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Bosquejo hist�rico de la revoluci�n que regener� el Estado de Bol�var
70
by Juan Jose Nieto Gil
Juan Jose Nieto Gil
Bosquejo hist�rico de la revoluci�n que regener� el Estado de Bol�var
70
by Juan Jose Nieto Gil
Juan Jose Nieto Gil
Hardcover(Tapa Dura, 86 Paginas, Blanco Y Negro ed.)
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Overview
Las guerras civiles y la violencia política han sido el cáncer que ha impedido el desarrollo integral y la proyección geopolítica de Colombia, a lo largo de dos siglos de existencia como república independiente y soberana. Una de esas absurdas confrontaciones civiles se desató en 1859, como parte de la revolución armada que encabezó Tomás Cipriano de Mosquera, tal como lo describe en esta memoria..
Historiadores y cientistas políticos atribuyen el origen del problema, a que la rápida guerra de independencia que en nueve años despojó a la corona española de su dominio sobre las colonias en casi todo el continente, entregó a neófitos criollos la responsabilidad de crear, sostener y proyectar las nuevas repúblicas, incluida la de Colombia, en un escenario donde pervivían como aun perviven 200 años después, rasgos conductuales de la colonia, atados a unas élites que gracias a la expoliación, el comercio y los compadrazgos con funcionarios de la corona española, adquirieron estatus de preponderancia social, política y económica, en asocio con las jerarquías de la curia católica y los dueños del capital y la riqueza.
Tras la creación de la República de la Gran Colombia el libertador Simón Bolívar dejó a cargo de todo el gobierno desde la vicepresidencia al general Francisco de Paula Santander, quien abrigaba ideas federalistas contrarias al ideal unionista y panamericano del padre de la patria, al grave extremo, que las irreconciliables diferencias entres ellos dos, terminaron con la disolución de la Gran Colombia y el desarrollo sistemático de guerras civiles, y pérdidas geopolíticas invaluables para el país.
Muerto el Libertador y muerta la Gran Colombia, el santanderismo impuso la organización federal de ocho Estados denominados la Confederación Granadina. Pronto el caudillismo, las ambiciones regionales y la miopía de los dirigentes regionales, sumieron al país en sucesivas guerras civiles, en las que el general Tomás Cipriano de Mosquera pasó a ser el eje de gravedad de lo bueno, lo malo y lo feo que le pasaba a la Confederación.
Una de esas absurdas confrontaciones civiles se desató en 1859, como parte de la revolución armada que encabezó Tomás Cipriano de Mosquera, tal como lo describe en esta memoria histórica, el líder liberal Juan José Nieto, de cuyo testimonio se concluye la pérdida de seres humanos, de potencial de desarrollo y de avances en todos los campos del quehacer colombiano, que se padecieron durante tres largos años de combates fratricidas, al cabo de los cuales el general Mosquera entró triunfante a Bogotá, se posesionó de la presidencia de la confederación e instó a hacer una nueva constitución, para una nueva confederación ahora llamada Estados Unidos de Colombia, a partir de lo que los mosqueristas llamaban la regeneración de los principios liberales.
Cuando se aprobó esta constitución de corte liberal radical, que entregaba a los ciudadanos muchos derechos y muy pocos deberes, al tiempo que separaba la iglesia católica del Estado, el célebre escritor francés Víctor Hugo aseguró que se trataba de una constitución para ángeles, no para habitantes del planeta tierra.
Las consecuencias de esta "transformación política" determinaron la marcada incidencia en la vida política del país y en la constitución de 1886, del sinuoso dirigente político cartagenero Rafael Núñez quien en aras de manipular a los dirigentes de las dos apasionadas colectividades, militó en ambas facciones, fue moderado y encabezó otra regeneración política del Estado, esta vez de corte conservador y cercana con la curia católica, causa y razón de nuevas guerras civiles, de la absurda perdida de Panamá y cien años mas tarde de la meteórica carrera política de Jorge Eliécer Gaitán, de su muerte y de la aparición de las guerrillas comunistas.
