maneras en que has llegado a conocer mejor a Dios. Al examinar las numerosas maneras en que la Biblia lo describe, procura recordar experiencias en tu vida que te hayan ayudado a conocerlo de un modo similar. Quizás descubras ciertas características del Señor que aún no has reconocido o experimentado, pero eso podría sorprenderte y estimularte a tomar conciencia de las numerosas facetas de la naturaleza de Dios que ya has experimentado.

Nombres que Dios me ha revelado:

• Mi testigo (Job 16:19)

(Continues…)


Excerpted from "Experiencia con Dios"
by .
Copyright © 2009 Henry Blackaby, Richard Blackaby con Claude King.
Excerpted by permission of B&H Publishing Group.
All rights reserved. No part of this excerpt may be reproduced or reprinted without permission in writing from the publisher.
Excerpts are provided by Dial-A-Book Inc. solely for the personal use of visitors to this web site.

Table of Contents

Prólogo,
Introducción,
1. El conocimiento de Dios se basa en la experiencia,
2. Dios obra conforme a Su naturaleza,
3. Cómo hacer la voluntad de Dios,
4. Ser siervo de Dios,
5. Las siete realidades de una experiencia con Dios,
6. Dios está obrando a tu alrededor,
7. Dios busca tener una relación de amor contigo,
8. La invitación de Dios para participar en Su obra,
9. Dios te invita a participar en Su obra,
10. Dios le habla a Su pueblo,
11. Dios se revela a sí mismo y revela Sus propósitos y Sus caminos,
12. Dios habla a través de la Biblia,
13. Dios habla a través de la oración,
14. Dios habla a través de las circunstancias,
15. Dios habla a través de la Iglesia,
16. La invitación de Dios conduce a una crisis de confianza,
17. Para unirse a Dios es necesario hacer ajustes,
18. Para unirse a Dios se necesita obediencia,
19. Dios hace Su obra,
20. Volverse a Dios,
21. Experiencia con Dios en el matrimonio,
22. Cuando te sumas a la actividad de Dios en la vida de tus hijos,
23. Experiencia con Dios en la Iglesia,
24. Experiencia con Dios en el mundo de los negocios,
25. Experiencia con Dios en Su reino,
26. La experiencia con Dios debe ser permanente,
Palabras finales,
Acerca de los autores,
Apéndice: Nombres, títulos y descripciones de Dios,

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