Calderón de la Barca se sirve de los mitos para crear un mundo poético. Concilia el mito y el dogma monoteísta cristiano en el drama, sirviéndose de la alegoría como género. Calderón dramatiza la fe monoteísta por medio de la personificación alegórica. Así en Andrómeda y Perseo hace visibles conceptos abstractos de la teología católica: la fe, la culpa, el albedrío, la gracia, etc. Perseo, en el auto mitológico es Cristo; Andrómeda, la naturaleza; Medusa, la culpa, etc. Así lo declara Calderón en la Loa. En los autos mitológicos Calderón deforma el mito en alegoría, mientras que en sus fiestas mitológicas, en cambio, el mito sigue siendo el núcleo del drama y de la acción. Sentidos cristianos y neoplatónicos se dejan entrever por todas partes, sobre todo en las apoteosis finales, pero no dominan la acción teatral. Calderón nos presenta en sus fiestas de corte los secretos de la vida humana. Se sirve del mito para hablarnos a nosotros, como él mismo apunta en la obra cuando la Música, portavoz de la verdad divina, promete a Perseo "a decirlo sin decirlo, y a saberlo sin saberlo".