En asuntos de geopolítica, nada queda en nada, todo incide en el futuro de cada nación. Lo malo es que por ignorar la historia, los dirigentes como diría el sabio romano Cicerón: "desaprovechan las lecciones del pasado, mantienen al mundo en su infancia intelectual y permanecen eternamente adolescentes"
Historiadores y cientistas políticos atribuyen el origen del problema, a que la rápida guerra de independencia que en nueve años despojó a la corona española de su dominio sobre las colonias en casi todo el continente, entregó a neófitos criollos la responsabilidad de crear, sostener y proyectar las nuevas repúblicas, incluida la de Colombia, en un escenario donde pervivían como aun perviven 200 años después, rasgos conductuales de la colonia, atados a unas élites que gracias a la expoliación, el comercio y los compadrazgos con funcionarios de la corona española, adquirieron estatus de preponderancia social, política y económica, en asocio con las jerarquías de la curia católica y los dueños del capital y la riqueza.
Tras la creación de la República de la Gran Colombia el libertador Simón Bolívar dejó a cargo de todo el gobierno desde la vicepresidencia al general Francisco de Paula Santander, quien abrigaba ideas federalistas contrarias al ideal unionista y panamericano del padre de la patria, al grave extremo, que las irreconciliables diferencias entres ellos dos, terminaron con la disolución de la Gran Colombia y el desarrollo sistemático de guerras civiles, y pérdidas geopolíticas invaluables para el país.
Muerto el Libertador y muerta la Gran Colombia, el santanderismo impuso la organización federal de ocho Estados denominados la Confederación Granadina. Pronto el caudillismo, las ambiciones regionales y la miopía de los dirigentes regionales, sumieron al país en sucesivas guerras civiles, en las que el general Tomás Cipriano de Mosquera pasó a ser el eje de gravedad de lo bueno, lo malo y lo feo que le pasaba a la Confederación.
Una de esas absurdas confrontaciones civiles se desató en 1859, como parte de la revolución armada que encabezó Tomás Cipriano de Mosquera, tal como lo describe en esta memoria histórica, el líder liberal Juan José Nieto, de cuyo testimonio se concluye la pérdida de seres humanos, de potencial de desarrollo y de avances en todos los campos del quehacer colombiano, que se padecieron durante tres largos años de combates fratricidas, al cabo de los cuales el general Mosquera entró triunfante a Bogotá, se posesionó de la presidencia de la confederación e instó a hacer una nueva constitución, para una nueva confederación ahora llamada Estados Unidos de Colombia, a partir de lo que los mosqueristas llamaban la regeneración de los principios liberales.
Cuando se aprobó esta constitución de corte liberal radical, que entregaba a los ciudadanos muchos derechos y muy pocos deberes, al tiempo que separaba la iglesia católica del Estado, el célebre escritor francés Víctor Hugo aseguró que se trataba de una constitución para ángeles, no para habitantes del planeta tierra.
Las consecuencias de esta "transformación política" determinaron la marcada incidencia en la vida política del país y en la constitución de 1886, del sinuoso dirigente político cartagenero Rafael Núñez quien en aras de manipular a los dirigentes de las dos apasionadas colectividades, militó en ambas facciones, fue moderado y encabezó otra regeneración política del Estado, esta vez de corte conservador y cercana con la curia católica, causa y razón de nuevas guerras civiles, de la absurda perdida de Panamá y cien años mas tarde de la meteórica carrera política de Jorge Eliécer Gaitán, de su muerte y de la aparición de las guerrillas comunistas.
