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Adelgaza Sin Dietas

Balboa Press

Chapter One

Comienza tu vida de nuevo

Estoy segura de que ya has leído unos cuantos libros sobre cómo perder peso. Seguro, casi seguro, que este no es el primero. Sin embargo, me gustaría que tomases la lectura de este texto como si fuese el primero. ¿Por qué? Porque tu vida comienza de nuevo a cada momento y este argumento es el que, en realidad, te lleva a saltarte las dietas y los grandes propósitos que tienes respecto a tu cuerpo. ¿Por qué? Porque mañana tu vida comienza de nuevo. Así que no te pido nada que no hagas habitualmente. ¡Hazlo de nuevo!

El primer resultado satisfactorio será el de hacerte caso a ti mismo. ¿Hay algún objetivo mejor que el de sentirse bien con uno mismo? Probablemente no. Es más: si te sintieras bien con tu peso actual no estarías leyendo este libro. Y todavía te digo algo más: si te sintieras realmente bien tendrías tupeso ideal.

Es extraño que te lleves la contraria de esta manera ¿verdad?

Quisieras perder peso pero comes más de la cuenta y te mueves poco.

Quisieras perder peso pero haces lacompray llenaslaneverade golosinas.

Quisieras perder peso pero todas tus citas sociales son en restaurantes.

Quisieras perder peso pero te atiborras al llegar a casa por la noche. Es una manera de sabotearte y restarte poder sobre tu propia vida. Extraño ¿no te parece?

El peso es algo muy fácil de trabajar, pues lo resultados saltan a la vista y son claramente mensurables. Comprobar si has adelgazado es tan sencillo como mirarte al espejo. Claro que tampoco da mucho pie a interpretaciones y esto lo convierte en una auténtica molestia. Se puede disimular ser mentiroso compulsivo pero no se pueden disimular los kilos en traje de baño. De hecho "¡qué delgado estás!" Es un piropo frecuente en el siglo XXI Estamos tan rodeados de publicidad y mensajes que lo halagan que estar delgado se ha convertido en un valor en alza. Lo que queremos cambiar es nuestro cuerpo y es difícil no darte cuenta de que tienes tripa cuando es tan evidente para ti y el resto. ¿Sí? Pero si quieres dejar de tenerla, si realmente quieres estar más delgado ¿por qué no haces lo que sabes que tienes que hacer para adelgazar?

Por qué no haces lo que sabes que tienes que hacer para adelgazar

Hay muchas respuestas a esta pregunta pero la que estoy a punto de decirte las resume todas: porque escuchas lo que te dice tu mente y no lo que dice tu cuerpo.

Tu cerebro, que es el que produce la señal de hambre y ganas de comer, lo está haciendo sin realmente ponerse en contacto con tu cuerpo. Dicho de otra forma, se hace llevar por estímulos que poco tienen que ver con necesitar o no comer. Hace ya tiempo que perdió la fina capacidad de comunicarse con el estómago y es medio sordo o completamente sordo a sus señales. De hecho no serías el único en comer sin tener hambre porque ya no sabes qué es tener hambre. Tedejas llevarpor impulsos que noobedecen a una necesidad real de comer sino de otras cuestiones que tienen muy poco que ver con el estómago, por ejemplo: la frustración.

Satisfacción inmediata

Cuando comes sucede algo especial, muy especial, en todo tu organismo. Múltiples funciones se desatan. Pasa algo real, muy real y que contiene una química concreta. Las sustancias que segregas cuando comes recorren tus venas. Está pasando. Lo sientes.

Esto produce en ti, en tu cuerpo, una emoción de satisfacción que es tan evidente como la química que recorre tu cuerpo. Así que la satisfacción que te da comer es inmediata. El resultado es rápido pero no duradero, puesto que probablemente estés intentando encubrir otra demanda emocional mucho más profunda que tenga que ver con la frustración. Sin embargo, has conseguido en poco tiempo pasar de la frustración a la satisfacción. Suena bien ¿verdad?

Aunque sabes -muy bien- que, tras unos minutos o unas horas, lo que sentirás de nuevo será frustración excepto que ahora acompañada de otro elemento menos agradable todavía: la culpa.

