La Tierra está repleta de paisajes y texturas, sonidos y vibraciones, olores y gustos, campos eléctricos y magnéticos. Pero cada animal está encerrado en su singular y propia burbuja de sensaciones, y percibe apenas un pequeño fragmento de un mundo inmenso. Este libro nos da la bienvenida a dimensiones hasta ahora insondables: el mundo tal y como lo comprenden los animales. Nos encontramos con escarabajos a los que les atrae el fuego, tortugas que pueden rastrear los campos magnéticos de la Tierra, peces que llenan los ríos con mensajes eléctricos y humanos que utilizan el sonar como los murciélagos. Descubrimos que las escamas de la cara de los cocodrilos son tan sensibles como las puntas de los dedos de un amante, que los ojos de un calamar gigante evolucionaron para poder ver ballenas que brillan, que las plantas vibran con las canciones inaudibles del cortejo de los insectos y que incluso una simple vieira cuenta con un sentido de la vista complejo. Aprendemos qué ven las abejas en las flores, qué escuchan los pájaros cantores en sus melodías y qué huelen los perros cuando pasean por la calle. Escuchamos historias de descubrimientos fundamentales para la disciplina científica mientras miramos al futuro hacia los numerosos misterios que quedan por resolver. En La inmensidad del mundo el autor y aclamado periodista científico Ed Yong nos acompaña más allá de los confines de nuestros propios sentidos, y nos permite percibir la red de aromas, ondas electromagnéticas y pulsos de presión que nos rodean. Porque para poder entender nuestro mundo no necesitamos viajar a otros lugares, sino ver a través de otros ojos.

The Earth teems with sights and textures, sounds and vibrations, smells and tastes, electric and magnetic fields. But every kind of animal, including humans, is enclosed within its own unique sensory bubble, perceiving but a tiny sliver of our immense world. In An Immense World, Ed Yong coaxes us beyond the confines of our own senses, allowing us to perceive the skeins of scent, waves of electromagnetism, and pulses of pressure that surround us. We encounter beetles that are drawn to fires, turtles that can track the Earth’s magnetic fields, fish that fill rivers with electrical messages, and even humans who wield sonar like bats. We discover that a crocodile’s scaly face is as sensitive as a lover’s fingertips, that the eyes of a giant squid evolved to see sparkling whales, that plants thrum with the inaudible songs of courting bugs, and that even simple scallops have complex vision. We learn what bees see in flowers, what songbirds hear in their tunes, and what dogs smell on the street. We listen to stories of pivotal discoveries in the field, while looking ahead at the many mysteries that remain unsolved.