Dios siempre cumple sus promesas: Esperanza inconmovible para niños

Dios siempre cumple sus promesas: Esperanza inconmovible para niños

by Max Lucado
Dios siempre cumple sus promesas: Esperanza inconmovible para niños

Dios siempre cumple sus promesas: Esperanza inconmovible para niños

by Max Lucado

eBook

$5.99 

Available on Compatible NOOK devices, the free NOOK App and in My Digital Library.
WANT A NOOK?  Explore Now

Related collections and offers


Overview

Hábleles a sus hijos sobre la fidelidad y el amor de Dios con el nuevo libro infantil de Max Lucado, Promesas de Dios. Basado en las promesas de Dios, los niños verán que pueden confiar por completo en que Dios cumplirá sus promesas; tal como lo hizo en tiempos de la Biblia, tal como lo hace para ellos hoy.

Desde el principio del tiempo Dios ha cumplido sus promesas. Mediante las experiencias de Adán y Eva, Abraham, José, Pedro, Pablo y muchos más, los niños aprenderán sobre el carácter y naturaleza de Dios y su amor interminable por su pueblo. Ofrece a los niños la posibilidad de aprender sobre las promesas que Dios les hizo a sus seguidores en la Biblia, y el conocimiento de que ellos todavía pueden disfrutar de estas promesas hoy. Cada capítulo presenta una promesa de Dios acompañada del relato de un ejemplo de la Biblia y una aplicación para los niños hoy.

Max Lucado, amado pastor y autor de éxitos de librería, es respetada autoridad de enseñanza bíblica. Y sin embargo su enfoque bondadoso, cariñoso hace posible que incluso los niños más pequeños entiendan la ternura de Dios para ellos.

Mediante hermosas ilustraciones y relatos aleccionadores, Max guiará a su familia por la bondad y fidelidad indeclinables de Dios por las promesas que él hizo, y cómo él cumplió esas promesas en tiempos bíblicos y como todavía las cumple hoy.


Product Details

ISBN-13: 9781418598884
Publisher: Grupo Nelson
Publication date: 08/21/2018
Sold by: HarperCollins Publishing
Format: eBook
Pages: 208
File size: 27 MB
Note: This product may take a few minutes to download.
Language: Spanish

About the Author

About The Author

Desde que entró en el ministerio en 1978, MAX LUCADO ha servido en iglesias de Miami, Florida; Río de Janeiro, Brasil; y San Antonio, Texas. Actualmente sirve como ministro de enseñanza de la Iglesia Oak Hills en San Antonio. Ha recibido el Premio Pinnacle 2021 de la ECPA por su destacada contribución a la industria editorial y la sociedad en general. Es el autor inspirador más vendido de Estados Unidos, con más de ciento cuarenta y cinco millones de productos impresos.

Siga su sitio web en librosdelucado.com

Read an Excerpt

CHAPTER 1

LA PROMESA DE DIOS PARA TI

Dios hará que te parezcas a Jesús

Y [Dios] dijo: "Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza". –GÉNESIS 1.26

¿Alguna vez te han dicho que te "pareces" a tu mamá o a tu papá? Esto significa que tienes las características de esa persona. Por ejemplo, podrías tener los ojos de tu mamá, las orejas de tu papá o ¡la nariz pecosa y el pelo rojo fuego de tu tío abuelo Alfredo!

También te "pareces" a Alguien más. A Dios. Es así porque fuiste creado a su imagen. Te creó para parecerte a Él. No para ser un dios, sino para ser un hijo o una hija de Dos que ama, da y ayuda como Él. Y hasta envió a su Hijo, Jesús, para enseñarte cómo hacerlo. Y cada día Dios trabaja para que te parezcas un poquito más a su perfecto Hijo.

De todas las cosas asombrosas que Dios creó, solo el ser humano fue creado a su imagen. No los océanos, ni las aves, ni los chimpancés. Solo los seres humanos fueron creados a imagen de Dios.

