Yo, Julio Roberto Vargas Garzón, siendo humildemente el autor de este libro, y por lo importante del tema, aún no me queda claro cómo y por qué pude descifrar tantos enigmas que contiene la Biblia, aunque dentro del texto doy una explicación razonable y convincente, ya que por la manera en como lo hice deduzco que fue Dios quien lo reveló por medio del Espíritu Santo, sin embargo, personalmente aún no asimilo el porqué tuvo que ser a mí, pues es una responsabilidad muy grande, teniendo en cuenta lo que para ninguno es un secreto que siendo la Biblia el libro que más copias ha vendido en el mundo, ya que se cree que son un aproximado de seis mil millones de libros vendidos, y la misma ha sido traducida a cerca de tres mil idiomas. Y que de la nada, de un momento a otro, aparezca un don nadie como yo, asegurando que la misma no es infalible, como se autodenomina, y que no puede ser la Palabra de Dios, aunque cuento con argumentos sólidos que evidencian mis dichos, debido a que después de un arduo trabajo durante cuarenta años de investigación, finalmente pude ver que en sus escritos existe una cantidad de inconsistencias y enormes errores que han sido la causa de la fatídica interpretación que los eruditos siempre le han dado a las Sagradas Escrituras.
Viéndolo por el lado positivo, me tranquiliza la seguridad que tengo de saber que si es usted uno de los para quien se escribió este libro, después de que usted lo lea no tendrá la menor duda de que concordará conmigo en cuanto a que la Biblia, como nos la presentan, no es infalible, y por lo mismo no es en su totalidad la Palabra de Dios.
Si en realidad todo lo escrito en la Biblia fuera la palabra de Dios, jamás los creyentes, quienes la hemos estudiado, hubiéramos vivido ni estaríamos tan confusos y fuera de control como siempre ha sido desde el principio de la creación.
Con la serie de revelaciones aquí presentadas también llega un cambio en la mente del creyente genuino en Dios.