En asuntos de geopolítica, nada queda en nada, todo incide en el futuro de cada nación. Lo malo es que por ignorar la historia, los dirigentes como diría el sabio romano Cicerón: "desaprovechan las lecciones del pasado, mantienen al mundo en su infancia intelectual y permanecen eternamente adolescentes"
Product Details
| ISBN-13: | 9798765511589 |
|---|---|
| Publisher: | Barnes & Noble Press |
| Publication date: | 01/05/2022 |
| Series: | Historia militar de Colombia-Guerras civiles , #1 |
| Edition description: | Tapa Dura, 86 Paginas, Blanco Y Negro ed. |
| Pages: | 70 |
| Product dimensions: | 6.00(w) x 9.00(h) x 0.25(d) |
| Language: | Spanish |
About the Author
Juan José Nieto Gil nació en Loma del Muerto, Sibarco, Baranoa, provincia de Cartagena, entonces virreinato de la Nueva Granada el 24 de junio de 1805 y murió en Cartagena de Indias, Estados Unidos de Colombia, el 16 de julio de 1866, a la edad de 71 años. Juan José Nieto Gil fue un dirigente político liberal, escritor, militar y estadista colombiano, que sirvió como presidente de la Confederación Granadina en 1861. Ha sido el único afrodescendiente que ha llegado a ser presidente de Colombia.
El general Juan José Nieto desempeñó diversos cargos públicos. Fue elegido representante a la cámara para el periodo 1850-1852, se posesionó como gobernador de Bolívar el 22 de julio de 1851, cargo desde el cual decretó en 1852 la expulsión del obispo Pedro Antonio Torre. Fue gobernador de Bolívar por elección popular en 1854 y primer presidente constitucional del Estado Soberano de Bolívar entre 1860 y 1865. De acuerdo con la constitución estatal de 1853, fue reelegido gobernador de Bolívar.
Juan José Nieto Gil era hijo de Tomás Nieto y Benicia Gil, artesanos humildes dedicados a la fabricación de mechas de algodón para las velas de sebo. Pasó sus primeros años de formación académica en Baranoa, pero tras la independencia de Cartagena de Indias en 1811, su familia decidió trasladarse a vivir permanentemente en la ciudad amurallada.
Nieto se inició profesionalmente trabajando como escribiente en el almacén del comerciante canario José Palacio y Ponce de León, quien, pronto reconoció la inteligencia y destrezas de Nieto, por lo tanto, le facilitó el acceso a libros que contribuyeron a la formación autodidacta del joven y eventualmente accedió a otorgarle la mano de su hija María Margarita en matrimonio. Siendo Juan José Nieto mulato, la boda con la hija de un comerciante español supuso un impulso hacia arriba en la escala social de la época. Antes de llegar a los treinta años, Nieto ya se encontraba sirviendo en cargos públicos de relativa importancia
El general Juan José Nieto desempeñó diversos cargos públicos. Fue elegido representante a la cámara para el periodo 1850-1852, se posesionó como gobernador de Bolívar el 22 de julio de 1851, cargo desde el cual decretó en 1852 la expulsión del obispo Pedro Antonio Torre. Fue gobernador de Bolívar por elección popular en 1854 y primer presidente constitucional del Estado Soberano de Bolívar entre 1860 y 1865. De acuerdo con la constitución estatal de 1853, fue reelegido gobernador de Bolívar.
Juan José Nieto Gil era hijo de Tomás Nieto y Benicia Gil, artesanos humildes dedicados a la fabricación de mechas de algodón para las velas de sebo. Pasó sus primeros años de formación académica en Baranoa, pero tras la independencia de Cartagena de Indias en 1811, su familia decidió trasladarse a vivir permanentemente en la ciudad amurallada.
Nieto se inició profesionalmente trabajando como escribiente en el almacén del comerciante canario José Palacio y Ponce de León, quien, pronto reconoció la inteligencia y destrezas de Nieto, por lo tanto, le facilitó el acceso a libros que contribuyeron a la formación autodidacta del joven y eventualmente accedió a otorgarle la mano de su hija María Margarita en matrimonio. Siendo Juan José Nieto mulato, la boda con la hija de un comerciante español supuso un impulso hacia arriba en la escala social de la época. Antes de llegar a los treinta años, Nieto ya se encontraba sirviendo en cargos públicos de relativa importancia
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