Si alguna vez te has preguntado quién eres realmente, recuerda esta promesa maravillosa: fuiste creado a imagen Dios. Eres su idea. Su hijo. Te "pareces" a Él. Y si aprendes a amarlo, Él hará que te parezcas más y más a su Hijo.

Dios había tenido una semana muy ocupada.

Había tomado un montón de nada y ... entonces ... creó- un montón de todo. ¡Y solo con unas pocas palabras! Él habló y la luz atravesó, los cielos. Los océanos y las montañas, los ríos y los mares, las plantas y los árboles ... todo fue creado cuando Él habló. Por orden de Dios, las águilas volaron, las ballenas cantaron y los leones rugieron.

Sí, Dios había estado muy atareado. ¡Y todavía no había terminado!

Dios se agachó y tomó un puñado de tierra. Como un alfarero que da forma a su barro, Él comenzó a trabajar. Hizo unos ojos para ver, unos oídos para escuchar y una boca para sonreír. Añadió unas manos para ayudar, una mente para pensar y un corazón para amar. Y cuando todo quedó tal como Él quería, Dios se agachó un poquito más y sopló aliento de vida en su creación. Este fue el primer hombre y se llamó Adán.

La primera tarea de Adán fue ponerles nombre a todos los animales. ¡Imagínate eso! ¿Esperaron todos en fila y en silencio? ¿O Adán tuvo que perseguirlos por todos lados, treparse a los árboles y asomarse debajo de los arbustos?

¡Y los nombres! ¿Cómo pensó Adán en todos ellos?

¿Comenzó con la A hasta llegar a la Z? "Hum ... a ese con la nariz rara lo llamaré armadillo". Después vino el burro y el camello, seguidos por el delfín, el elefante y la foca. "¿Y tú, la que tiene las patas bien largas? Te llamarás garza".

Pero entre todos los animales –desde el armadillo hasta el zorro– Adán no encontró ningún ayudante que fuera adecuado para él.

Así que Dios hizo que Adán cayera en un sueño muy, muy profundo. Tomó una de las costillas de Adán y la usó para una última creación: la mujer. Dios se la presentó a Adán y ella se llamó Eva.

Adán y Eva no se parecían a nada que Dios hubiera creado. Fueron creados a su imagen, para parecerse a Él. Para dar, ayudar y amar como Él.

¿Alguna vez te sientes insignificante? ¿O que no eres importante? A veces pasa ... cuando otros niños se burlan de ti, cuando eres diferente, o cuando metes la pata o cometes un error. Si alguna vez te preguntas quién eres realmente, o si de verdad eres importante, recuerda esta hermosa promesa de Dios: tú eres su hijo, creado a su imagen y vales todo para Él.

Y claro, ¡no eres perfecto! Pero Dios promete seguir trabajando en ti para que cada día te parezcas un poquito más a su perfecto Hijo, Jesús. Un poquito más amoroso, un poquito más bondadoso y también un poquito más amable.

Y esa promesa no es solo para ti. Cada persona es una creación amada de Dios, no importa quiénes sean, dónde vivan ni lo que tengan o hagan. Entonces si en algún momento te enojas o te molestas con alguien, recuerda que Dios también está trabajando en esa persona.

Dondequiera que vayas y en todo lo que hagas, recuerda la promesa de Dios para ti. Eres su hijo. Su idea. Fuiste creado a su imagen. Y ...

Él hará que te parezcas más a Jesús.

MI PROMESA A DIOS

Confiaré en que Dios me enseñará a ser más como Jesús.

* * *

Querido Dios, cuando este mundo me diga que no soy importante, recuérdame que soy tu hijo ... ¡que soy muy amado e importante para ti! Amén.

Señor, tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro, y tú el alfarero. Todos somos obra de tu mano.

–ISAÍAS 64.8

Se han revestido de la nueva naturaleza: la del nuevo hombre, que se va renovando a imagen de Dios, su Creador, para llegar a conocerlo plenamente.