Ahora tienes más razones para sentirte mal pues no sólo sigues pesando lo que pesabas sino que, además, no te has hecho caso y te has faltado el respeto incumpliendo tus propias promesas. La motivación para seguir adelante, tras tantos intentos fallidos por hacerte caso, comienza a escasear. Todo tiene un límite y estás tocando fondo. ¡Esta será la última vez que te sientas de esta manera! Te dices a ti mismo. La rabia te lleva a tomar una decisión y comienzas una nueva dieta que has leído, te han contado y asegurado que funciona. Tiene sentido, en cuatro semanas pierdes peso: Si comes esto y gastas esto pesarás esto. ¿No es lógico? Tan sólo has de organizarte y tener voluntad. Ya no quieres seguir teniendo este peso que no te gusta. No más. Es hora de que realmente te pongas a dieta sí o sí. Pero, ¿recuerdas? Tu cerebro, que es el que controla la situación, está mal programado y lo que conseguirás con la dieta no será reprogramarle sino ignorar sus órdenes durante las próximas semanas. Le vas a castigar y te vas a esforzar por no seguir sus impulsos. Y como vas, muy probablemente, a sufrir con ello, querrá su recompensa al final del proceso: comer lo que quiera, cuando quiera y cuánto quiera, volviendo a alcanzar tu peso en poco tiempo y, con un poco de mala suerte, superarlo.

Y es después de contarte esto cuando te quiero explicar porque este método te permitirá comer lo quieras, cuando quieras y cuánto quieras sin que sea una brutal venganza.

Es muy importante que así sea. Tu cuerpo, es decir: TU, quieres disfrutar de la vida y de la comida ¿sí? Y cualquier cosa que no sea así te va a hacer que te declares en rebeldía. Los humanos somos así. Buscamos la libertad a cualquier precio. A veces incluso a precios muy caros como el de sentirnos gordos.

Y este es el motivo fundamental para que lleves a cabo cuanto antes el método. Has de reprogramar tu cerebro, ponerle a trabajar a tu favor y al mismo tiempo darle placer para que no se tome la justicia por su cuenta.

El momento para comenzar es AHORA

Ignoro cuanto tiempo extra piensas que te van a dar por cada día que pases viviendo con los hábitos mal aprendidos respecto a la comida, pero en realidad cada día que pasa ya lo has vivido y no va a volver. Es más, cada bocado que comas tendrás que digerirlo y formará parte de tu cuerpo. En otras palabras: el momento de ponerse en marcha es AHORA. Las cosas importantes son importantes. Punto.

En las próximas páginas te explico, desde diferentes puntos de vista, lo que está sucediendo en ti, ahora mismo, que te estás preparando para comenzar a cambiar, y lo que cambiarán, sin que lo fuerces, las pautas. Mi consejo es que te lo leas todo pues aunque quizá con algunos puntos no te sientas identificado, otros puede que sean justo aquellos que necesitas conocer para comprenderte mejor.

La energía que inviertes en adelgazar puedes utilizarla para muchas otras cosas que te darían más placer.

Sabes que este tema es fundamental porque inviertes gran cantidad de energía en ello. Desde mirar las calorías en los paquetes de comida en el supermercado hasta sentirte gordo, pasando por no saber qué ropa ponerte y comprando productos anticelulíticos o que adelgazan.

Si pudieses acumular todo el tiempo que has vivido pensando, cocinando, viviendo bajo la idea de estar a dieta o sentirte mal por no tener el cuerpo que deseas, una de dos: te echarías a llorar o te reirías profusamente. Ahora piensa cuántas cosas pueden llegar a cambiar en tu vida si pierdes esos kilos. Mejor que eso todavía, cuánto puede cambiar tu vida si dejas de invertir toda esta energía en el tema adelgazar y la inviertes en pasártelo bien, hacer cosas que te gusten, lograr tus sueños y dedicarte a sentirte bien.

Es este tipo de comportamientos los que a menudo nos hacen sentir angustiados, estresados y sin tiempo y no sabemos por qué. Si tenemos pensamientos reiterativos sobre un tema negativo vamos minando nuestra capacidad de estar bien y de relajarnos, de sentirnos a gusto simplemente estando. Nos desgastamos, sin darnos cuenta, cuando somos nosotros mismos -ni el trabajo ni la familia- lo que nos resta tiempo y vitalidad. Nos machacamos mentalmente y cuando nos llega la factura por nuestro derroche de negatividad nos sorprende lo cara que es. Puede que esto que acabo de decirte parezca exagerado pero es más realista de lo que te puedas llegar a imaginar. Porque a menudo la factura es tan cara que no la queremos ni mirar y no cambiamos de peso por no cambiar de vida pensando que así nunca tendremos que pagarla.

Chapter Two

No cambiamos de peso por no cambiar de vida.

