Este libro recoge las palabras que Ignacio Chávez pronunció en el III Congreso Mundial de Cardiología, celebrado en septiembre de 1958 en Bruselas. En esta obra el autor analiza el rápido devenir de la medicina en las primeras décadas del siglo xx, así como los beneficios y los perjuicios que ha traído consigo la especialización médica, gracias a la cual el profesional se dedica únicamente a una parcela específica de conocimiento.
El fundador del Instituto Nacional de Cardiología, el primero en su tipo en el mundo, apunta en este discurso la importancia de que los médicos, y en particular los cardiólogos, cultiven el humanismo. Para ello, se remonta a la Antigüedad y lleva al lector/oyente en un paseo por la historia citando las palabras de médicos y pensadores eminentes. El autor señala que humanismo y ciencia no deben concebirse como campos divorciados, sino que uno y otro, en diálogo, pueden ayudar a corregir la deformación científica que el advenimiento de las especialidades ha traído consigo.
El autor señala que humanismo y ciencia no deben concebirse como campos divorciados, sino que uno y otro, en diálogo, pueden ayudar a corregir la deformación científica que el advenimiento de las especialidades ha traído consigo.