–COLOSENSES 3.10 DHH

Con tus manos me creaste, me diste forma. Dame entendimiento para aprender tus mandamientos.

–SALMOS 119.73

Tú fuiste quien formó todo mi cuerpo; tú me formaste en el vientre de mi madre. Te alabo porque estoy maravillado, porque es maravilloso lo que has hecho. ¡De ello estoy bien convencido!

–SALMOS 139.13-14

CHAPTER 2

LA PROMESA DE DIOS PARA TI

Dios ganará la batalla

Muy pronto el Dios de paz aplastará a Satanás bajo los pies de ustedes.

–ROMANOS 16.20

¿Hay días en los que sientes como si estuvieras peleando una batalla? Tratas de hacer lo correcto, ¡pero simplemente es muy difícil! Es como si alguien estuviera peleando contra ti, tratando de engañarte para que hagas cosas que sabes que no debes hacer ... como arrebatarle ese juego a tu hermana o mentirle a tu mamá para salir de un problema.

Bueno ... alguien quiere engañarte. Su nombre es Satanás, pero también lo conocen por otros nombres. Como el "diablo" y el "padre de mentiras". Es el peor de los villanos, el más tramposo de los tramposos y el más malo entre los malos. Y solo tiene una misión en mente: hacer que los hijos de Dios pierdan la batalla cuando tratan de hacer lo correcto.

Pero Dios te da una promesa para esta pelea: al final, el diablo perderá. No, eso no le impide que siga peleando. Ha estado en eso realmente por mucho tiempo ... desde Adán y Eva. Pero recuerda siempre esto: tal vez los días sean difíciles y la pelea sea terrible, pero Dios ganará. Era un día hermoso en el jardín. Adán y Eva se paseaban entre los árboles. Mordisqueaban algunas fresas y le habían rascado la oreja a un elefante.

Dios les había dado un mundo nuevo. Y todo en él era bueno.

Excepto la serpiente.

Desde luego, esta no era una serpiente común y corriente. Era el mismísimo diablo tramposo.

Se escondió entre los árboles y esperó para tenderles su trampa. Cuando Eva pasó por allí, le preguntó: "¿Realmente Dios te dijo que no podías comer de ningún fruto de ningún árbol?".

"No, podemos comer de todos los frutos", dijo Eva. "Excepto del fruto del árbol que está en medio del jardín. Si tan siquiera tocamos ese fruto, ¡moriremos!".

(En realidad, Dios ni siquiera dijo que no podían tocarlo, ¡pero Eva no quería correr ningún riesgo!)

"No van a morirse", les mintió la serpiente. "Te hará tan sabia como Dios. Dios simplemente no quiere que seas tan astuta como Él".

Eva miró a la serpiente y después miró el fruto. Sin duda lucía delicioso. Y a ella no le molestaría ser tan sabia como Dios.

Así que tomó uno. Lo olió y la boca se le hizo agua. Entonces cerró los ojos y lo mordió. Todavía lo estaba masticando, y se lo pasó a Adán y él también lo mordió.

Habían hecho lo único que Dios les dijo que no podían hacer.

Al momento, todo cambió. Sin duda había una brisa fría en el aire. De pronto, ¡Adán y Eva se dieron cuenta de que estaban desnudos! Arrancaron algunas hojas de higo y rápidamente comenzaron a coser. Justo cuando estaban dando los toques finales a su nuevo atuendo de hojas, escucharon algo. O mejor aún, a Alguien. ¡A Dios! Él estaba caminando en el jardín.

Adán y Eva corrieron a esconderse.

–¿Adán? –Dios lo llamó–. ¿Dónde estás?

Adán tragó.

–Tuve miedo porque estoy desnudo -contestó-. Así que me escondí.

–¿Quién te dijo que estabas desnudo? –le preguntó Dios–. ¿Comiste del fruto del que te dije que no comieras?

