Esta historia real demuestra que sin Dios no somos nada, pero con Él tenemos todo bajo control. Nos muestra lo susceptibles que somos a que todo cambie en un instante en nuestras vidas. Muchas veces hacemos planes sin saber si estaremos aquí para llevarlos a cabo, porque no somos dueños de nada. Un día estamos y al siguiente podemos partir, porque la vida no nos pertenece. Es una historia real que ilustra cómo una mujer embarazada puede perder la vida en un instante mientras trata de dar vida a un hijo, y cómo las amistades se alejan en momentos difíciles. También nos enseña que ni todo el dinero del mundo puede comprar la vida ni alargar un minuto más de ella.
Esta historia nos enseña a vivir un día a la vez, pero con confianza en un Dios grande y poderoso. Nos muestra que cuando todo parece imposible y sin salida, hay alguien que puede dar un giro a la situación y enderezar los pronósticos: ¡el gran Yo Soy! Es el Dios de ayer, de hoy y siempre, y acude en nuestra ayuda cuando clamamos y nos humillamos ante Él. Dios toma el control incluso sobre la ciencia, los médicos, las enfermeras y cada profesional de la salud, y todo se vuelve posible. En esos momentos ocurren milagros y la ciencia tiene que reconocer que hay algo sobrenatural. Dios toma el control hasta de lo más mínimo. Él es quien nos da las fuerzas para salir adelante, y la fe supera muchos límites que humanamente no podemos comprender. Sabemos que los planes de Dios obran para bien, y con el amor de nuestros seres queridos, paciencia y positivismo, podemos salir adelante.
Esta historia nos enseña que la vida es un regalo de Dios y que, sin importar las circunstancias que enfrentemos, siempre habrá una salida. Siempre habrá alguien a nuestro alrededor dispuesto a brindarnos ayuda. Reconocemos que hay personas pasando por situaciones más difíciles que las nuestras, y por eso debemos estar agradecidos con Dios por cada día de vida. Aprendemos que todo lo que somos y todo lo que tenemos le pertenece a Dios, que Él es quien nos da la vida y el único que puede quitarla.
Dios tiene planes de bien para nosotros, y si nos da otra oportunidad de vida es porque hay un cambio que debemos hacer en nuestra forma de vivir. Debemos dar gracias por estar nuevamente en este mundo en cada instante, porque en todo debemos dar gracias al Altísimo.
Lamentaciones 3:22-23
"Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad".
