Descripción e historia del Castillo de Aljafería sito extramuros de la ciudad de Zaragoza

Descripción e historia del Castillo de Aljafería sito extramuros de la ciudad de Zaragoza

by Mariano Nougués Secall
Descripción e historia del Castillo de Aljafería sito extramuros de la ciudad de Zaragoza

Descripción e historia del Castillo de Aljafería sito extramuros de la ciudad de Zaragoza

by Mariano Nougués Secall

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Descripción e historia del Castillo de Aljafería sito extramuros de la ciudad de Zaragoza es una obra del erudito aragonés Mariano Nougués Secall.
Escrita hacia 1846, a raíz de una visita de la reina de Aragón, Isabel I al Palacio de la Aljafería. Según cuenta en el prólogo el autor, la obra le fue sugerida por Isabel I, quien estaba en vísperas de casarse con Francisco de Asís de Borbón, en la visita al patio de Santa Isabel.
Siguiendo la idea de Isabel en su visita, Nougués trabajó en esta Descripción e historia del Castillo de Aljafería, que fue presentada en Zaragoza el 12 de marzo de 1846, y poco después enviada a la Secretaría de Estado en Madrid, para que pudiese ser leída por la reina, quien dio visto bueno.

Product Details

ISBN-13: 9788499530437
Publisher: Linkgua
Publication date: 08/31/2010
Series: Historia , #281
Sold by: Bookwire
Format: eBook
Pages: 140
File size: 3 MB
Language: Spanish

About the Author

Mariano Nougués Secall

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Descripción e Historia del Castillo de Aljafería Sito Extramuros de la Ciudad de Zaragoza


By Mariano Nougués Secall

Red Ediciones

Copyright © 2015 Red ediciones S.L.
All rights reserved.
ISBN: 978-84-9953-043-7



CHAPTER 1

DESCRIPCIÓN GENERAL DE LA ALJAFERÍA


El castillo de la Aljafería, que no puede llamarse ciudadela ni por su posición, ni por sus fortificaciones, se halla situado a la parte occidental de Zaragoza a la derecha del Ebro, entre este río y la concurrencia de los caminos reales de Madrid y Pamplona, cuya linea dista tan poco que puede considerarse como tangente al foso: casi al nivel de éste y al pie del terraplén que lo forma por la fachada, se extiende la vega hasta el Ebro que corre a distancia de ochocientas a novecientas varas próximamente, y en dirección paralela. Por la oriental dista como unas doscientas cincuenta varas de la puerta llamada del Portillo enfilándola el baluarte o ángulo del sud de dicha fachada. El plano que se acompaña con el número 1.º, da una idea de su situación con respecto a la ciudad y su huerta, y asimismo de su figura y proporciones, aunque no alcanza a presentar las corrientes del Ebro.

La planta actual de la Aljafería es un cuadrilátero de ciento cuarenta varas de largo, y de ciento treinta de ancho con chaflanes o ángulos ochavados más irregular de lo que aparenta, sobre cuyas bases paralelas se levantan las fachadas de norte y sud; la primera de ciento trece varas de longitud, y de ciento catorce la segunda; sobre la altura o lado perpendicular se eleva la fachada de occidente en longitud de cien varas, y en todo el oblicuo restante apoya la fachada principal al oriente, formando con la del sud ángulo de noventa y siete grados.

Su grande distribución interior está iluminada y ventilada por cinco patios descubiertos y diferentes patinejos sin simetría en su colocación unos respecto de otros, aunque tienen sus plantas bastante regulares. Los tres más espaciosos son: el primero entrando por la puerta del principal y a las veinte y cinco varas de la misma, que es el de la iglesia, cuadrado de diez y ocho varas de lado. Por éste y enfilando con la puerta de poniente se comunica al 2.º, que es el del centro o de Santa Isabel, rectángulo de diez y ocho varas de este a oeste por treinta y dos de norte a sud. Comunica con el 3.º (el de poniente o de la maestranza,) trapecio prolongado de norte a sud de cincuenta y seis varas de longitud proporcional por veinte y ocho de latitud o altura. Este gran patio da entrada a otro situado al sud, rectángulo de diez y seis varas de longitud de este a oeste por ocho de latitud. El último se halla comprendido entre las crujías dobles del ángulo obtuso, o sea el que forman las fachadas de sud y este: es un rectángulo de treinta y dos varas de longitud de norte a sud por diez y ocho de latitud, aumentado su lado del sud hasta veinte, y cinco varas hacia el oeste por la escuadría que forma en su ángulo entrante a las veinte y dos varas de su longitud, siendo esto cuanto comprende en globo la ignografía del edificio habitable.