Por supuesto, Dios ya sabía la respuesta. Y también sabía que Satanás, esa serpiente astuta, les había tentado a hacerlo. Adán culpó a Eva, Eva culpó a la serpiente. Pero Dios los castigó a todos. Desde aquel día en adelante, el pecado, la enfermedad y hasta la muerte entraron al mundo. Y Satanás por siempre sería el enemigo del pueblo de Dios.

Pero algo más ocurrió aquel día. Dios le hizo una promesa a su pueblo: el diablo perderá. No importa cuánto él mienta o lo mucho que pelee. Dios, y todos los que confían en Él, ganarán.

Tal vez no sepas esto, pero eres un soldado. Y todos los días peleas en una batalla. Es una batalla entre el bien y el mal.

Lo importante con las batallas es saber quién es tu enemigo. Saber qué quiere y cómo pelea. Tu enemigo es el diablo. Sus armas son las mentiras, los engaños y las tentaciones. Él hace que lo bueno parezca malo, y que lo malo parezca bueno. Y quiere que pienses que estás solo en esta pelea, que Dios no está contigo y que ni siquiera Él es real. ¡Pero eso es mentira!

La verdad es que Dios jamás permite que pelees solo esta batalla.

Él pelea justo a tu lado. Y también te da una armadura especial: la armadura de sus promesas. Una de esas promesas habla de cómo terminará la batalla: el diablo va a perder.

Dios ganará la batalla.

MI PROMESA A DIOS

Aunque el diablo tratará de engañarme y tenderme trampas, confiaré en que Dios peleará por mí ... ¡y ganará!

* * *

Querido Dios, sé que el diablo es real, pero también sé que tú eres más grande y más fuerte que él. Confiaré en que tú pelearás por mí. Amén.

Hijitos, ustedes son de Dios y han vencido a esos mentirosos, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo.

–1 JUAN 4.4 dhh

Por eso, obedezcan a Dios. Háganle frente al diablo, y él huirá de ustedes.

–SANTIAGO 4.7 TLA

Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales.

–EFESIOS 6.12

CHAPTER 3

LA PROMESA DE DIOS PARA TI

Dios cuidará de su gente

Cuando pases por aguas profundas, yo estaré contigo. Cuando pases por ríos de dificultad, no te ahogarás.

–ISAÍAS 43.2 NTV

Los problemas vienen de muchas formas y de muchos tamaños. Hay problemas grandes, problemas pequeños y todos los tamaños entre ellos. No sabes cuándo ni dónde puede aparecer uno. Pero de algo puedes estar seguro: algún problema se avecina.

Hay algo más de lo que puedes estar seguro: Dios también se avecina.

Solo piensa en Noé. Un problema se avecinaba para Noé. Un problema grande. De hecho, todo sobre la historia de Noé es grande. Un barco grande ... ¡más largo que un campo de fútbol! Un trabajo grande ... no solo la construcción de aquel barco, sino también el cuidado de todos aquellos animales. Y una inundación grande ... ¡tan grande que cubriría hasta la cima de las montañas! Pero también se avecinaba un Dios más grande. Porque Dios cuida de su gente.

Hay una promesa en la historia de Noé y no es solo la promesa del arcoíris. Es la promesa que Dios le hizo primero a Noé. Y también te la hace a ti: el problema se avecina, pero Dios se avecina también.

Noé contempló el arca. Era grande. Más grande que grande. ¡Era enorme!

Dios le había dicho que la construyera y eso hizo. Durante años, Noé y su familia cortaron y aserraron y martillaron para construir este barco gigante al que llamamos arca.

Ah, ¡y cómo la gente se rió de ellos! "¿Lluvia?", se burlaron. "¿Un diluvio? ¿Quién ha escuchado una cosa semejante?". Movieron sus cabezas y siguieron viviendo sus vidas como si nada. Unas vidas llenas de maldad. Y fue debido a esa maldad que Dios le dijo a Noé que construyera el barco.

