Era la dcada de los setenta y en todas las zonas del campo en Mxico se viva algo similar. Estaba en agona el programa de braceros. Cada vez ms ilegales reemplazaban en el trabajo a aquellos trabajadores migrantes legales. Yo fui uno de ellos, cruc ilegalmente la lnea que divide San Isidro y Tijuana. Toda mi vida lo haba soado, desde que era un nio, pues mis ojos miraban a los pocos braceros que regresaban del pas del norte. Cada vez eran ms y ms ilegales los que dejaban su pas. Muchos regresaban contando bonitas historias de los Estados Unidos. Los ilegales dejamos atrs madres tristes en todo el pas; en Jalisco, Michoacn y, claro en mi tierra natal, Guanajuato.