En el Tiempo de la Luz: Una Novela

En el Tiempo de la Luz: Una Novela

by Benjamin Alire Sáenz
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by Benjamin Alire Sáenz

eBook

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Overview

“Ben Saenz’s vivid imagination captures all that is beautiful, agonizing and redemptive in the crossings we make through borders of geography and culture. But it is in the interior journeys of the psyche and the soul that we must find salvation; Saenz’s brilliant prose penetrates to that core and he finds and exposes that truth. A reader can ask for no more than this: to be spellbound by a story, and to come to the last page with a sense of having been being changed and allowed to carry something of it away.” —Abraham Verghese, author of My Own Country

From award-winning poet Benjamin Alire Sáenz comes a haunting novel depicting the cruelties of cultural displacement and the resilience of those who are left in its aftermath.

In Perfect Light is the story of two strong-willed people who are forever altered by a single tragedy. After Andés Segovia's parents are killed in a car accident when he is still a young boy, his older brother decides to steal the family away to Juárez, Mexico. That decision, made with the best intentions, sets into motion the unraveling of an American family.

Years later, his family destroyed, Andés is left to make sense of the chaos—but he is ill-equipped to make sense of his life. He begins a dark journey toward self-destruction, his talent and brilliance brought down by the weight of a burden too frightening and maddening to bear alone. The manifestation of this frustration is a singular rage that finds an outlet in a dark and seedy El Paso bar—leading him improbably to Grace Delgado.

Recently confronted with her own sense of isolation and mortality, Grace is an unlikely angel, a therapist who agrees to treat Andés after he is arrested in the United States. The two are suspicious of each other, yet they slowly arrive at a tentative working relationship that allows each of them to examine his and her own fragile and damaged past. 

With the urgent, unflinching vision of a true storyteller and the precise, arresting language of a poet, Sáenz's In Perfect Light bears witness to the cruelty of circumstance and, more than offering escape, the novel offers the possibility of salvation.


Product Details

ISBN-13: 9780061763717
Publisher: HarperCollins Publishers
Publication date: 10/13/2009
Sold by: HARPERCOLLINS
Format: eBook
Pages: 368
File size: 641 KB

About the Author

About The Author

Benjamin Alire Sáenz is the author of In Perfect Light, Carry Me Like Water, and House of Forgetting, as well as the author of several children’s books. He won the American Book Award for his collection of poems Calendar of Dust. Sáenz is the chair of the creative writing department at the University of Texas-El Paso.

Read an Excerpt

En el Tiempo de la Luz

Una Novela
By Benjamin Saenz

HarperCollins Publishers, Inc.

Copyright © 2007 Benjamin Saenz
All right reserved.

ISBN: 9780060779221

Capítulo Uno

Luz y la Tristeza de los Sueños

Bajo la luz, parecen la salvación misma. El pelo de su hijo, fino como hebras de seda, sus ojos claros como el agua. El rostro de su esposo es perfecto como un torrente de luz. Están felices, jugando, riéndose, conversando. El sueño es siempre el mismo. Ella siempre está sola, apartada, una observadora exilada de sus movimientos.

Se despierta, siempre, cuando escucha que los dos dicen su nombre.

Permanece inmóvil en la oscuridad y controla la respiración, tratando de calmarse. Puede oler el sudor limpio de los dos llenando el aire, dulce como la lluvia de verano. Pasa la mano sobre las sábanas frescas y espera a que los latidos de su corazón se hagan más lentos. Piensa en Mister. Él fue siempre más tuyo que mío, Sam. Piensa en la última visita, cómo los dos se separaron furiosos. Aún puede saborear la furia detrás de la lengua, como si las palabras que ella pronunció fueran tan sólidas como un trozo de fruta amarga.

Se sienta lentamente y apoya los pies sobre el frío piso de madera. Camina hacia las puertas de vidrio y las abre. Respira hondo el aire del desierto.

Mistery yo, Sam, hemos perdido nuestro rumbo. Sam. Tantos años que llevaba muerto. Y todavía ella se despertaba pronunciando su nombre. Una parte de ella esperaba a que él le contestara.

Donde lo Encontraron

Te golpearía por el más simple motivo. Eso es lo que él expresaba con la mirada. La luz del poste de la calle y la ciudad vacía lo hacían sentir como si se encontrara en una obra de teatro. A excepción de Dave, ninguno había venido a verlo. “¿Por qué me has sacado?” Mantenía la cabeza agachada, el pelo negro cayéndole sobre los ojos.

“Llamaste! Yo vine.”

“No debí haber llamado.”