En las sesiones con mis clientes me encuentro a menudo con el miedo a que cambiar de peso cambiaría el entorno. Bajo la resistencia a adelgazar se camufl a, frecuentemente, el miedo a que nos miren, a ser más valorados, a que la pareja tenga celos o a decepcionar a nuestra familia que nos ama tal y como somos. El miedo a tener éxito, a que nos respeten, a triunfar, a ser amados, queridos, a ser más de lo que somos es el motor del sabotaje. ¿Curioso, no te parece? Es que los seres humanos somos realmente extraordinarios incluso en el arte de hacernos la vida imposible.

Habita un personaje dentro de ti y de mí que está aterrorizado ante la idea de crecer pues, aunque hasta ahora, ha sobrevivido incómodamente, no sabe lo que le espera si fi nalmente crece. Este personaje, que muy bien podría ser tu niño interior, desarrolló estrategias para conseguir amor y aprobación a su alrededor y, a pesar de que ahora ya no las necesite, las sigue utilizando convencido de que los demás no le querrán si no lo hace. Mientras tanto vive oculto en tus sueños y en tus pensamientos más íntimos. Hay que permitir que se muestre para poder otorgarle el coraje que requiere para superar sus limitaciones. Actuando desde la sombra no puede ayudarte. Sin embargo, aflorando a la luz, puede que tengas la oportunidad de enseñarle con cariño que no hace falta seguir jugando a aquel juego pues no tiene que hacer nada para ganarse el amor que le corresponde por el simple hecho de existir. Si pudieses hablar con él te confesaría su mayor miedo: ¿Me querrán los demás siendo delgado?

¿Nos querrán los demás siendo delgados?

Todos los que te conocen, te conocen así, tal y como eres. Es decir, continuamente a dieta, hablando de tu peso, controlando lo que comes, comiendo de más, repitiendo postre, bebiendo cervecitas, etc.

Si dejo de hacer todas estas cosas que me definen ¿dejarán ellos de quererme?

Esto, que no parece lógico, puede ser el eje de nuestros auto sabotajes. En la experiencia como coach aprendo, en casi cada sesión, diferentes maneras de sabotear nuestras metas con excusas de este tipo bien encubiertas y disfrazadas, por supuesto. A menudo estas limitaciones son difíciles de detectar pues están muy bien maquilladas con el maquillaje especial de moda en todo el mundo: "Yo soy así"

Sí, sí, aunque suene a contradicción -otra más- el estar enamorados de nosotros mismos muchas veces nos lleva a no querer desprendernos de hábitos que nos definen y con los que nos identificamos. Piénsalo por un momento: Si llevas veinte años por encima de tu peso ideal ERES esa persona, lo has sido más tiempo del que no has estado preocupado por tu peso, por lo tanto, estar delgado puede significar SER otra persona. Y esta nueva persona ¿será amada? ¿Aceptada?

Este miedo, visto así, parece lógico ¿o no? ¿Te amas tal como eres?

La mayor resistencia: Me amo tal y como soy

Si realmente fuese así no estarías leyendo estas líneas. Quien quiere peder peso lo hace bajo la creencia de que si pesase diferente su vida sería diferente, se querría más así mismo y sería más feliz. Así que el encuadre estaría mejor bajo el rótulo: "Me quiero tal como soy y quiero estar delgado". De hecho si no fuésemos capaces de imaginarnos más delgados, visualizarnos, tener una visión ideal de cómo sería nuestra vida y nuestro cuerpo con unos kilos de menos, si no visualizásemos el futuro no sabríamos que podemos conseguirlo. Sin embargo, esta resistencia funciona muy bien y es uno de los últimos subterfugios que utilizamos: "si así también soy feliz", "no hace falta ser delgado para ser feliz" "hay tanta gente pasando hambre en el mundo". Pero no deja de ser lo que es: sabotear nuestra decisión de adelgazar.

Por supuesto que la felicidad consiste en amarse tal y como uno es, pero eso implica también cambiar cariñosamente con lo que no me siento a gusto. Yo les pido a todos mis clientes que no se juzguen ni se critiquen severamente por nada. Que se traten como si fuesen un niño de cinco años que está aprendiendo a montar en bici y no se regañen por no conseguirlo el primer día. Cambiar requiere paciencia y cuidado. Aprender algo nuevo lleva tiempo. Así que te pido que seas paciente contigo mismo, que te cuides y te animes durante todo el tiempo que sigas las pautas. Tal y como lo haría yo si vinieses a mi consulta. Yo te diría algo parecido a esto: ¿Cómo te gustaría hacerlo la próxima vez? Si lo puedes imaginar mejor, lo puedes hacer mejor. Es humano ser imperfecto. Todo está bien. Lo vas a conseguir, sin duda.