Y Noé siempre trataba de hacer lo que Dios le pedía que hiciera.

Ahora el arca estaba terminada y Noé la estaba contemplando, mientras que a su alrededor, los ruidos llenaban el aire. Ladridos y rebuznos. Silbidos y graznidos. Rugidos y chillidos. Noé nunca había visto tantos animales y todos estaban esperando para que él los dirigiera al arca. Los rinocerontes, los hipopótamos y los mosquitos. (¡Si tan solo se hubieran olvidado de esos insectos!) Los elefantes y las águilas, las salamandras y las jirafas, los conejos y los renos. ¡El lugar parecía un zoológico!

¡Y no te olvides de la comida! Heno para los caballos, nueces para las ardillas y racimos de bananos para los monos.

Dios le había dado a Noé un trabajo enorme: construir un barco grande y llenarlo con un montón de animales. Porque se avecinaba una inundación grande. Pero Dios también le hizo a Noé una promesa grande: Él mantendría seguros a Noé y a su familia.

Mientras Noé embarcaba el último de los animales, las nubes comenzaron a arremolinarse. El cielo se oscureció y se escuchó el sonido de las primeras gotitas de lluvia.

Así que esto es lluvia, pensó Noé. Nunca antes la había visto. Y le echó un último vistazo al mundo antes de apresurarse al arca, y Dios cerró la puerta.

Y llovió durante cuarenta días y noches. Aquellas primeras gotitas se convirtieron rápidamente en una inundación furiosa y rugiente que se tragó la tierra, los árboles y hasta las cimas de las montañas. Todo ser viviente en la tierra fue destruido.

Todo excepto Noé, su familia y los animales en el arca.

Después de cuarenta días de tormentas y ocho meses flotando, el barco tocó tierra seca. Pero pasaron más semanas antes de que Dios dijera que era seguro salir del arca.

Por fin, Noé y su familia salieron. Los animales los siguieron inmediatamente, parpadeando ante el resplandor del sol. Todo era fresco, nuevo y verde.

Aunque el diluvio había sido terrible, Noé, su familia y todos los animales del arca estaban a salvo. Dios había cumplido su promesa. Él había cuidado de Noé. Tal como había dicho que lo haría.

Noé estaba enfrentando un problema. ¡Un problema grande! Se avecinaba un diluvio que destruiría todos los seres vivientes en la tierra. Pero Dios le dio a Noé una manera de escapar. Una forma de mantenerse seguro. Porque Dios cuida de su gente.

Quizás no te hayas dado cuenta, pero tú también estás enfrentando un problema. Un diluvio de problema tremendo y gigantesco. Se llama pecado y todo el mundo lo tiene en su vida. No importa lo bueno que trates de ser, los pecados se cuelan. Y destruyen a la gente tal como el diluvio. Pero Dios te da una manera de escapar. Una forma de mantenerte seguro y permanecer cerca de Él. El camino es Jesús ... Él es algo así como nuestro barco.Jesús nos salva del diluvio del pecado. Todo lo que tienes que hacer es creer en Él y obedecerlo.

Esa es la promesa que Dios te hace a ti y a todo el que decide amarlo: el problema se avecina, pero Dios también se avecina. Porque ...

Dios cuida de su gente.

MI PROMESA A DIOS

Confiaré en que Dios me cuidará y me salvará.

* * *

Querido Dios, gracias por enviar a Jesús para rescatarme. Por favor, quita todos mis pecados y haz que mi corazón esté limpio otra vez. Amén.

Por la fe Noé, advertido sobre cosas que aún no se veían, con temor reverente construyó un arca para salvar a su familia.

–HEBREOS 11.7

Todos hemos pecado, y por eso estamos lejos de Dios. Pero él nos ama mucho, y nos declara inocentes sin pedirnos nada a cambio. Por medio de Jesús, nos ha librado del castigo que merecían nuestros pecados.

