La respuesta al terrible estigma de la adicción, su causa y solución, guarda estricta relación entre la marcada e indiferente actitud consumista del modernismo global materialista y la desentendida practica doctrinaria moral-espiritual que exhorta a la especie humana a ser solidaria entre si. Al hábito negativo o “vicio” que involucra un proceso psíquico perturbador, alterado y desordenado, que necesita satisfacer una determinada tolerancia sintomática adicta se lo denomina ADICCIÓN -una enfermedad mental increíblemente poderosa como relativa.
No obstante, se debe decir que nadie nace adicto, pero no dejamos de ser proclives a la influencia de las tolerancias sintomáticas, a los desórdenes mentales o perturbación de los patrones de conducta y a las actitudes antisociales porque -indiferentes a los fundamentos moral-espirituales- permitimos que la memoria cognitiva o nuestra capacidad mental positiva sea absorbida por la información y la cultura negativa de las prácticas sociales aberrantes; esta permisión volitiva empieza a desarrollar en nuestro interior mental pervertido un terrible pensamiento adicto que nos orienta hacia la anarquía y la decadencia existencial.
A la personalidad adicta no puede confundírsele con la adicción, en ningún sentido, sin embargo, siendo ésta un estado perturbado de la personalidad natural puede fácilmente subordinarse al proceso adictivo.
La respuesta al terrible estigma de la adicción, su causa y solución, guarda estricta relación entre la marcada e indiferente actitud consumista del modernismo global materialista y la desentendida practica doctrinaria moral-espiritual que exhorta a la especie humana a ser solidaria entre si. Al hábito negativo o “vicio” que involucra un proceso psíquico perturbador, alterado y desordenado, que necesita satisfacer una determinada tolerancia sintomática adicta se lo denomina ADICCIÓN -una enfermedad mental increíblemente poderosa como relativa.
No obstante, se debe decir que nadie nace adicto, pero no dejamos de ser proclives a la influencia de las tolerancias sintomáticas, a los desórdenes mentales o perturbación de los patrones de conducta y a las actitudes antisociales porque -indiferentes a los fundamentos moral-espirituales- permitimos que la memoria cognitiva o nuestra capacidad mental positiva sea absorbida por la información y la cultura negativa de las prácticas sociales aberrantes; esta permisión volitiva empieza a desarrollar en nuestro interior mental pervertido un terrible pensamiento adicto que nos orienta hacia la anarquía y la decadencia existencial.
A la personalidad adicta no puede confundírsele con la adicción, en ningún sentido, sin embargo, siendo ésta un estado perturbado de la personalidad natural puede fácilmente subordinarse al proceso adictivo.
![Adicción](http://img.images-bn.com/static/redesign/srcs/images/grey-box.png?v11.11.4)
Adicción
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