¿A quién vas a buscar cuando te miras en el espejo?

¿Te das cuenta de que casi siempre que te miras en el espejo vas a buscar a alguien que ya no existe? Casi todos nos miramos esperando encontrar la piel de los veinte años, el pecho de los veinticinco y los músculos de los treinta, cuando tenemos la piel de los cuarenta años, el pecho de los cincuenta y los músculos de los cincuenta y siete. Y es de lo más curioso pensar que muy pocos vivimos la edad que verdaderamente tenemos sino añorando tiempos pasados. Este truco mental es muy molesto, pues ni nos permite disfrutar del presente ni nos da una perspectiva real de futuro ya que hacemos planes con nuestra imagen mental de hace un montón de años y no con la corresponde al presente. Si pensamos con un poco de lógica, nos daremos cuenta de que el cuerpo que tenemos ahora está en mejores condiciones de lo que estará dentro de diez años y, aunque alcancemos nuestro peso ideal y lo mantengamos, el cuerpo del pasado ya no regresará.

El tiempo pasa. Podemos adelgazar y estar más ágiles y más fuertes, pero el cuerpo de antes no volverá. Lo que sucede es que nuestra lógica es algo que varía con nuestras emociones

La lógica varía con las emociones

¿Puede ser? ¡Si la lógica no tiene nada que ver con el corazón! ¿Estás seguro? Es lógico darle una patada a la moto cuando no arranca tras quince minutos de desesperante intento bajo la lluvia, pero no es lógico darle una patada en una bonita mañana de verano bajo un Sol radiante y arrancando a la primera. Así que ¿es lógico patear la moto, después de todo? La lógica humana tiene sus vicisitudes.

La importancia de este hecho radica en las consecuencias que produce en, precisamente, nuestras emociones. Cuando hacemos esto nos decepcionamos y nos sentimos peor. Y casi todos lo hacemos. A este cuerpo, el que tienes ahora mismo, sobre el que piensas que le sobran unos cuantos kilos, no se quedará como el cuerpo que tenías hace diez años si le quitases unos kilos, así que puede ser que, aunque adelgaces, sigas en tu persecución de la eterna juventud de todas formas. En tu fuero interno intuyes que hagas lo que hagas no lo conseguirás. Y es cierto. Hagas lo que hagas nunca tendrás diez años menos. Es la razón fundamental de que a muchos nos cueste enormemente vernos, un buen rato, completamente desnudos en un espejo. Gustarnos y aceptarnos tal como somos nos acerca mucho a la posibilidad de adelgazar para siempre, pues nos compararemos con el cuerpo presente, no con el cuerpo pasado, y nuestros progresos los mediremos con entusiasmo y realismo. Por si esta razón no fuera suficiente para enamorarnos de nuestro cuerpo, cada vez que no lo hacemos y pensamos en términos negativos de nosotros mismos estamos minando nuestra autoestima, contribuyendo a la frustración y preparándonos para vivir más momentos en los que, arrastrados por el deseo de sentirnos mejor, nos entreguemos a las autocomplacencias compulsivas que nos ofrecen las satisfacciones inmediatas tras comernos una tarta de chocolate.

Chapter Three

La verdad sobre tu sobrepeso

Seguro que en alguna ocasión has pensado en el típico hombre gordito y feliz. ¿Verdad? Cómo reconforta saber que hay gente que siendo gordita es feliz. Esa imagen de la felicidad está basada en la aceptación de uno mismo y aun siendo bien cierto que muchas personas teniendo kilos de más se sienten más felices y satisfechas que otras que son delgadas, no es más que una excusa bastante barata. Es como no decir nada. Una generalización con tanto valor como que hay algunos españoles más felices que otros. Sin lugar a dudas hay muchos factores en la vida de cualquiera que influyen en el estado de ánimo. El caso es que tú estás leyendo esto porque pesar más de lo que te gustaría influye en tu estado de ánimo, en tu autoestima, y eso es lo que realmente subyace en el sobre peso. La falta de amor propio.

La grasa nos protege. Es una manera que encontramos de desplegar un escudo protector para intentar no sentir los ataques de la vida. Ocupamos más lugar –físicamente- y estamos más alejados de los otros. Ganamos terreno y se lo ganamos al resto. Esto es lo que quizá haga que cuando riamos siendo gorditos se nos vea más que cuando reímos siendo delgados. ¿Se ríen más setenta kilos que cincuenta?

(Continues...)

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