CHAPTER 2

DIVERSIDAD DE SU ARQUITECTURA Y ÉPOCAS DE LA MISMA: FORTIFICACIÓN ETC.


En este edificio se dejan ver cuatro clases de fábrica distintas, que denotan las principales alteraciones que ha sufrido ya por reparos, ya por modificaciones, ya finalmente por aumentos hechos en él, llevando cada una marcado el sello de la época en que se verificó. La más antigua corresponde a la dominación sarracena y se advierte en un local que indudablemente fue mezquita u oratorio de sus soberanos, y en los restos de tres arcos que se conservan en la parte del sud del patio llamado de Santa Isabel.

A la época que medió desde que los reyes de Aragón se apoderaron de este alcázar hasta los reyes Católicos, debe pertenecer lo que ocupa el cuerpo de artillería en el patio de Santa Isabel para almacenes y las columnas o pilares ochavados que se hallan en el lado del norte.

Al reinado de los reyes católicos don Fernando y doña Isabel corresponden la escalera de la habitación regia, su entrada, los salones artesonados y demás dependencias.

El resto del edificio se advierte ser del tiempo de Felipe V, en adelante, cuyo reinado está más expresivamente marcado en los trofeos militares de alto relieve, que se dejan ver sobre la entrada de la parte baja del almacén de artillería número 4, descendiendo desde aquí hasta la grande renovación que fue sufriendo sucesivamente, y que se completó en 17722, de cuya época son todos los ornatos del exterior, los pabellones del lado del este, la sala de armas y los cuarteles de oeste, norte y sud. La torre o campanario parece ser aun más moderna, y a la iglesia no se le puede asignar época fija por participar de caracteres diferentes.

Los límites de este edificio en lo antiguo debieron ser menos extensos que en el día, y el aumento que recibió últimamente en la renovación de 1772 fue, según parece, por el lado del este el fondo de los pabellones, por el oeste, norte y sud los cuarteles de estos tres lados: y así nos lo hace presumir con sobrado fundamento un muro de bastante espesor, que corre generalmente por el interior en la longitud de los mencionados cuarteles, con un torreón circular de alto en bajo del edificio en el del norte, otro en el del oeste, otro en el del sud, y otro en el ángulo que forma el del norte con el del oeste, quedando todos cuatro ocultos en el interior del edificio.


Lámina 2.a

Vista geométrica de la fachada principal de Castillo de la Aljafería en Zaragoza.

Lil. de L. Jayma, Zaragoza


Su fábrica es de ladrillo a cara vista en sus paredes exteriores, y aun en muchas de las de adentro, aunque en lo interior se notan también algunas de tierra y grava, que demuestran las diversas épocas de la construcción de este alcázar: su arquitectura es sencillísima, pues la decoración general consiste en fajas perpendiculares a imitación de pilastras entre sus vanos, interrumpidas horizontalmente por otras estrechas, o sean listeles que corren todo el edificio manifestando la división de sus pisos. Las ventanas son de una proporción seria, y no llevan otro adorno que un marco sencillo sin moldura alguna, a excepción de la fachada principal, en cuya crujía se hallan distribuidos los pabellones de jefes y oficiales con balcones adornados de marcos con molduras y frontispicios, cuya arquitectura puede corresponder al siglo diez y ocho, y seguramente será en el último atendida la renovación que se hizo de este edificio en 1772 según se ha manifestado, en cuyo año se le dio la planta que hoy conserva, habiendo quedado muy poco del tiempo de los moros y del de los reyes de Aragón. Su vista es elegante y graciosa por la parte de la ciudad y no deja de realzarla extraordinariamente la torre de la iglesia. La estampa número 2.º presenta su imagen con semejanza por su frente o fachada principal.

Su fortificación actual sería insignificante sino le defendiese su gran foso, pues solo consiste en sus cuatro cortinas construidas a barbeta sobre el muro de la escarpa, que avanza del edificio cinco varas, formando un camino cubierto y paseo que corre por todo el perímetro. Los baluartes de los cuatro ángulos fueron destruidos en 1813 y 14: el que da frente al cuartel de caballería, se voló en 1813 cuando el ejército español sitiaba este castillo, en el que el general París había dejado una corta guarnición: un comandante francés de artillería, según oí, disparó un pistoletazo sobre las municiones, y saltó hecho trozos aquel rebellin: los restantes fueron deshechos y terraplenado parte del foso por una orden que expidió el general Wellington para que se destruyesen los fuertes que ocuparon los franceses.

