La Historia con H mayúscula, la Historia seria, de nariz parada y chistera pulcra y bien planchada, que lucha por ser Ciencia, también con mayúscula, ha debido conformarse, aunque le moleste a algunos académicos, con entrar a formar parte de las denominadas “ciencias blandas”, y como tal sobrevive, pero existe otra historia, esta vez con h minúscula, a la que llaman intrahistoria, formada por anécdotas, cartas privadas, comentarios, observaciones al paso, opiniones más o menos respetables, chismes, chistes, habladurías y cuanta cosa resulta difícil, imposible casi siempre, de ser probada, pero al mismo tiempo, por codearse con el humor, el morbo, con los pecados capitales, en fin, con la vida misma, puede ser, casi siempre es, fascinante, atrayente, aunque se le niegue en público. De esa intrahistoria no se escriben libros doctos, sesudos, pero sin lugar a dudas entretiene, hace pensar y créalo usted o no, se aprende de ella, enseña, y tal y como hace el vivir con intensidad y placer la vida, da experiencia, o por lo menos eso cree fervientemente el autor. Vayan entonces, como un divertimento, estas breves viñetas intrahistóricas de médicos, pacientes y otros especímenes humanos. Disfrutémoslas.