“Podría hacer que te encerraran de nuevo, Andrés.”

“Y qué carajos. Hazlo.”

“¿Dónde aprendiste a ser tan jodidamente desagradecido?”

Andrés estuvo a punto de reírse. “Lo siento, se me acaba de terminar la gratitud.”

“Odiarme es parte de todo el asunto, ¿no es así?”

Dave era como todos los demás. Anhelaba ser amado. Quería que lo amaran. Andrés por poco se rió en voz alta. Cerró los ojos, después los volvió a abrir. La cara empezaba a palpitarle una vez más, y supo que las contusiones se le volverían negras y azules. Un mulato volviéndose azul. Como un camaleón. Ja, ja. Ja de mierda, Dios, agotado, todo lo que deseaba era echarse a dormir, estar en la cama, soñando con paloverdes en flor, los retoños amarillos estallando en el cielo azul como fuegos artificiales. Deseaba soñar con unas manos suaves masajeándole la piel. Se imaginó a sí mismo derritiéndose bajo esas manos, como mantequilla o helado o cualquier otra cosa que no fuera humana. Deseaba cerrar los ojos y encontrarse en cualquier otra parte, Toronto Madrid París. Odiaba todo esto, su vida, los días que vivía, la noches en las que no podía dormir, los arrestos, la policía, las preguntas que le lanzaban, las llamadas a un abogado que amaba y odiaba y necesitaba y odiaba y Dios, y sobre todo no quería sentirse asi, sentir esta cosa, como el tic-tic de una bomba, como el clic de un arma a punto de disparar una bala. Como un dolor crónico que formaba ya tanto parte de su vida que él casi había dejado de llamarlo dolor. Tal vez era vergüenza, esto que sentía. Hasta cierto punto, debió haber sido eso. Seguro. Pero eran otras cosas, también. Lo sabía. Y justo entonces se odió a sí mismo por haber llamado a Dave a las tres y media de la mañana. Llama a cualquier hora. Eso era lo que él le había dicho. Y por eso llamó. Y entonces ahí estaba, parado frente a él como cualquier maldito ángel invocado por una plegaria desesperada.

“Pienso que deberíamos llevarte donde un médico.”

“Lo único que está abierto son las salas de urgencias . . .”

“Vamos. Haremos que te examinen.”

“No hay nada roto.” No supo por qué dijo eso. No era cierto. Encendió un cigarrillo.

“Por lo menos podías ofrecerme uno de esos.”

Andrés le lanzó el paquete de cigarrillos. Observó a Dave mientras encendía uno. Las manos manicuradas, no eran las manos de un obrero; sin embargo, tenía una manera propia de ser un hombre. No un obrero, sino otra clase de hombre. Tenía algo, Dave. Seguro. Cualquiera podía darse cuenta.

Dave lo miró fijamente y sacudió la cabeza. “Dios, tienes un aspecto terrible. ¿Qué fue lo que le hicieron a tu hermosa cara?” Lo dijo de una manera tan natural. Hermosa cara. Podía habérselo dicho tanto a un hombre como a una mujer, y el hombre y la mujer hubieran levantado la mirada en agradecimiento. Pues lo dijo como si se tratara del primer ser humano que lo hubiera notado. Quizás esa era la razón por la que tanta gente confiaba en él, porque tenía algo en la voz, porque se expresaba bien y había aprendido a modular su conversación—apenas lo justo—y de alguna manera, con esa voz serena y controlada, se las arreglaba para reorganizar el caos del mundo de tal modo que lo hacía aparecer como si en realidad existiera un plan. Sí, todo el jodido mundo confiaba en él porque tenía un aspecto agradable a la vista y porque era gringo, y eso aún tenía importancia a pesar de lo que cualquiera dijera o deseara creer, todo el jodido mundo.

Finalmente, decidió mirar a Dave. ¿Por qué no levantar la cabeza? “No estaba tan borracho como ellos dicen.”

“Le dijiste al oficial que lo matarías si te tocaba.”

No recordaba eso. Algunas veces, cuando la rabia se instalaba, no podía recordar. Como lagunas alcohólicas. Sacudió la cabeza. Pero podía haber sido cierto. “No me gusta que la gente que no conozco me toque. ¿Eso me hace un tipo raro?”

“El policía dijo que estabas llorando, que no podías parar de llorar.” Se detuvo. Esperó. Como si su afirmación fuera en realidad una pregunta.



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Excerpted from En el Tiempo de la Luz by Benjamin Saenz Copyright © 2007 by Benjamin Saenz. Excerpted by permission.
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