–ROMANOS 3.23-24 TLA

Si afirmamos que no tenemos pecado, lo único que hacemos es engañarnos a nosotros mismos y no vivimos en la verdad; pero si confesamos nuestros pecados a Dios, él es fiel y justo para perdonarnos nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.

–1 JUAN 1 .8–9 ntv E Y Noé hizo todo según lo que Dios le había mandado.

–GÉNESIS 6.22

Pero Dios nos demostró su gran amor al enviar a Jesucristo a morir por nosotros, a pesar de que nosotros todavía éramos pecadores.

–ROMANOS 5.8 TLA

CHAPTER 4

LA PROMESA DE DIOS PARA TI

Dios te perdonará

Y Abram creyó al Señor, y el Señor lo consideró justo debido a su fe.

–GÉNESIS 15.6 NTV

Tal vez hayas escuchado a alguien decir: "Solo ten fe". Pero, ¿qué es la fe? Y, ¿cómo la tienes?

La Biblia dice que la fe es creer que algo es real aun cuando no lo ves (Hebreos 11.1). Hay cosas en el mundo en las que tú crees aunque no puedas verlas: como el viento, o la gravedad, o el amor. No puedes ver ninguna de esas cosas, pero sabes que son reales. Tienes la fe de que son reales.

Entonces, la fe en Dios significa creer que Él es real aunque no puedas verlo. También es creer que Dios cumplirá sus promesas y vivir como que crees en ellas. Como Noé, que construyó un arca antes que cayera una sola gota de lluvia. Como Pedro, que salió de la barca y caminó sobre el lago hasta llegar a Jesús. Y Abram, que creyó que Dios haría lo que Él dijo que iba a hacer ... sin importar lo imposible que pareciera.

Abram era un hombre común y corriente que vivía una vida común y corriente. Hasta que Dios le habló.

"Ve", dijo Dios. "No te voy a decir a dónde, pero te mostraré el camino. Y cuando llegues allí, te bendeciré y convertiré a tu familia en una gran nación".

Dios le estaba ofreciendo todo a Abram. ¿Y qué deseaba Él a cambio? Fe. Dios quería que Abram creyera que Él haría lo que dijo que iba a hacer.

(Continues…)


Excerpted from "Dios siempre cumple sus promesas"
by .
Copyright © 2018 Max Lucado.
Excerpted by permission of Grupo Nelson.
All rights reserved. No part of this excerpt may be reproduced or reprinted without permission in writing from the publisher.
Excerpts are provided by Dial-A-Book Inc. solely for the personal use of visitors to this web site.

Table of Contents

Introducción, 7,
1. Dios hará que te parezcas a Jesús, 8,
2. Dios ganará la batalla, 16,
3. Dios cuidará de su gente, 24,
4. Dios te perdonará, 32,
5. Dios hará que todo obre para bien, 40,
6. La Palabra de Dios te mostrará el camino, 48,
7. Dios te dará una herencia, 56,
8. Dios está contigo siempre, 64,
9. Dios redimirá a sus hijos e hijas, 72,
10. Dios derribará a tus gigantes, 80,
11. Dios escuchará tus oraciones, 88,
12. Dios hará que todo termine bien, 96,
13. Dios dará gracia a los humildes, 104,
14. Dios trabajará en ti, 112,
15. Jesús te entiende, 120,
16. Dios hará crecer su reino en tu corazón, 128,
17. Jesús orará por ti, 136,
18. Jesús te usará para construir su Iglesia, 144,
19. Dios no te declarará culpable, 152,
20. Dios vencerá a la muerte, 160,
21. Dios convertirá tu tristeza en alegría, 168,
22. El Espíritu Santo te da poder, 176,
23. Dios suplirá todas tus necesidades, 184,
24. Dios corregirá todos tus errores, 192,
25. Dios hará todo nuevo, 200,

From the B&N Reads Blog

Customer Reviews