Su entrada única era antes un puente de ladrillo y en la actualidad otro fijo de madera, que ha sido reparado por reclamación directa al ministerio del excelentísimo señor general don Manuel Bretón. La cabeza cerrada por un rastrillo se halla defendida por un rediente aspillerado para fusilería, donde hay un cuerpo de guardia para una avanzadilla, y a derecha e izquierda dos rastrillos en las dos rampas suaves que en latitud de cinco varas conducen al foso.

Éste es bueno y tiene de anchura de veinte y seis a veinte y siete varas en toda la circunferencia, excepto en la fachada principal que cuenta unas veinte y ocho: su profundidad es de unas ocho varas próximamente: perpendiculares la escarpa y contraescarpa; la primera de buena fábrica de ladrillo y mampostería, y la segunda revestida y revocada ha muy pocos años. La construcción del foso no data sino de la época del señor don Felipe V que convirtió este edificio en fortaleza. De contado esta defensa no existía en tiempo de Felipe II aun cuando existiese muro3, del que se encuentran vestigios, como se ha manifestado, pues cuando se alborotó el pueblo de Zaragoza con motivo de la traslación de Antonio Pérez desde la cárcel de manifestados al Castillo de la Aljafería, le pusieron fuego por todas partes, rodeándolo más de tres mil hombres que gritaban, que allí morirían abrasados los inquisidores.4 Lo cierto es que, según me han manifestado los ingenieros, en algunas partes del edificio se descubren vestigios de incendio, y se nota el empleo de diversa clase de maderas que las que se usaron en su primitiva construcción.

Mr. Mignet de la Academia francesa en la historia que ha publicado recientemente de Antonio Pérez y Felipe II no expresa la circunstancia de que se hubiese incendiado el Castillo, refiriendo tan solo que don Pedro Sesé había hecho conducir muchas carretadas de leña con el intento de pegar fuego a la Aljafería5. Tampoco Lupercio Leonardo de Argensola en su información sobre estos sucesos hace mérito de esta particularidad.

Por un cálculo me parece que éste edificio podrá contener o alojar unas tres mil personas.

CHAPTER 3

DESCRIPCIÓN ESPECIAL DE LAS PARTES DE ESTE EDIFICIO: DE LA ANTIGUA MEZQUITA: DE LA SALA DE SANTA ISABEL E INMEDIATAS: INSCRIPCIONES QUE SE LEEN EN LOS FRISOS ETC.


Siguiendo la descripción de las partes de este edificio diremos, que el paso que sirve de vestíbulo desde la puerta principal al primer patio (el de la iglesia) se halla cubierto de bóveda con un platillo elíptico; el témpano del arco toral menor que da frente a la entrada, está adornado con las armas reales de España: a la izquierda de esta entrada se halla situado el cuerpo de guardia del principal del Castillo, y sobre él en el piso entresuelo al primer desembarco de la escalera que conduce a los pabellones destinados hace algunos años para arrestos, está el aposento del jefe o jefes de la guardia: tiene rejas que miran al recinto de la Ciudad y otra que da al patio sobre la puerta del cuerpo de guardia para comunicar a ésta las órdenes con oportunidad. A la derecha de la entrada principal hay un patinel, a donde dan las rejas de algunas prisiones.


PATIO DE LA IGLESIA.

Manifiesta la fábrica de este patio una construcción variada o de diferentes épocas, si bien todas de alguna antigüedad: la fachada sobre el arco que da paso al patio del centro o de Santa Isabel, aparenta ser más moderna, y se advierten algunas rectificaciones, particularmente en los huecos de los balcones del real aposento, rectificaciones con las que se han destrozado los elegantes adornos que existían anteriormente, y de los que solo se conservan algunos fragmentos de armas y escudos.

