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¿Qué fue el Holocausto?
Mayo de 1945: Volary, una pequeña ciudad en lo que es la actual República Checa
Gerda Weissmann se encontraba frente a una vieja fábrica de bicicletas. Pesaba 65 libras. Su cabello era blanco, aunque ni siquiera había cumplido los 21 años.
Docenas de mujeres enfermas yacían sobre la paja dentro del edificio. Muchas estaban muriendo. Como Gerda, eran judías. Por muchos años habían sufrido bajo el dominio de la Alemania nazi.
Para Gerda, el horror había comenzado seis años antes.
Era el final del verano. Tenía quince años y estaba en casa de vacaciones. El 1 de septiembre de 1939, el clima era estupendo, con un cielo azul brillante. De repente, los aviones alemanes taparon el sol. Rugieron sobre la casa de Gerda en Bielsko, Polonia. Los tanques rodaban por las calles. El ejército alemán invadía Polonia.
Era el comienzo de la Segunda Guerra Mundial, que duró en Europa hasta mayo de 1945.
Muchos ondeaban banderas nazis. Aplaudían a su nuevo líder, Adolfo Hitler. Les gustaba que Hitler se hubiera apoderado de Polonia. Hitler esperaba apoderarse de toda Europa.
Los judíos de Bielsko no estaban contentos. Sabían del odio de los nazis hacia ellos.
Gerda y su familia tuvieron que abandonar su casa para que los polacos--alemanes vivieran en ella. En el jardín pusieron en un cartel: “No se permiten perros ni judíos”. Ellos vivían en un sótano, sin agua ni electricidad.
Después de un tiempo, todos los judíos de Bielsko fueron detenidos. Los llevaron a diferentes campos de prisioneros. Gerda fue separada de su madre y nunca la volvió a ver. Tampoco volvió a ver al resto de su familia. Durante la guerra, Gerda fue trasladada de un campo de concentración a otro. Trabajaba en fábricas dirigidas por los nazis. Llevaba carbón en los trenes. En 1945, estaba casi muerta.
Sin embargo, Gerda fue una de las más afortunadas. Ella sobrevivió.
Seis millones de judíos no lo hicieron. Fueron asesinados en campos de concentración. Otros seis millones de víctimas también fueron llevadas a la muerte: homosexuales, gitanos, discapacitados y personas de ciertos grupos religiosos y políticos.
Ese día de 1945, en la fábrica, Gerda vio acercarse un automóvil. Dos soldados de EE. UU. saltaron del mismo. Uno, grande y fuerte, se le acercó. A Gerda, le parecía un dios.
—-¿Alguien aquí habla alemán o inglés? —-preguntó en alemán.
—-Hablo alemán —-respondió Gerda. Luego agregó—-: Somos judíos, sabes.
—-Yo también —-dijo el hombre. Su nombre era Kurt Klein—-. ¿Puedo ver a las otras damas? —-agregó. Entonces sostuvo la puerta para que Gerda entrara a la fábrica. Fue un gesto simple y educado. Pero la hizo sentir humana de nuevo.
Un año después, Gerda y Kurt Klein se casaron.
La historia de guerra de Gerda Weissmann terminó con una nota de esperanza. No fue así para los millones que sufrieron el Holocausto.
La palabra holocausto, de origen griego, significa “sacrificio por fuego”. Pero también significa cualquier gran destrucción y pérdida de vidas.
De 1939 a 1945, en toda Europa, los judíos y las personas de otros grupos fueron asesinados simplemente por ser quienes eran.
¿Cómo sucedió esto?
CAPÍTULO 1
Antisemitismo
El antisemitismo es el odio a los judíos. Se remonta miles de años atrás a la antigua Roma.
Cuando el cristianismo se afianzó en el mundo, el sentimiento antijudío se extendió. Falsas historias contaban que los judíos habían matado a Jesús. Los culparon de causar enfermedades y malas cosechas. Esto provocó ataques violentos contra ellos. Se aprobaron leyes antijudías: en algunos países de Europa, no podían poseer tierras, ni ser ciudadanos.
