Desde tiempos ancestrales, en Mesoamérica, así como en la Region Andina, el hombre intento acercarse a los dioses escudriñando el firmamento. De la sola contemplacion pronto se percato que la observacion de los cuerpos celestes podía proporcionarle un medio adecuado para ordenar sus actividades. Así se desarrollaron los primeros sistemas calendáricos que eran el resultado de la transferencia de los ritmos del cielo a la sociedad de donde habían surgido. Este aspecto práctico de la observacion celeste se dio en forma paralela con la evolucion de los conceptos religiosos que condujeron a la identificacion específica de deidades con ciertos cuerpos celestes. El culto y la observacion meticulosa se fundieron en una misma actividad, reservada en forma exclusiva a la élite de los sacerdotes-astronomos