Debajo del real aposento se halla situada una estancia de planta octógona de 26 palmos de diámetro, y sobre sus ocho lados se elevan otros tantos arcos formando diferentes ángulos rectilíneos a excepción de uno que es de forma de herradura. Todos estaban sostenidos de dos columnas de mármol de nueve palmos de altura, de las que aun existe la mayor parte pero mutiladas y maltratadas: el mármol blanqueado en la actualidad según los reconocimientos que se han hecho, parece ser de las canteras de Alcañiz. Los entrepaños y lienzos de sus paredes están adornados por el estilo de los de la Alambra, con trepados y calados arabescos de mérito y detenida ejecución: a pesar de los muchos siglos que han transcurrido y de lo que han padecido por las vicisitudes que son consiguientes, se deja ver en ellos gusto, riqueza y hermosura a la par que delicadeza y esmero en el trabajo. A diez y ocho palmos de elevación corre un techo con el que mutilaron la altura de esta estancia, pues que sobre él continúa la misma con un friso corrido, adornado de la misma talla, coronado de otro cuerpo más sencillo, en el que descansan columnitas de cuatro palmos y medio de altura, sosteniendo arcos apuntados formados de festones semicirculares, terminando los restos de esta mezquita a catorce palmos del mencionado piso, por el que lo es del real aposento donde nació Santa Isabel.

En la parte de occidente pero con la dirección al oriente se ve un nicho o hueco6 a la que presta entrada el arco de herradura cubierto con una concha, en donde se supone que existía la pila bautismal: pero aunque pudo colocarse en tiempo de la restauración, parece indudable que este era el sitio en que hacían oración los reyes moros, pues allí estaba su oratorio o mezquita particular. Sabido es que los árabes miraban con la mayor escrupulosidad el cumplimiento de la oración llamada salath o namaz que constituía todo su oficio divino, y que la consideraban también de precepto divino.7 En esta idea me confirmó el ser una de las condiciones de esta oración, el que la postura del cuerpo fuese mirando a la Meca y que cabalmente este nicho tiene su dirección al oriente, y así mismo el que, a pesar de no ser obligación según la ley el ir a la mezquita, la mayor parte acostumbraban a verificarlo, por lo que no es regular que los reyes dejasen de cumplir estrictamente con este requisito8. Para el que esté instruido en los arcanos de la antigüedad, esta aserción no puede ofrecer duda ninguna, mucho menos si fija la vista en la lámina que se encuentra a seguida de la página 172 tomo 1.º de los Condes de Barcelona vindicados, obra escrita por el señor don Próspero Bofarull. La referida lámina representa el frontispicio del Mihrab o adoratorio interior de la mezquita de la ciudad de Tarragona. Este monumento, dice este escritor, fue erigido en el año 960 de nuestra cuenta, es de mármol y se conserva casi íntegro en el claustro de la Santa Iglesia metropolitana de Tarragona empotrado en la cortina de pared del lado del poniente: que Conde refiere que Abderramán III mandó construir este arco y colocarle por fachada del Mibrab o adoratorio interior de la mezquita principal de Tarragona, que según indicios estaba muy cerca o en el mismo recinto que ocupa hoy su grandiosa catedral, que principió el Santo arzobispo Olegario por los años 1128. Este arco tiene una grande semejanza con el que se encuentra en la mezquita del Castillo de la Aljafería, y la comparación de entrambos eleva a un grado incuestionable de evidencia mis observaciones. Para mayor comprobación y para conservar un recuerdo de este monumento árabe, he hecho litografiar la estampa número 3.º, en la que se encontrarán retratadas parte de las bellezas de una mezquita desconocida casi totalmente hasta hace poco tiempo dentro y fuera de Zaragoza.

La Iglesia se halla actualmente situada en un ángulo a la derecha de la entrada de este patio, frente a dicho real aposento. Su planta es próximamente cuadrada, pues la constituye un rectángulo de noventa palmos de latitud por ochenta y cuatro de fondo, con tres naves en cruz de veinte y seis y medio palmos. Los pilares o machones que las dividen son sencillos, revestidos de pilastras dóricas sin proporción, basas ni zócalos: los capiteles corren por todos sus membretes, y sobre ellos una pequeña arquitrabe sirve de, imposta a las bóvedas apuntadas por arista con una sencilla moldura en sus arcos, y en cada uno de los nueve vértices en un florón dorado de tres palmos de diámetro se ven las barras de Aragón.

El atrio colocado en la nave del centro y enfilado en el altar mayor tiene una verja de madera que concluye en semicírculo. El altar mayor situado en la nave del centro al frente de la puerta bajo el arco que forma una modesta capilla, es un retablo de orden corintio, de arquitectura y construcción antigua en madera dorada. En su nicho está san Martín titular de esta parroquia castrense, de escultura moderna, a caballo en traje romano, representando la acción de dividir con la espada su manto para dárselo a un pordiosero. La figura de este es bastante regular, y la de san Martín sería completa, si su actitud fuese más animada, y en el corcel se imitase más la arrogancia de un caballo de batalla. A la izquierda del retablo se ve de cuerpo entero a san Pío V, y a la derecha al beato Benedicto X, ambas estatuas del tamaño natural y bastante buenas.