En tiempos más recientes, alrededor de 1800, los países de Europa decretaron leyes más justas. La vida se abrió para el pueblo judío. Tenían más libertad. Algunos judíos mantuvieron sus viejas costumbres, otros no. Los judíos se consideraban cada vez más alemanes... o austríacos... o franceses... antes de considerarse judíos.
Luego, en 1914, el káiser (emperador) de Alemania comenzó una guerra mundial en Europa que duró hasta 1918, cuando tuvo que rendirse. Alemania firmó un tratado con términos muy duros para ella: tenía que deponer al káiser, devolver territorios y disolver su ejército. Por iniciar la guerra, tenía que pagar miles de millones de dólares a los países que había atacado. Pero Alemania no tenía dinero.
Como en el pasado, la culpa de los males de Alemania recayó en los judíos. En 1919, Alemania intentó establecer una democracia. El grupo de representantes electos se llamaba Reichstag. También se eligió un presidente, que a su vez, eligió un canciller. El canciller tenía mucho poder, pero tenía que responder ante el presidente y el Reichstag.
Se suponía que este nuevo gobierno ofrecería un futuro mejor para Alemania. Pero enfrentaba grandes desafíos. Por ejemplo, ¿cómo pagaría Alemania el dinero que debía? El gobierno pensó que la solución era imprimir dinero. Más y más dinero.
Pronto hubo tantos marcos alemanes, que casi no valían nada. Los precios subían día a día, hora a hora. Un hombre compró una taza de café por 5000 marcos, ya un precio muy alto. Cuando pidió una segunda taza, ¡el precio se había disparado a 9000 marcos! La gente llevaba dinero en efectivo en carretillas.
En 1929, millones de alemanes estaban sin trabajo, y se quedaron sin ahorros. Muchos querían un cambio, un nuevo gobierno en el país.
Pero, ¿quién podría llevar al país a un futuro nuevo y mejor?
Los alemanes recurrieron a la peor persona que podían elegir: Adolfo Hitler.
CAPÍTULO 2
Adolfo Hitler
Cuando Adolfo Hitler era niño, nadie esperaba mucho de él. Nació el 20 de abril de 1889, en un pequeño pueblo de Austria llamado Braunau am Inn. Limitaba con Alemania, y la gente de allí hablaba alemán. Su familia era pobre, pero lo educaron bien.
El padre de Hitler era un hombre duro, estricto y rápido para castigar. Quería que su hijo trabajara en el gobierno. Pero a Hitler no le interesaba; él quería ser artista.
Hitler era un estudiante perezoso, y después de la muerte de su padre, comenzó a reprobar clases. Unos años más tarde, abandonó la escuela. Sabía que su madre lo apoyaría pues ella siempre lo había malcriado. Así que no hizo mucho de nada. Simplemente soñaba despierto.
En 1907, Hitler fue rechazado por una escuela de arte. Al final del año, su madre murió. Sin nada que lo mantuviera en casa, se mudó a Viena, la capital de Austria. Una vez más, se relajó, hablando en cafés sobre política, arte e ideas.
Viena tenía una gran comunidad judía. Pero era conocida por su antisemitismo. Se vendían muchos periódicos y panfletos antijudíos. Hitler los leía todos. El alcalde también hablaba en contra de los judíos. Más tarde, Hitler diría que fue en Viena donde sus ideas se consolidaron.
Pasaba el tiempo, y Hitler no encontraba trabajo. Tuvo que vender sus pertenencias y dormir en los bancos del parque. Finalmente se instaló en un hogar para pobres, sobrevivía vendiendo su arte. Hitler, un fracasado y conocido por sus ataques de ira, no tenía hogar ni amigos. Dejó Viena en 1913.
Hitler sentía que en Alemania tendría más futuro que en Austria. Así que se mudó a la ciudad alemana de Múnich. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, se alistó en el ejército alemán. En el ejército, encontró el éxito finalmente y ganó medallas por su valentía. Cuando Alemania se rindió, Hitler se sintió destruido. Como tantos otros, culpó a los judíos por la derrota.
Y estaba listo para hacer algo al respecto.