Lámina 3.a

LA MEZQUITA DEL CASTILLO DE LA ALJAFERÍA

Dibujo de N. Pinos. Lil. de L. Jayma Lit. Fca Bella

REPRESENTA LA MEZQUITA DEL CASTILLO DE LA ALJAFERÍA

u oratorio de los reyes moros.


(Continues...)

Excerpted from Descripción e Historia del Castillo de Aljafería Sito Extramuros de la Ciudad de Zaragoza by Mariano Nougués Secall. Copyright © 2015 Red ediciones S.L.. Excerpted by permission of Red Ediciones.
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Table of Contents

Contents

CRÉDITOS, 4,
DOCTOR DON MARIANO NOUGUES SECALL, 9,
PRÓLOGO, 10,
INTRODUCCIÓN, 12,
CAPÍTULO I. DESCRIPCIÓN GENERAL DE LA ALJAFERÍA, 15,
CAPÍTULO II. DIVERSIDAD DE SU ARQUITECTURA Y ÉPOCAS DE LA MISMA: FORTIFICACIÓN ETC., 17,
CAPÍTULO III. DESCRIPCIÓN ESPECIAL DE LAS PARTES DE ESTE EDIFICIO: DE LA ANTIGUA MEZQUITA: DE LA SALA DE SANTA ISABEL E INMEDIATAS: INSCRIPCIONES QUE SE LEEN EN LOS FRISOS ETC., 21,
CAPÍTULO IV. SIGNIFICADO DEL LEMA DE LA EMPRESA TANTO MONTA, 30,
CAPÍTULO V. DESCRIPCIONES QUE HACEN DE ESTE EDIFICIO NUESTROS ESCRITORES ANTIGUOS, Y ALGUNAS NOTICIAS CURIOSAS SOBRE SU DISTRIBUCIÓN INTERIOR, 32,
CAPÍTULO VI. DE LA ÉPOCA EN QUE SE CONSTRUYÓ LA ALJAFERÍA: POR QUITE, Y DESTINO QUE LE DIERON LOS MOROS, 37,
CAPÍTULO VII. DEL CASTILLO DE LA ALJAFERÍA DESPUÉS DE LA CONQUISTA DE ZARAGOZA POR DON ALONSO EL BATALLADOR: ESTABLECIMIENTO DE SU CAPILLA Y DOTACIÓN DE SUS CAPELLANES, 43,
CAPÍTULO VIII. DE LOS HUERTOS Y AGUAS DE LA ALJAFERÍA, 50,
CAPÍTULO IX. ESMERO DE LOS REYES ARAGONESES EN LA CONSERVACIÓN DE LA ALJAFERÍA. RELACIÓN DE LOS DOCUMENTOS ANTIGUOS QUE HABLAN DE SU REPARACIÓN Y DE LA CASA DE FIERAS, 52,
CAPÍTULO X. DEL NACIMIENTO DE SANTA ISABEL, SU BAUTISMO Y SUS CARTAS, 54,
CAPÍTULO XI. DEL ESTABLECIMIENTO DE LA INQUISICIÓN EN LA ALJAFERÍA Y DE LAS FORMALIDADES DE LOS AUTOS DE FE, 59,
CAPÍTULO XII. FIESTAS QUE SE CELEBRARON EN LA ALJAFERÍA CON MOTIVO DE LAS CORONACIONES DE DIVERSOS REYES, 62,
CAPÍTULO XIII. DE LAS FIESTAS QUE SE CELEBRARON EN LA ALJAFERÍA CON MOTIVO DE LAS CORONACIONES DE LAS REINAS, 75,
CAPÍTULO XIV. DE LAS PERSONAS QUE ESTUVIERON PRESAS EN LA ALJAFERÍA, Y SUCESOS LAMENTABLES QUE OCURRIERON DENTRO DE ESTE ALCÁZAR, 79,
CAPÍTULO XV. DE LA VISITA QUE S. M. DOÑA ISABEL II HIZO AL CASTILLO DE LA ALJAFERÍA EN 27 DE JULIO DE 1845, 83,
CAPÍTULO XVI. DE LO QUE DEBERÍA EJECUTARSE PARA CONSERVAR Y REPARAR LAS PRECIOSIDADES DE ESTE EDIFICIO, 85,
CONCLUSIÓN O SALUTACIÓN, 92,
LIBROS A LA CARTA, 127,

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